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Güímar distingue a la taxista Agustina Rodríguez y a la ecologista Mónica Díaz

Las dos mujeres, hoy jubiladas, son un referente de la lucha feminista en el municipio y el viernes recibieron en el Espacio Cultural Los Ángeles (ECLA) el premio Argenta de Franquis 2019
Las galardonadas con miembros de la Corporación municipal y otras autoridades / DA

Agustina Candelaria Rodríguez y Mónica Díaz recibieron el viernes los premios Argenta de Franquis 2019, en el acto en conmemoración del Día Internacional de la Mujer y bajo la atenta mirada del público asistente en el Espacio Cultural Los Ángeles ECLA, que además pudo disfrutar de la actuación del grupo Anocheza de Güímar.

En esta ocasión, el mentado reconocimiento ha recaído en dos distinguidas mujeres del municipio bajo el apoyo unánime, en primer lugar, de la Comisión Municipal de Honores y Distinciones y, posteriormente, del Ayuntamiento de Güímar, siendo el cronista oficial de Güímar,Octavio Rodríguez Delgado, el encargado de dar cuenta de la vida laboral y humana de las homenajeadas.

Por un lado, Agustina Candelaria Rodríguez Barreto (1950), vecina de La Medida, primera mujer taxista del municipio de Güímar y la tercera del Sureste de Tenerife. En total estuvo ejerciendo como taxista durante unos 22 años, en los que reconoce que nunca tuvo problemas por ser mujer, conservando buenos recuerdos del trabajo y de sus compañeros, destacando entre sus servicios más largos prestados los viajes que realizó a La Gomera y Gran Canaria con los artesanos indígenas que elaboraron los barcos de totora para el Parque Etnográfico ‘Pirámides de Güímar’, con los que dio la vuelta a dichas islas, entre otros servicios destacados. Asimismo, fue voluntaria de la Cruz Roja de Güímar durante unos tres años, mientras ostentaba la presidencia de la Asamblea Mariano Díaz Martín, siendo la de conductora de la ambulancia debido a su experiencia profesional.

En mayo de 2011, con más de 60 años y medio de edad, había comenzado a trabajar en la ayuda domiciliaria, para los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Güímar, plaza que mantuvo durante casi cinco años, hasta el 31 de diciembre de 2015, en que obtuvo la jubilación cuando contaba 65 años y cuatro meses, conformando actualmente su principal distracción el folclore canario.

Mónica Díaz Tabares (1947), dedicó su actividad profesional principal en la figura de vigilante de comedor, que desempeñó durante muchos años en los colegios públicos Julián Zafra y Hernández Melque de Güímar, así como en el de Igueste de Candelaria y, finalmente, en el de El Puertito de Güímar, en el que alcanzó la jubilación en 2012, a los 65 años de edad.

Pero, entre otras cuestiones, si hay algo que destacar acerca de la galardonada es su preocupación por los desastres ecológicos de las islas y, por ende, su activismo e involucración en la lucha ecologista. En 1979 formó parte del comité organizador del Movimiento Ecologista Valle de Güímar, que en 1980 se transformó en el Colectivo Ecologista Tabona’ del que además fue cofundadora del mismo. Además, tras la aprobación de sus estatutos, fue elegida como su primera presidenta.

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