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Los primeros mapas auténticos de las Islas

La Laguna reconoce a Leonardo Torriani, ingeniero italiano del siglo XVI que realizó el primer plano cartográfico conocido de la ciudad
El primer plano de La Laguna, obra de Leonardo Torriani y extraído del libro publicado por el Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias. DA

Desde el pasado mes de diciembre, la antigua avenida Calvo Sotelo, una de las principales vías de acceso a la ciudad de La Laguna, se denomina avenida Leonardo Torriani, reconociendo así el trabajo de este ingeniero italiano del siglo XVI que realizó el primer plano cartográfico de la ciudad, a la vez que se daba cumplimiento de esta forma a la Ley de Memoria Histórica. Pero la importancia del trabajo de Torriani se extiende más allá de La Laguna y abarca a toda Canarias.

Leonardo Torriani (1559-1628) llegó a Canarias por primera vez en 1584, por orden del rey español Felipe II, para construir un muelle y torreón en el puerto de La Palma, a petición del Cabildo de la Isla, donde residió hasta el verano de 1586. “Al volver a la Corte, Torriani presentó su informe y volvió a ser enviado a Canarias, con una misión bastante más importante: la de visitar todas sus fortificaciones e informar sobre la mejor manera de completar el sistema defensivo del Archipiélago”, a donde llegó en 1587, según recoge Alejandro Cioranescu en la introducción del libro Descripción de las Islas Canarias, que recopila el trabajo realizado por Leonardo Torriani durante los seis años que pasó en su segunda visita a Canarias. La mayoría de ellos los vivió en Gran Canaria, que era “la isla que más preocupaba a la Corte y donde su misión es más importante” y donde, además, “se encontró mejor”, según Fernando Gabriel Martín, en el libro La primera imagen de Canarias. Los dibujos de Leonardo Torriani, del Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias.

estudio de las fortificaciones

“El plan de Torriani, minucioso y razonado, es el primero que abarca la fortificación global de las Islas. Como idea constante está su extensiva aplicación del baluarte y su desinterés por la fortificación circular, tipología que se encuentra a su llegada a Canarias”, señala Martín.

Sin embargo, “el propósito de Leonardo Torriani de racionalizar una defensa eficaz se frustra: el dinero no va llegando hasta mucho más tarde, aunque sus ideas son aprovechadas posteriormente por otros ingenieros”. El trabajo de Torriani recoge 67 ilustraciones de las Islas y, a pesar de que cronológicamente no son las primeras que se realizan del Archipiélago (a comienzos del siglo XV hay grabados realizados por los conquistadores franceses; otro grupo lo forma la cartografía del portugués Valentim Fernandes, elaborada en 1507, y hay otras experiencias de cartografía general, pero en las que interesa más la ubicación que la verdadera forma), sí son “las que ofrecen por primera vez una visión científica y naturalista del medio canario” y “suponen la primera imagen auténtica de Canarias”, según detalla el libro del Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias.

“El mayor mérito de Torriani es su actividad de ingeniero topógrafo y, en consecuencia, su colección de dibujos, esquemas, planos y mapas de Canarias. Le debemos el álbum más rico y más fértil del pasado canario, tanto en lo que se refiere al aspecto geográfico de las Islas y de sus ciudades y villas, como en la reproducción de trajes antiguos y en la representación de las fortificaciones canarias”, valora también Alejandro Cioranescu en su introducción.

Aun así, recuerda que “no debe olvidarse que el autor no es y no pretende ser un historiador”, pero, a pesar de eso, es “una de las primeras fuentes sobre el pasado canario y, después del Canarien, la primera obra extranjera enteramente dedicada a las Islas”.

El 1 de diciembre de 1587 Torriani llegó a Tenerife desde La Palma. En compañía del gobernador Juan Núñez de la Fuente, visitó y estudió las fortificaciones del puerto de Santa Cruz, trazó el diseño del lugar de La Cuesta y pasó después, en febrero y marzo de 1588, a visitar los demás puertos y fortificaciones de la Isla. De San Cristóbal de La Laguna, el propio Torriani escribió en su informe que “esta ciudad, edificada después de la conquista, es la mayor y la más habitada de todas las demás de estas islas. Además de las mil casas que contiene, cada una de ellas tiene a su lado gran espacio de huerta, llena con naranjeros y otros árboles hermosísimos”.

“Las casas son bajas y tétricas; pero desde lejos, mirando desde la altura de alguna montaña vecina, toda la ciudad tiene buen aspecto, por ser las calles rectas, las casas llenas de árboles y agradable la laguna. Aquí residen la justicia y el concejo, los hidalgos ricos y mercaderes de España, de Francia, de Flandes, de Inglaterra y de Portugal; entre estos y los isleños hay gente muy rica”.

Torriani apunta, entre otras cosas, que la ciudad “está abierta por todas partes y no tiene ninguna clase de murallas para poderla proteger contra los enemigos, ni se ha pensado alguna vez en fortificarla. Efectivamente, todas las fuerzas y defensas de estas islas deben estar sobre el mar […]. Además, por ser la ciudad tan grande y desordenada, costaría demasiado su fortificación”.

Leonardo Torriani elaboró el primer plano cartográfico conocido de la ciudad de La Laguna, en el que se constata su trazado originario, cuya conservación hasta hoy en día fue, de hecho, uno de los motivos que, entre otros, conllevó a su distinción como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco en el año 1999.

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