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Javier Sierra, escritor: “Una palabra bien utilizada puede cambiar el rumbo de una vida e, incluso, de la historia”

Periodista, apasionado del misterio y uno de los escritores más destacados de lengua hispana
El escritor Javier Sierra, ganador del Premio Planeta 2017, durante su intervención en la Feria del Libro de Santa Cruz. | Fran Pallero

Periodista, apasionado del misterio y uno de los escritores más destacados de lengua hispana. Javier Sierra (Teruel, 1971) es reconocido por sus novelas de carácter histórico, que han recorrido el panorama internacional, concretamente, 40 países. Hasta el momento, ha sido el único español que ha conseguido entrar en la célebre lista de los más vendidos del The New York Times, con su obra La cena secreta. Tras 20 años de trayectoria literaria, ha sido su último libro El fuego invisible, un thriller conspirativo que sumerge al lector en la excitante búsqueda de uno de los enigmas más relevantes de la humanidad: el Santo Grial, con el que este turolense ha conseguido el 66º Premio Planeta. Un galardón que ha permitido a Sierra presentar su novela alrededor del mundo desde su publicación en noviembre, pasando por cinco países y recorriendo casi 62.000 kilómetros. Santa Cruz de Tenerife ha sido la trigésimo quinta ciudad que el escritor ha visitado, y lo hacía el pasado martes con motivo de la Feria del Libro.

– ¿Qué aporta el Premio Planeta?
“Sobre todo, mucha responsabilidad. De alguna manera sabes que, aparte de que se convierte en uno de los libros del año, también formará parte de una lista integrada por 66 títulos -hasta el momento- con grandes autores de la literatura española del último siglo. Por lo tanto, te hace muy responsable como autor. Y lo que recibes, a cambio, es mucho cariño por parte de los lectores. Yo soy hombre de grandes lanzamientos de libros y muchas de mis obras han sido best sellers en numerosos países, pero el Planeta te da una respuesta de los lectores bastante emocional. Existen muchas personas en nuestro país que le tienen un cariño especial a esta distinción, bien porque significa algo en su trayectoria vital bien porque tienen siempre varias de estas novelas premiadas en las estanterías de su casa, heredadas incluso, de sus padres o de sus abuelos. Todo ello lo recibes cuando te sumas a esa nómina de autores. Es muy especial”.

– Alguna vez ha comentado que, durante sus primeros años como autor, se sintió ninguneado por ser periodista.
“Sí, eso tiene que ver con los orígenes de mi trayectoria literaria. Mi primera novela se publicó hace 20 años, en 1998, y como yo venía del mundo del periodismo, la crítica literaria obvió el acercaste a mi literatura. Cuando mi libro La cena secreta fue finalista al Premio de Novela Ciudad de Torrevieja, la crítica literaria también lo ignoró y tuvo que convertirse en un fenómeno internacional, como la primera novela de un autor español que entraba en las listas de más vendidos en Estados Unidos, para que se me empezara a considerar como autor, pero nunca se hizo crítica literaria de La cena secreta en España. Fueron unos inicios complicados”.

– Digamos que comenzó triunfando fuera de nuestras fronteras…
“Es muy difícil atravesar la membrana del mundo editorial anglosajón. En Estados Unidos cada año, solo un 3 por ciento de los títulos que se publican son traducciones de todos los idiomas del mundo, excepto del inglés. Y de ese mínimo porcentaje, que un libro se convierta en best seller es casi un milagro. Fue, precisamente, lo que ocurrió con La cena secreta y eso me abrió las puertas de la gran literatura en España, es decir, tuve que salir fuera para que se me empezara a considerar. Sin embargo, siempre he sido muy consciente de que este es un camino de largo recorrido, una carrera de fondo. Aquí no valen los esprints porque terminan desapareciendo; lo relevante es la trayectoria”.

El escritor Javier Sierra, ganador del Premio Planeta 2017, durante su intervención en la Feria del Libro de Santa Cruz. | Fran Pallero

– Hábleme del protagonista de su última novela, David Salas, el joven lingüista que trabaja en el Trinity College de Dublín.
“El personaje David Salas es una especie de homenaje a Umberto Eco. Ambos son expertos en el ADN de las palabras, de la etimología, y encuentran en ella significados y sentidos que son muy profundos. Yo quería rendirle ese guiño porque, de alguna manera, su novela El nombre de la rosa me marcó bastante. La leí a mediados de los 80 y para mí, supuso un reencuentro con la literatura. Lo que había leído hasta entonces era una literatura más juvenil de Julio Verne o Stevenson con sus grandes novelas de aventura, pero necesitaba entrar en otra más culta, y la puerta de ingreso fue El nombre de la rosa. David Salas, protagonista de El fuego invisible, es realmente un caballero medieval en el siglo XXI; alguien que se lanza a una búsqueda sagrada”.

