Sabotaje al Montaje es el nombre artístico de Matías Mata, un artista lanzaroteño con proyección internacional que allí donde va deja una huella ante la que difícilmente se puede permanecer indiferente.
La sensibilidad y la pasión que pone en su trabajo se pueden ver desde hace días en La Victoria de Acentejo, en la reciente rotonda creada entre la intersección de la carretera general (TF-217) y la avenida Mencey Bencomo. Es la principal entrada al municipio, por la que circulan a diario miles de conductores atraídos por un impresionante mural que ya forma parte del alma del pueblo.
La obra rinde homenaje a las tradiciones locales y a los hombres y mujeres que pusieron su grano de arena para conservarlas, como es el caso de la alfarera Adela Hernández, Medalla de Plata de Tenerife, o el carpintero José Antonio Gutiérrez, uno de los últimos que elabora la silla victoriera, un elemento mobiliario muy común en los hogares de Tenerife, y en especial de la historia artesanal del municipio, que aspira a convertirse en Bien de Interés Cultural (BIC).
La primera, que también alcanzó prestigio internacional, tiene una calle con su nombre, muy cerca del que era su domicilio. En la carpintería del segundo se fabricaron todas las sillas que se encuentran en el salón de plenos del Ayuntamiento.
Ambos rostros son conocidos y todavía no han terminado de ser plasmados. Sin embargo, muchas personas se preguntan a quién pertenece el de la enigmática mujer que bebe una copa de vino a través de la cual se refleja el Teide, tal y como se ve desde La Victoria.
Es ficticio, inspiración del artista, quien decidió plasmar así este producto de la tierra, una de las principales señas de identidad de la localidad y de la comarca de Acentejo: “Para mí el vino tiene nombre de mujer, no solo porque son muchas las que ya trabajan en este sector sino porque la mujer bebiendo vino es otra cosa”, bromea.
La Victoria de Acentejo cuenta con una tradición vitivinícola centenaria que se remonta a principios del siglo XVI, cuando se plantaron las primeras cepas. Esa perdurabilidad explica el enorme arraigo y la importancia que la cultura del vino tiene en este municipio, también para preservar el paisaje agrícola.
Fue el alcalde, Juan Antonio García Abreu, quien contactó hace un par de meses con Sabotaje al Montaje para proponerle que interviniera en la pared. Hablaron de los conceptos, el artista le presentó el boceto, y el proyecto salió adelante. Para conseguirlo, se documentó sobre Adela y José Domingo a través de archivos históricos y de personal del Ayuntamiento.
Consiguió fotos de ambos y puso sus “propios guiños”. Comenzó el día 16 y el 28 le gustaría tenerlo listo porque tiene un viaje previsto para el 1 de junio, “y después de estos maratones necesito dos días de descanso”, apunta.
Se levanta a las 06.30 y a las 08.00 horas ya está subido en la grúa y empieza a pintar. La única pausa que se permite es al mediodía para almorzar y sigue trabajando hasta que cae la tarde. No hay fines de semana “porque para un autónomo es lo mismo un domingo que un martes, por eso este domingo me lo como con papas”, dice riéndose.
Matías siempre trabaja solo. Únicamente en murales de dimensiones excepcionales, de 800 o 1.000 metros cuadrados, cuenta con la ayuda de un asistente. No es este el caso ya que la pared, de 20 metros por 7, es de tamaño estándar. Su complejidad radica en los elementos del diseño y en la escala de colores, que son básicamente dos: una docena de grises y unos 30 rojos diferentes. Además, es su primera obra en La Victoria y siempre que realiza una intervención en Tenerife “le gusta darlo todo”.
La rotonda, de 30 metros de diámetro exterior con tres ramales, fue terminada en agosto del año pasado. La vía tiene una densidad de 3.500 vehículos diarios y es muy utilizada, porque es un paso obligado para quienes desean evitar la autopista y comunicarse con las localidades vecinas. “Es de locos la cantidad de coches que pasan por aquí, sacar una foto sin uno delante es casi imposible, solo puedo hacerlo antes de las ocho de la mañana”, sostiene.
Igual de imposible que no ver estos días a Matías mientras trabaja. “Tocan la pita todo el rato y si me giro cada vez que lo hacen, no pinto, así que me pongo el auricular y escucho música para poder concentrarme”, confiesa.
Sabotaje al Montaje está “maravillado y sorprendido” con la respuesta de los vecinos y vecinas, “que están aceptando muy bien el mural” al que, como la mayoría de sus trabajos, no le pone título porque al final, “lo hace la gente”.
Cuenta que el otro día alguien le comentó: “Falta la cuarta”, y no descarta que quizás pueda ser el nombre definitivo o el elegido para referirse a su obra, con la que la gente se siente identificada, “ya que refleja sus señas de identidad y sus raíces culturales”, subraya.
Matías agradece la buena acogida que ha tenido en el pueblo y por eso tiene claro que celebrará el final de su trabajo siguiendo sus costumbres: en un guachinche de la zona, y no le faltará la cuarta de vino.
Adela Hernández, una artesana ‘todoterreno’ y Medalla de Plata
Adela Hernández, o Adela Brito, como la conocían en el barrio, fabricó todo tipo de utensillos artesanos. Desde braseros hasta tallas para el agua, tostadores de millo, tazas, platos y calderos, la hicieron merecedora de la Medalla de Plata de Tenerife.