Abrir la despensa, encender la luz del garaje o revisar el patio trasero y toparse con una sombra rápida, unas patas que escapan… Eso puede parecer una simple molestia —un inquilino no deseado— pero, en realidad, para muchas viviendas y edificios en el Archipiélago, es la señal de un posible vector de enfermedades que puede afectar la salud humana: las ratas.
Las ratas —en particular la Rattus norvegicus (rata gris) y la Rattus rattus (rata negra)— no sólo representan un problema de higiene, sino también de salud pública.
¿Qué peligros concretos existen en las Islas?
Una investigación realizada por el grupo de Parasitología de la Universidad de La Laguna encontró que en las Islas Canarias se capturaron roedores en distintos municipios y se detectaron bacterias del género Leptospira interrogans y Leptospira borgpetersenii, vinculadas a la enfermedad de Weil (una forma grave de leptospirosis).
Asimismo, otro estudio detectó que los roedores isleños albergaban especies del protozoo Cryptosporidium spp., lo que confirma que están presentes patógenos zoonóticos en los ecosistemas urbanos y periurbanos canarios.
Y más recientemente, en el resto de España se confirmó la presencia del virus Rocahepevirus ratti — conocido como “hepatitis de las ratas” — en humanos, y se halló que cerca del 30% de las ratas de algunas zonas eran portadoras, según informa El País.
Vías de contagio: cómo llegamos a estar en riesgo
Las ratas concretan el riesgo a través de varias rutas:
- Orina o heces que contaminan alimentos, agua, superficies.
- Hospedadores intermedios: en el caso del parásito Angiostrongylus cantonensis, detectado en Tenerife, las larvas pueden llegar al ser humano a través de vegetales sin lavar o caracoles/babosas infectados.
- Pulgas o ectoparásitos que viven en roedores y pueden transmitir bacterias como la Rickettsia typhi (causante del tifus murino) en regiones subtropicales.
¿Por qué Canarias tiene más razones para estar alerta?
- Las condiciones climáticas más suaves, con inviernos relativamente cálidos, favorecen la supervivencia de roedores todo el año.
- Las infraestructuras urbanas antiguas, contenedores de residuos mal sellados y viviendas vacías por turismo o segundas residencias crean focos ideales de proliferación.
¿Estamos ante un brote latente o solo ante el inicio de un problema mayor?
Aunque en Canarias no se han publicado públicamente grandes brotes vinculados directamente a ratas en viviendas urbanas en masa, los estudios científicos confirman la presencia de los patógenos y la infraestructura de riesgo. Es, por tanto, un escenario de riesgo real más que de alarmismo infundado.
El hecho de que se detectan bacterias o parásitos en roedores urbanos sugiere que la plaga ya está “preparada” para actuar si se dan las condiciones adecuadas.






