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Manny Manuel se gana los corazones de Güímar

El cantante puertorriqueño, durante casi dos horas, se redime sobre el escenario ante unas diez mil personas que disfrutaron con él y de él.
Manny Manuel se gana los corazones de Güímar. | FOTO: Fran Pallero

Ya no tiene la fuerza en la voz de hace 20 años, pero mantiene la cadencia y sensibilidad cantando que sirvió para que le bautizar Rey de Corazones en su Puerto Rico natal. Manny Manuel conquistó ayer casi diez mil corazones en Güímar, donde reapareció un mes y una semana después de ser expulsado del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, por encontrarse bajo efectos de ansiolíticos, dijo él, y otros por estar ebrio.

Fue aquel un duro golpe para la persona de Cruz Manuel y una penosa imagen para el artista Manny Manuel, pero ha sabido levantarse. Se suspendieron, a raíz de aquel incidente que dio la vuelta al mundo, todos sus conciertos en otros carnavales de las Islas, pero él se mantuvo en Tenerife, hasta que le llegó la oportunidad que le ofreció Luisa Castro, la alcaldesa de Güímar, siempre tan atenta a dar un golpe mediático en su gestión.

Manny Manuel subió anoche al escenario de manera gratuita, agradeciendo así el detalle de Güímar, y unas diez mil personas -más de las que cabían en la plaza de San Pedro- venidas de todas partes de Tenerife y Canarias supieron “perdonarle” su error en Las Palmas y disfrutaron de él y con él, con una veintena de canciones de ese merengue romántico que le encumbró en América y aquí.

Acompañado por la excelente orquesta La Sabrosa, de Buenavista, Manny Manuel subió al escenario ante el morbo y expectación del público que, desde que dibujó con su voz ronca, pero melodiosa, las primeras letras, se entregó a él. Y nada mejor, en busca de esa redención, que comenzar con Duele y Pero qué necesidad, tan oportunas ellas. Y así siguió, hasta con tres cambios de vestuario, hasta llegar al cambio de hora (una de la mañana), con otras dos canciones muy significativas por lo que ha vivido estos días: Yo y Mi problema, antes que el público rendido le pidiera otra y otra, mientras a Manny se le escapa ya alguna lágrima, entre sonrisas cómplices “con mi gente”, su mejor ansiolítico.

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