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Bruno, arquitecto tinerfeño residente en Shanghái: “Después de seis años tengo, prácticamente, toda mi vida aquí”

Este tinerfeño de 33 años, nacido en San Juan de la Rambla, intentó buscarse un hueco en la profesión en Canarias durante los años más duros de la crisis económica hasta que, finalmente, encontró una oferta de empleo en China
Bruno, tinerfeño afincado en China, se reencontrará con su familia después de tres años
Bruno Rodríguez, de 33 años, lleva seis años trabajando como arquitecto en Shanghái. | FOTO: DA

Bruno lo intentó, y lo hizo por todos los medios. Realizó unas prácticas en Tenerife e, incluso, llegó a trabajar sin cobrar en varios estudios arquitectónicos de la Isla. Sin embargo, por aquel entonces -año 2012-, la crisis económica en España castigaba con dureza a los arquitectos, sobre todo, a los recién titulados. Este tinerfeño de 33 años, nacido en San Juan de la Rambla, se licenció en Arquitectura por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en 2010 y, tras varios años tratando de hacerse un hueco en Canarias, decidió trasladar sus ansias por convertirse en un profesional del sector al otro lado del mundo, concretamente, Shanghái.

– ¿Cómo fue la adaptación a una de las grandes metrópolis de China?

“Tuve bastante suerte porque me tocó una buena compañera de piso. En un principio, trabajé como Intern y con el paso del tiempo, fui cogiendo experiencia y aprendiendo. Poco a poco, me fui acostumbrando a la forma de trabajar aquí y, con ello, mejorando. Durante los seis años que he estado viviendo en Shanghái, he cambiado tres veces de empresa. Actualmente, trabajo como arquitecto en una compañía china llamada YUANGOU Architects & Consultants”.

– ¿En qué momento decidió que quería, o mejor dicho, tenía que salir de Canarias?

“Después de terminar la carrera, estaba desesperado por encontrar trabajo. Hice unas prácticas en Tenerife y trabajé sin cobrar para varios estudios, hasta que decidí que tenía que cambiar de lugar si quería dedicarme a lo que realmente me gustaba y, como es lógico, me pagaran por ello. Encontré mi primer trabajo en Shanghái buscando ofertas en internet”.

– ¿Qué es lo que más le atrae de la ciudad?

“Shanghái es increíble. Es una de las ciudades más cosmopolitas de China y uno de los centros financieros del país asiático. Todo ocurre aquí: vienen los mejores artistas, exhibiciones, exposiciones de arte, moda… Es una urbe muy vibrante; siempre hay planes que hacer. El grupo de amigos que tengo aquí los conocí desde que llegué y ya los considero parte de la familia. Siempre salimos a cenar juntos, hacemos barbacoas, viajamos, acudimos a ver exposiciones…”

 

– ¿A qué dedica su tiempo libre?

“Me gusta viajar por el país, aunque pienso que, para los seis años que llevo aquí, no he viajado demasiado. Muchas horas extra supongo [bromea]. Salgo a cenar y a tomar algo con amigos. Hago rutas con la bicicleta por la ciudad -al principio me ayudó mucho a conocer Shanghái- y acudo al trabajo en este medio. También suelo ir a bastantes exposiciones de arte y arquitectura”.

– ¿Le gusta la comida?

“Al principio, como se dice en Canarias, no tenía ni’ pa’ pipas. Comía lo más barato que podía en puestos de la calle: baozi, jiaozi, arroz frito (tipo tres delicias)… Mi sueldo era muy precario y el alquiler del piso me dejaba con apenas dinero para el resto del mes. Ahora, afortunadamente, como normal. Suelo desayunar café, un sándwich y un jugo de naranja; almuerzo comida china en los alrededores de la oficina; y la cena la preparo en casa, que puede ser comida asiática o internacional”.

– ¿Cómo son los shanghaianos?

“Hay bastante contraste entre los ciudadanos chinos nacidos y criados en las grandes localidades y aquellos en el campo. Pero, por lo general, son gente amable que siempre sonríe. Eso sí, el metro por la mañana es una locura, vamos como sardinas en lata y la gente no tiene pudor en empujar”.

– ¿Tiene previsto volver a las Islas?

“Por ahora no. Después de 6 años, tengo prácticamente toda mi vida aquí: mi trabajo, mis amigos, mi pareja, mi equipo de fútbol. De momento, me basta con el mes que paso en Tenerife en Navidad, aunque reconozco que seguramente vuelva, lo que no sé es cuándo”.

– ¿Suele pensar cómo se verá dentro de unos 10 años?

“La verdad es que no, no tengo ni idea [ríe]. Llegué a Shanghái con la idea de obtener un poco de experiencia internacional durante un año aproximadamente y volver, pero mira, aquí sigo. Suelo planear mi vida con vistas a un año como máximo, ya que todo puede cambiar en este periodo. Tengo algún que otro plan a largo plazo, pero no me lo tomo muy en serio. Son los tiempos que nos ha tocado vivir y tenemos que aprender a navegar en la incertidumbre de esta sociedad líquida. Adaptarse o fallar”.

– ¿Qué consejo le daría al canario que está replanteándose trasladarse al extranjero para perseguir su sueño?

“Que no lo piense demasiado y que se mude, pruebe la experiencia. Pero, sobre todo, que vaya con la mente abierta, ya que se aprenden muchas cosas. Si con el tiempo la persona ve que no le gusta o no se adapta, siempre puede volver. No se pierde nada y todo es positivo”.

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