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Marcos Mundstock (Les Luthiers): “Hacer humor que mueva las neuronas es una recompensa para el público”

Los argentinos, premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2017, están representando su último espectáculo '¡Chist! Antología' en el Teatro Guimerá
Marcos Mundstock | Les Luthiers

Les Luthiers son viejos conocidos en Canarias. Han visitado Gran Canaria hasta en doce ocasiones y Tenerife, al menos, diez veces, rememora Marcos Mundstock, con quien DIARIO DE AVISOS tuvo el placer de hablar por teléfono. Los argentinos, premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2017, están representando su último espectáculo ¡Chist! Antología en el Teatro Guimerá. El éxito de la de entradas es tal que mañana harán una función extra a las 23.15 horas.

– ¿Qué tal la gira?

“Bien, por suerte genial. Estuvimos en Málaga, Las Palmas, ahora en Fuerteventura, que es la primera vez que venimos y es muy bonito. Todavía no hemos hecho funciones pero ya tenemos mucha ilusión”.

– ¿Les ha dado tiempo de conocer Fuerteventura?

“Eso depende del cansancio de cada uno (risas). Las giras son complicadas. Uno no siempre tiene tiempo de sobra y energías. Es cierto que aquí no habíamos estado nunca pero en nuestras giras a todos los lugares de España, la parte turística ya la hemos hecho en tantas veces que hemos venido”.

– Les Luthier es una compañía muy relacionada con Canarias. Han venido en multitud de ocasiones.

“Un montón. A Las Palmas con esta era la duodécima. Allí vinimos una o dos veces cuando todavía no hacíamos giras españolas. En Tenerife habremos estado diez veces. Esta vez vamos a un sitio más pequeño y muy bonito, el Teatro Guimerá. Me han comentado que es una bombonera muy bonita. Felices de estar en el Guimerá, porque me han dicho que es un símbolo en Tenerife”.

– En esta ocasión se suben a los escenarios para interpretar el espectáculo ¡Chist! Antología, que se estrenó en el año 2011. Está más que pulido ya.

“Sí, y es verdad eso, porque nosotros no es que hagamos la misma obra sino que la vamos mejorando con cada función en la medida en que se nos ocurre, en cuanto vemos algún error o alguna mejoría que se puede hacer. Nuestros espectáculos van madurando y mejorando. Llega ya rodada. Incluso ¡Chist! se despide de España en Tenerife. Nos despedimos de este espectáculo que tiene una característica que es una historia que se va desarrollando entre los números musicales, que es la de unos políticos corruptos que cambian la letra del himno nacional argentino. Es muy original y hace de este espectáculo algo muy especial. Pero bueno, como de costumbre la parte musical y humorística está muy bien servida. Tenemos un fragmento de ópera, otro renacentista, una canción folk de dos hippies trasnochados, un bolero, un canto gregoriano, un rap… Así que como verás es muy surtido musicalmente, a parte de los políticos que te he contado. Y cada uno servido con propiedad y además la gente se mata de risa”.

– Este 2018 cumple ya 50 años encima de las tablas. ¿Cuál es el secreto?

“Sí, ya tenemos 50 y medio. Nosotros mismos nos hacemos la misma pregunta y no tenemos una respuesta concreta. Es una bendición. Que nos sigan los hijos de los primeros adictos que hemos tenido, que han pervertido a sus hijos y ahí a sus nietos en el gusto por Les Luthiers. Los llevan al teatro y se lo pasan bomba. No es que les obliguen a estar ahí”.

– ¿Cómo llevan el cambio generacional del público?

“A los chicos les gusta también. Nunca nos propusimos hacer un espectáculo que gustara a todas las edades y sin embargo nos ha quedado así y felices de que sea de esa manera”.

– Hacer humor inteligente tiene sus recompensas y la inteligencia no tiene edad.

