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Los vecinos de Tacoronte, indefensos y desarmados ante la plaga de termitas

Una vecina afectada por las termitas espera que le digan qué hacer y que el Consistorio dé las ayudas para poder pagar un tratamiento
Fran Pallero

María Nieves Rodríguez fue la vecina que el 28 de febrero, en la charla organizada por el Ateneo Ernestina Hernández en la Casa de la Cultura de Tacoronte, preguntó desesperada: “¿Quién me va a pagar el tratamiento? ¿Qué tengo que hacer para que me ayuden?”.

María Nieves vive en Juan Fernández y hace poco se enteró de que convivía con las termitas subterráneas aunque fue hace varios meses cuando vio por primera vez en el tapajuntas de una puerta, la que comunica la cocina con un pequeño cuarto de almacén, un camino de tierra. Le extrañó porque limpia todos los días y porque los sepultureros, una clase de escarabajo, hacen sus nidos de barro pero con agujeritos, “como si fuera un panal”, explica.

Como no sabía nada de la plaga, cogió un cuchillo, raspó bien la madera, lo tiró a la basura “y no le puso más asunto”. Su marido quitó el trozo de tapajuntas pero no la repuso ya que el matrimonio tenía pensado pintar el interior de la vivienda en primavera. Poco a poco empezaron a ver cómo “la pelotita de tierra”, empujaba la guía para fuera hasta hacer la hendidura característica que deja la Reticulitermes flavipes a su paso.

La presencia de este insecto también ha dejado huella en la ventana de la cocina, en el zócalo, en la parte inferior de la pared del cuarto anexo a la cocina, y debajo del poyo, que está todo roído. Al poner la mano, esta vecina se quedó con unos trocitos de color negro que guarda en un frasco como prueba sin saber exactamente qué son, y que parece una mezcla de termitas muertas y madera. “Me dicen que no toque ni raspe nada pero quiero saber cuándo lo puedo hacer para poder pintar mi casa”, insiste María Nieves.

Por el momento, ni ella ni su esposo las han detectado en ningún otro lugar de la casa ni tampoco en la huerta, que es su principal miedo.
Comprobó que era la plaga tan temida cuando una amiga le envió fotos para ponerla en aviso y se dio cuenta que era lo quetenía en su casa. A partir de ese momento empezó a ir a las reuniones organizadas por diferentes colectivos y asociaciones de vecinos para informarse.

El mayor susto se lo llevó un día de diciembre del año pasado. Recuerda que llegó con su marido de hacer la compra y al abrir la puerta se encontraron con la cocina invadida por termitas. “Era la pared, el suelo, el techo, estaba todo lleno de termitas”, cuenta Nieves, quien al principio pensó que eran hormigas aladas, así que las mató con un bote de flis.

“Después me dijeron que no tenía que haberlo hecho, pero ¿qué hago entonces? A las otras las dejo quietas, pero a las de alas hay que matarlas porque se van para otros sitios”, declara desesperada. “Era horrible, había cientos. Y al día siguiente salieron las que quedaban, pero eran menos. Y comentan que salen dos veces, en invierno y en primavera”.

Temor por la llegada de la primavera

Ese es el temor de Nieves ahora que se aproxima la nueva estación. “¿Qué hago? ¿No salgo de mi casa vigilando que no se metan en los dormitorios y me estropeen los muebles del dormitorio y los de la sala que compramos con tanto sacrificio? ¿Cómo lo pago?”, se pregunta.

Una empresa le confirmó que eran termitas subterráneas hace unas dos semanas, fueron a su casa, miraron habitación por habitación, sacaron fotos y le pasaron un presupuesto que ronda los 3.000 euros.

Esta cantidad es imposible de asumir por el matrimonio. Su marido ya no trabaja, está prejubilado, y durante años estuvo cobrando la ayuda de 426 euros, “y recién ahora, después de años, nos estamos recuperando”.

Nieves es consciente de que su vivienda no es de las más afectadas, que hay otras que están “tomadas” por estos voraces insectos, pero también que hay personas con más posibilidades económicas que pueden costearse sin problema los productos. No es su caso.

Nieves sigue igual que el 28 de febrero, sin información sobre qué hacer, esperando que vaya alguien del Ayuntamiento a su casa a comprobar que hay termitas para ponerle los productos adecuados, o puedan solicitar de una buena vez las ayudas aprobadas por el Pleno del Ayuntamiento para poder elegir una empresa especializada y el tratamiento a contratar.

“¿Dejo que mi casa se la coman las termitas porque los políticos no hacen nada?”, se pregunta mientras espera una solución que no termina de llegar. La única información certera que tiene por el momento es la de manifestación convocada por la plataforma Tacoronte Participa bajo el lema ‘Hartos de mala gestión y de termitas no gratas’, el próximo sábado a las 11.00 horas en la plaza de La Estación.

La basura, un gran problema que tiene al lado de su vivienda

“¿Por qué tenemos que tener la Isla tan sucia? ¿Por qué la gente es tan cochina?”, se cuestiona esta vecina de Tacoronte. Sostiene que la culpa no es solo del Ayuntamiento sino de que hay personas muy poco respetuosas con el entorno y con los demás. Su casa está próxima al parque público de Juan Fernández, donde se iniciaron las pruebas para delimitar la magnitud de la plaga y donde los técnicos detectaron la presencia de la Reticulitermes flavipes. Pese a ello, enfrente hay un montón de basura acumulada de diferente tipo, entre la que se pueden ver trozos de madera, restos de escombros, latas, botellas y bolsas con residuos orgánicos.

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