Magia. Esa es la palabra que resume la Gala del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife 2018. Un cuento fantástico que llenó el escenario de hadas, magos, brujas buenas y malas, gigantes y árboles andantes, pero también de ritmo, humor, belleza y, sobre todo, de Carnaval. Enrique Camacho, director del espectáculo, parece haber encontrado la fórmula más mágica que nunca para aunar entretenimiento y diversión. A las nueve y media en punto, cuando aún no habían terminado de sentarse las más de 5.000 personas que acudieron anoche al Recinto Ferial, se encendieron las pantallas del escenario para mostrar a un pequeño corriendo por el monte de Anaga, con un libro mágico, el mismo que acabó llevando hasta el Recinto Ferial, cuando abandonó la pantalla para aparecer entre el público y subir al escenario, donde los personajes más mágicos le esperaban. Un bosque encantado que vio cómo el mal, encarnado en un dragón, se hacía dueño de la pantalla.
Una imagen en tres dimensiones que parecía querer saltar hasta el público y que llenó todo de fuego virtual. La dama de blanco, que ya había ayudado al pequeño en el bosque, trajo la lluvia que apagó el fuego. Una lluvia formada por miles de luciérnagas que dejó paso a Judit López, la Reina del Carnaval saliente, que apareció sobre el escenario, a más de dos metros de altura, con lo que se puso punto final a una obertura realmente mágica. Las tres presentadoras de la Gala hicieron acto de presencia, pero no las que todo el mundo esperaba. Los miembros de Abubukaka, elegantemente vestidos, intentaron quedarse con la conducción del espectáculo y casi lo consiguen a golpe de risas, pero, finalmente, Laura Afonso, Eloísa Gonzalez y Berta Collado se hicieron dueñas del escenario.
El primer bloque de candidatas, con los cinco primeros diseños, dio paso a la actuación de Salsabor, primer premio de interpretación de las agrupaciones musicales. Acto seguido, casi sin tiempo para disfrutar de la música, comenzó el segundo bloque, esta vez con cuatro candidatas. Los Joroperos, ganadores del concurso de comparsas, fueron los encargados de dar el paso a las últimas cuatro candidatas. A partir de ese momento, el escenario no estuvo vacío ni un solo segundo. Todo para dar paso a la estrella de la noche, Olga Tañón. La puertorriqueña puso a bailar a todo el Recinto Ferial, con un mix de sus mejores canciones. Ni siquiera necesitó presentación, su música y su voz fue suficiente. Tañón le calentó el cuerpo y el alma a un público al que ya solo le quedaba conocer el nombre de la Reina, para lanzarse a la calle.
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