“Creo que eso influye también, pero no tanto porque haga falta ser universitario para disfrutarlo. Lo que vos decís lo acepto y lo tengo como un halago, y le agregaría el tema del ingenio, porque cuando uno ve un mecanismo ingenioso y que te hace mover las neuronas es una recompensa para el público también”.

– El año pasado, en su discurso al recoger el premio Princesa de Asturias, afirmó que el humor es un acto social, comunica y conecta. Pero ¿puede ser también una herramienta de protesta ante los políticos o las desigualdades sociales?

“Ahí tengo mis dudas. Yo creo que en todo caso lo que puede influir en la gente que nos valora y nos tiene en cuenta es saber qué pensamos sobre ciertas cosas y que sí se trasunta en el espectáculo. Pero de una manera humorística. No salimos a protestar, nunca fue nuestro objeto que nuestros números tuvieran un mensaje. Mira, cosas como la corrupción lo hacemos de una manera que no descubrimos nada nuevo. No salimos a decir “esto hay que cambiarlo”. Se trasunta del número, donde nosotros nos burlamos de los políticos y de que nos dejamos maltratar por ellos. Estamos todos en la misma bolsa. Describimos situaciones que nos rodean. Lo hacemos con humor, que la gente se pueda reír de eso, y en el fondo transmitimos qué pensamos de cada cosa. Pero no, no salimos a protestar ni a transmitir ningún mensaje en especial.

– Más que protesta, ¿tal vez crítica?

“Sí, puede ser. Crítica sí. Pero es que nosotros no decimos a ver cómo hacemos un número de canto gregoriano donde criticamos la posición de la Iglesia sobre los métodos anticonceptivos, suponte. No. Simplemente se nos ocurre un número gregoriano con unos monjes y nos sale lo que pensamos sobre el tema. No realizamos ese espectáculo para lanzar ese mensaje ni hacer esa crítica, lo que pasa que lo ves y se trasunta nuestra opinión sobre el tema, pero hay, por cierto, una crítica en todo eso”.

– ¿Cree que el humor debe tener límites?

“Tengo una idea muy general sobre el tema. El humorismo es una cosa que siempre es social, siempre compartes con alguien, y por otro lado con ese compartir no puedes lastimar o herir el dolor de un tercero. Yo no me puedo poner con el público que va al teatro, que va a festejar y compartir conmigo ciertas música y ciertos pensamientos, a reírnos de nadie que sufre”.

– ¿De dónde sacaron la fuerza para volver a poner una sonrisa en la cara de miles de personas tras la muerte de Daniel Rabinovich? Porque debe ser extremadamente complicado.

“Sí, es verdad. Claro, planteado desde una cierta distancia es “y cómo hicieron…” pero estando metido en el tema, nosotros como grupo ya habíamos tenido en los comienzos un duelo muy grande con la muerte de Gerardo (Masana). Y cuando murió Daniel, que por cierto fue un proceso muy doloroso, durante años, cuando ya sabíamos que no tenía solución y que el desenlace iba a ser ese… Se nos murió un hermano. Pero no es el único. A cada uno de nosotros en todos estos años se nos han muertos más hermanos, nuestros padres, amigos, y en cada caso el dolor es muy grande y uno sigue viviendo. Sobre todo cuando uno trabaja como humorista, sigue haciendo su trabajo. Terminas de llorar, te pones el smoking y sales a hacer el espectáculo, que incluso es una ayuda para solventar el duelo nosotros mismos. En algún momento sobrevoló la idea de “bueno, ¿y ahora qué hacemos?” Y todos dijimos “no queremos seguir”. Es lo que más nos gusta en la vida a cada uno de nosotros. Hay que seguir viviendo, sobre todo cuando tu oficio consiste en hacer reír a la gente y pasártelo bien en un escenario. Hay que enjuagar las lágrimas y salir a trabajar. Después de la muerte de Daniel hay gente del público que no ha podido volver porque vernos a nosotros sin él les causa dolor. Pero bueno, te lo cuento porque nos enteramos particularmente, son casos aislados.

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