Luis García Montero: “Veo a la clase política actual con muy poca preparación”

Luis García Montero (1958) es uno de los poetas más reconocidos de España. Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, es autor de once poemarios y varios libros de ensayo que han inspirado a toda una generación de escritores y músicos
FOTO: FRAN PALLERO
FOTO: FRAN PALLERO

Luis García Montero (Granada, 1958) es uno de los poetas más reconocidos de España. Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Granada, es autor de 11 poemarios y varios libros de ensayo que han inspirado a toda una generación de escritores y músicos. Y es que Montero tiene la capacidad de plasmar con palabras los sentimientos. Por eso, cualquier persona puede verse retratada en sus publicaciones. Pasó recientemente por Tenerife para presentar su nuevo documental, Aunque tú no lo sepas, dirigido por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega y producido por TVE y Canal Sur. Así cuenta su periplo y su historia para DIARIO DE AVISOS.

-Su poema Aunque tú no lo sepas fue versionado por Quique González. ¿Cuánto de música tiene la poesía?
“La música es una parte fundamental de la poesía. Siempre he dicho que la música es como la mano que aprieta las palabras para que se mantengan en pie y parezcan verosímiles. Puede ser una música que tenga que ver con la tradición y con las sílabas contadas, o puede ser una música creada en la novedad del lenguaje de hoy, mucho más coloquial o meditativa que la tradicional. A mí me parece imprescindible la música para que el poema resulte convincente y honesto”.

-¿Cómo fue el rodaje del documental Aunque tú no lo sepas?
“Hace tres años apareció Charlie Arnaiz con su amigo Alberto Ortega, que tienen una productora. Charlie me contó que él, como alumno de Filología, había estado en una conferencia mía y que, desde entonces, se quedó con inquietud sobre mi historia, había empezado a leerme. Yo le dije que quizá los documentales había que hacerlos para poetas mayores. Me dijo que él quería hacer una reivindicación de la poesía y cómo ella puede formar parte de nuestra educación sentimental. Eso me gustó y me presté para colaborar con ellos con mucho agradecimiento en todo lo que quisieran. Para el filme contactaron con mis amigos, con gente que me había formado, algunos de los cantantes a los que admiro, algunos de los escritores con los que comparto experiencias. Después entraron en contacto con Televisión Española (TVE) y con Canal Sur, y tuvimos la suerte de que quisieran colaborar también. Han rescatado imágenes desde los años 80, en las que se ve a un muchachito que está empezando. En definitiva, han hecho algo con lo que yo me siento cómodo porque no me parece un documento ególatra sobre mi poesía, sino un recuerdo del papel que la educación sentimental ha tenido en los años de la Transición. La democracia no era solo poder votar, era poder sentir de otra manera, más libre, y ahí la poesía y los cantautores tuvieron mucho que decir”.

-¿Cómo siente que ha evolucionado su poesía desde ese muchachito de 1980 hasta el veterano de 2016?
“El documental precisamente empieza con el recuerdo de mis padres y con el recuerdo de ellos leyendo en voz alta sus poemas preferidos. Lo que a mí me metió en la fábula de las palabras fue La canción del pirata, de Espronceda, o El tren expreso, de Campoamor. Después va mi evolución, junto a la fascinación por Federico García Lorca. Empiezo a escribir al final de los 70, mi primer libro lo saco en 1980 y enseguida un grupo de poetas en el que yo me muevo pone en marcha un manifiesto que llevaba por título La otra sentimentalidad, en el que decíamos que las palabras y los cambios poéticos, más que por innovaciones formales, se consolidaban cuando lo que se busca es una educación sentimental distinta y que nosotros teníamos que trabajar en ese sentido. Fue ahí cuando entré en conexión con poetas como Ángel González. Esa idea de la poesía la sigo teniendo, sigo creyendo que es una meditación en lo que decimos cuando decimos soy yo. Un poeta no es el que busca palabras bonitas, es el que piensa en nombre de la condición humana en cada momento histórico, lo que significa el ser hombre o el ser mujer”.

-Es también filosofía…
“Filosofía e historia. Muchas veces confundimos la historia con una huelga general, con una constitución o con unos políticos. Eso es importante, pero también la manera que tenemos de besarnos, de enamorarnos, de vivir nuestra sexualidad. No es la misma experiencia la que tenía mi abuela cuando decía soy mujer y te quiero, que la que tiene mi hija en el siglo XXI. Eso es lo que indaga el poeta. Ahora se ha puesto de moda, como es justo, que en los programas políticos haya un espacio para temas más sociales, para buscar un mundo más justo, para mejorar la vida privada y la intimidad. Eso ha sido de siempre la gran tarea de la poesía. Estoy convencido de que si no se va emancipando el mundo de la intimidad, es imposible que vaya avanzando la libertad en una plaza pública. En eso sigo creyendo. Ahora lo vivo como una persona que va a cumplir 60 años, no como alguien de 23. El cambio de edad matiza muchas cosas. Ahora, de vez en cuando, discute el adolescente que fui con el mayor que soy”.

-¿Cómo son esas discusiones?
“Por una parte, le agradezco al adolescente que fui que me mantenga vivos los sueños, la energía y la rebeldía, y al mismo tiempo le exijo a él que comprenda que tiene que negociar con la realidad. Los sueños por sí mismos son frágiles. Yo echo a los sueños de mi casa porque me desalienta que fracasen, pero al echarlos, me convierto en un cínico, que es uno de los grandes problemas de la sociedad contemporánea. Así que llegamos a un pacto: le dejo que vuelva, pero le hago dormir en una habitación separada, y cuando me pongo muy cínico, él me recuerda el ideal, los sueños… Y cuando se pone muy ingenuo, le recuerdo yo la necesidad de negociar con la realidad”.

-La gente se siente muy identificada con sus poemas; cuando se pone a escribir, ¿va pensando en el lector?
“Un poeta debe pensar en el lector, pero la gente confunde ese pensamiento con el hecho de querer vender libros. No se trata de eso. Para que exista la emoción poética, el poema debe pertenecer al lector. Un poema de amor no debería ser solo un desahogo biográfico, es un objeto literario que debe servir para que se emocione un lector. Un escritor piensa siempre en su lector ideal, hace un esbozo de un lector al que pone al otro lado de la mesa. El hecho literario es el escritor conversando con ese lector”.

-Ahora mismo existe un grupo de jóvenes que hacen una labor de poetas y cantautores. ¿Qué opina de esta generación de escritores?
“Los conozco. Me parece que están haciendo una labor interesantísima, tienen muchos seguidores y consiguen llegar a la gente. Cuando la gente se mete con ellos por vender mucho, yo les digo que ese no es el problema, que bendita sea la poesía que llega a la gente. Lo que ellos tienen que procurarse es ser cada vez más rigurosos y no abandonarse a la facilidad por el éxito que tienen”.

-Se ha implicado, y mucho, en la política. Incluso llegó a formar parte de Izquierda Unida en la comunidad de Madrid. Desde ese punto de vista. ¿Cómo ve la situación de la política en este país?
“Veo a políticos con muy poca preparación. Muchos se han metido en la política desde los 14 años. No tienen otro trabajo que el de político, han sido concejales de su aparato y trabajan en ello solo para sobrevivir, porque entienden la política como un oficio. Yo estoy desolado y triste, yo viví la liquidación de Izquierda Unida por culpa de unos jóvenes y viejos que vivían de la política y no para ella. Estoy viendo al PSOE volando por los aires, como lo estuvo IU, y a Podemos entre la facción de Pablo Iglesias y la de Errejón”.

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