Con la llegada del verano y el incremento de vuelos desde el Reino Unido hacia distintos destinos de Europa operados por aerolíneas como Jet2, Ryanair, EasyJet o TUI, se ha emitido una advertencia importante: está prohibido ingresar productos de origen animal, como carne o lácteos, a territorio de la Unión Europea.
La normativa, de carácter comunitario y ya en vigor, ha sido recordada por la empresa especializada en turismo fluvial European Waterways. Su portavoz, la asesora de viajes Maryanne Sparkes, ha recalcado que “no se permite el ingreso de carne ni lácteos procedentes de países no pertenecientes a la UE, incluso si están contenidos en bocadillos preparados”.
Lo que debes saber antes de volar
Muchos pasajeros preparan snacks o comidas para consumir durante el vuelo, lo cual sigue siendo posible. De hecho, Sparkes aclara que no hay inconveniente en consumir este tipo de alimentos dentro del avión o en el aeropuerto antes de embarcar. El problema surge si se intenta introducirlos en el país de destino: “Para evitar multas o posibles sanciones penales, esos productos deben desecharse antes de salir del avión o al llegar a la terminal”, puntualiza.
Por ello, se recomienda comer antes de embarcar, aprovechar el servicio de comida a bordo o llevar productos no restringidos si se planea consumir algo más tarde en el viaje.
Qué alimentos están permitidos
Según la información publicada por el medio británico Birmingham Live, sí se pueden transportar cantidades limitadas de ciertos alimentos, como frutas, vegetales, huevos, miel y ovoproductos. En cuanto a productos del mar, se autoriza una cantidad máxima de 20 kilogramos o el peso de un solo pez entero, eligiendo la opción que sea mayor.
¿Por qué esta restricción?
Esta medida no es exclusiva para los ciudadanos británicos, sino que afecta a cualquier viajero que proceda de fuera del espacio comunitario. Desde que el Reino Unido abandonó la UE con el Brexit, sus productos ya no tienen libre acceso al mercado interior europeo.
La normativa busca salvaguardar la salud pública, la seguridad alimentaria y la protección del ecosistema agropecuario europeo. No responde a intereses comerciales, sino a criterios de bioseguridad que pretenden prevenir la propagación de enfermedades y proteger la cadena alimentaria europea.
Posibles sanciones
En caso de incumplimiento, los productos prohibidos serán incautados y destruidos por las autoridades fronterizas, y el viajero podría enfrentarse a una multa o incluso a cargos penales. Para evitar problemas, lo más sensato es seguir las directrices europeas y abstenerse de viajar con alimentos restringidos.