– ¿Y hay algún rasgo suyo en el protagonista?
“No demasiados. David Salas es un personaje que cree que lo ha conseguido todo, es acomodadizo… Y lo que realmente le ocurre es que un viaje trastornará sus planes y su vida para siempre. Yo soy al contrario. Me gusta ponerme en situaciones diferentes o complicadas porque sé que de ellas se aprende. En este sentido, nos diferenciamos bastante. También es cierto que ambos sentimos pasión por la literatura y por las bibliotecas. Además, otro punto de conexión entre ambos, es la fascinación por las palabras y somos conscientes de que estas tienen poder. Aunque me gustaría recalcar que no es un alter ego mío, ya que el único personaje en el que me he identificado ha sido Carlos Albert, protagonista de mi primera obra La dama azul (1998). Con el tiempo, he aprendido a construir personajes, no a referenciarme en ellos”.

– ¿De dónde viene su fascinación por el Grial?
“El gran reto de esta novela ha sido haber introducido el Grial, ya que sobre él se viene escribiendo desde hace mil años y, prácticamente, se ha dicho de todo. Yo necesitaba una aproximación novedosa, y la encontré. En lugar de referirme al aspecto mítico del Grial -a la supuesta copa de Jesús en la Última Cena-, lo que hago es aludir a la palabra Grial. Es entonces cuando me doy cuenta de que esta no aparece en los evangelios, sino que se inventa en la Edad Media, y se va cargando de simbología durante décadas. En el momento en el que me doy cuenta de que la palabra Grial es casi un lema publicitario de este periodo histórico, es cuando sé que tengo una historia diferente que contar. Por esta razón, me decidí a escribir la novela”.

– En la trama también incide en el origen de las palabras, de las ideas…
“Con ello, pretendía invitar al lector a reflexionar acerca del valor de las palabras. Vivimos en una época donde la palabra está omnipresente e, incluso, podríamos afirmar que la malversamos; la utilizamos para todo. Y en muchas ocasiones, la utilizamos sin conocer el alcance de ciertos términos. Esto lo vemos cotidianamente en las páginas de los periódicos o en los debates de televisión cuando alguien llama fascista a otro. Es entonces cuando te das cuenta de que no saben lo que significa fascismo y utilizan la terminología como si fuera un insulto, sin reflexionar sobre el alcance de la palabra. Lo que yo buscaba realmente, a través de esta novela, era una reflexión por parte del lector; el conocer cómo una palabra bien utilizada, en un momento concreto, puede cambiar el rumbo de una vida e, incluso, de la historia. De manera sutil, invito al lector a utilizar mejor esa energía que esconden las palabras”.

El escritor Javier Sierra, ganador del Premio Planeta 2017, durante su intervención en la Feria del Libro de Santa Cruz. | Fran Pallero

– ¿Un libro puede llegar a ser peligroso?
“Sin duda. Quizá los libros más peligrosos del mundo, y a las pruebas me remito, son los libros sagrados. Palabras que son utilizadas como bandera para quitar la vida a otros semejantes. Situaciones que hemos vivido con la Biblia, con el Corán y con casi cualquier texto sagrado del mundo antiguo. Es por ello, que una de las grandes obsesiones de los poderosos pertenecientes a cualquier época ha sido controlar la difusión de las ideas a través de los libros. Desde la prohibición eclesiástica cuando se inventó la imprenta, a las modernas censuras que acechan siempre a internet. Evidentemente, esto significa que las ideas son poderosas y estas se transmiten a través de algo muy potente, que son las palabras. Lo mismo ocurre con la prensa. De hecho, en términos de democracia, es de los primeros elementos que deben protegerse. Ya que cuando un país entra en guerra, la primera víctima siempre será la verdad, y parte de los defensores de esta verdad se encuentra en las trincheras de los medios de comunicación. Cuando un dictador toma el control de un país, lo primero que hace es ocupar la televisión”.

– ¿Nuevos proyectos a la vista?
“Hasta que el próximo mes de octubre concedan el Premio Planeta a otro escritor o escritora, continuaré con la gira de El fuego invisible. Mi proyecto más inmediato, que comenzaré a finales de año, será enfrentarme a la redacción de la segunda parte de El maestro del Padro, ya que es un compromiso que tengo con mis lectores. Espero poder encontrar la iluminación interior suficiente para comenzarlo”.

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