El Ayuntamiento de Santa Cruz ha aplicado mano dura contra el maltrato animal y ha interpuesto dos sanciones a sendos vecinos del municipio por contravenir la ordenanza de Protección y Tenencia Animal debido el mal estado en el que mantenían a sus perros. El total de las multas, tipificadas como graves, asciende a 20.000 euros, 10.000 por cada uno de los propietarios.
El área de Servicios Públicos, al frente del concejal Carlos Tarife, tras los respectivos informes policiales que se acompañaban de documentos fotográficos y vídeos, acreditó el pésimo estado en el que fueron hallados los perros, incoando por tanto dos sanciones debido a las deplorables condiciones higiénico-sanitarias y el estado de abandono de estos canes.
El primer caso, según el expediente sancionador al que ha tenido acceso DIARIO DE AVISOS, tuvo lugar el pasado 27 de mayo, cuando agentes de la Policía Local acudieron a una calle del barrio La Salud para atender una denuncia relativa a las condiciones en las que una persona, con problemas psiquiátricos. mantenía a un perro en su vivienda.
Los policías comprobaron que el animal estaba abandonado en la azotea, siendo alimentando e hidratado durante casi ocho meses con cacharros de agua que lanzaban los vecinos desde sus terrazas ante la ausencia de la propietaria de la vivienda. Días después los agentes regresaron a la casa y escucharon ladridos del perro, mientras que una vecina confirmó que el can estaba en estado de abandono a pesar de que días atrás había acudido otra mujer y había encerrado al animal en una habitación.
Tras localizar a la copropietaria, ésta explicó que su madre era quien dejó al perro abandonado. Se contactó con la dueña del animal, pero ésta amenazó con hacer desaparecer al animal, por lo que los policías decidieron acceder a la casa y entraron desde la azotea anexa, donde comprobaron las lamentables condiciones de insalubridad en la que vivía el perro, el cual que ya no se encontraba allí. Finalmente se localizó al animal, que fue entregado al albergue Valle Colino.
El informe veterinario demostró que era un macho de pequeño tamaño, de ocho años, que carecía del microchip. Su estado era bueno pese a sufrir patologías por el pésimo trato recibido. El perro fue adoptado el 12 de junio por un familiar de la tenedora, pero Servicios Públicos multó a la dueña por mantener al perro abandonado, encerrado y conviviendo son sus propios excrementos. Una infracción grave sancionada con 10.000 euros.
El segundo caso tuvo lugar el 2 de julio, cuando la Policía Local acudió al barrio de La Alegría donde otro perro, pitbull, y con chip, se había escapado del lugar donde se hallaba encerrado. Se avisó a Valle Colino para que procedieran a llevarse al animal, que llevaba tiempo abandonado en un cuarto de escombros, en el que los agentes encontraron comida desperdigada y multitud de heces por el suelo. El informe veterinario constató que el perro tenía dos años, identificado como Balú y, aunque no presentaba signos de inacción, hubiera fallecido al estar privado de agua. Además, informó de que en octubre de 2024 aparecieron en Valle Colino tres perros de raza peligrosa, de los que solo se pudo capturar a dos, también pitbulls, y cuyo dueño era el mismo de Balú, quien nunca los recogió por carecer de la obligada licencia para canes de raza peligrosa.
Desde Servicios Públicos se sancionó al propietario con 10.00 euros por cometer una falta grave centrada en el abandono y en dejar al animal sin alimentos ni agua.







