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Seis meses de espera por una prueba ‘urgente’ para operarse

María Isabel Sosa, que lleva dos años recluida en casa y vive con 400 euros de pensión, aguarda la llamada del Servicio de Digestivo del Hospital Universitario de Canarias
María Isabel Socas, que espera durante más de seis meses por una prueba para operarse, atiende a DIARIO DE AVISOS en su piso de La Laguna. Sergio Méndez
María Isabel Socas, que espera durante más de seis meses por una prueba para operarse, atiende a DIARIO DE AVISOS en su piso de La Laguna. Sergio Méndez
María Isabel Socas, que espera durante más de seis meses por una prueba para operarse, atiende a DIARIO DE AVISOS en su piso de La Laguna. Sergio Méndez

María Isabel Socas era una mujer activa, con muchas inquietudes y trabajadora. Sin embargo, en los últimos años su vida se ha convertido en un calvario al estar afectada por diversas enfermedades, lo que le ha llevado a tener una dependencia superior al 72%. Ahora lleva dos años recluida en su piso, un primero sin ascensor, del que no puede salir por sus propios medios, ya que necesita ayuda. Una hernia de hiato la tiene postrada en un sillón.

Desde hace más de seis meses espera para que el Servicio Canario de la Salud le dé fecha para poder realizarse urgentemente una prueba denominada ecocardiografía Doppler, que precisa para realizarle una operación de hernia de hiato supergigante por parte del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario de Canarias. “Hace dos años me diagnosticaron disnea por una hernia de hiato gigante que me comprime los pulmones, y además de la asfixia tengo tengo arritmias y taquicardias”.

María Isabel, de 57 años de edad, permanece gran parte del día acostada en la cama o en el sillón de su domicilio en la calle Patrona de Canarias, en las viviendas de Visocan. No puede incorporarse mucho tiempo ni tampoco puede levantarse ni acudir al baño por su propios medios y necesita ayuda. Tiene el apoyo de dos amigas, Gloria y Zaida, que son sus dos referentes para poder hacer todo tipo de labores. Le hacen la comida, que debe ser líquida, la ayudan a ir al baño, la duchan, le hacen la compra y los recados, le recogen la casa, y acuden a la farmacia, mientras que su hija, que ha sufrido un cáncer, acude cuando puede a ayudarla.

Socas reiteró a DIARIO DE AVISOS que lleva más de seis meses esperando por la ecocardiografía Doppler necesaria para poder operarse.

Incluso ha presentado varias reclamaciones. “Entre las excusas que me han puesto en el HUC está que la máquina se ha estropeado varias veces. Ellos saben de mi gravedad y que tengo una hernia de hiato supergigante, pero ni por esas”. Sin embargo, le propusieron derivarla a la Clínica San Fernando, en el Puerto de la Cruz, el pasado 21 de mayo, pero ya desde el día anterior estaba con fiebre y tampoco le facilitaron un transporte para acudir. “No solo es que no pueda pagarme un taxi, es que, como puedes ver, no soy capaz casi ni de caminar [la tienen que agarrar ambas amigas por cada brazo para mantenerse erguida], y menos aún el estar mucho tiempo sentada”. En estos momentos, Isabel solo recibe una pensión no contributiva de menos de 400 euros que, según detalla, “no me llega para poder cubrir mis necesidades”, y tampoco le permite comprar su medicación.

Si durante el día acuden Gloria y Zaida a ayudar a su amiga, por la noche Isabel está sola y se encuentra totalmente desamparada. En varias ocasiones se ha caído al suelo, y ha permanecido tendida en el piso durante horas hasta que la han encontrado sus amigas por la mañana. “No puedo levantarme por la artrosis de las rodillas y, como mucho, solo puedo arrastrarme por el suelo unos pocos metros, ya que me asfixio y estoy muy cansada”.

No ha acudido a Servicios Sociales del Ayuntamiento de La Laguna ya que, como señala, “solo me enviarían una asistenta una hora y media por la mañana, cuando, sobre todo, la necesito por la noche. Tampoco me puedo permitir pagar a una mujer que me acompañe”.

En varias ocasiones durante la entrevista a María le costaba expresarse con claridad. “Es que la hernia de hiato no me deja respirar. Me presiona el pulmón. Solo puedo tomar líquidos y si sube el reflujo me ahogo”, como así lo corroboran sus amigas.

Esta lagunera lamenta que hace dos años que no sale de su casa, salvo para ir al médico, y necesita la ayuda de sus amigas para realizar las labores más cotidianas del día a día. Casi todo su cuerpo está tatuado por cicatrices quirúrgicas. “Me operaron de un cáncer lingual, también de la tibia y el peroné, tengo artrosis, reuma y osteoporosis evolucionadas y crónicas, también me intervinieron de polipos, y de una hernia umbilical”, señaló.

Ahora, además de la hernia de hiato, María Isabel Socas espera que le implanten una prótesis en la rodilla. “Debido a la artrosis me tienen que poner una prótesis. Los dolores son muy fuertes, pero no tengo dinero para pagar las inyecciones que me calmarían el dolor durante ocho meses y que me permitirían poder caminar un poco. Cuestan 300 euros, y mi pensión no contributiva no llega a los 400 euros mensuales”.

También padece fibromialgia, tres hernias discales, hipertensión y tiene apnea del sueño. Reclama que la operen de una hernia de hiato que le impide poder tener calidad de vida. “Saben que es una prueba urgente y llevo esperando seis meses para que me den fecha. No me he operado en el Hospital Universitario de Canarias porque no me han realizado la prueba”, afirmo disgustada María Isabel Socas. “Quiero que me operen de la hernia de hiato que me tiene postrada en este sillón. No me han intervenido, ya que todavía estoy pendiente de esa prueba que el especialista de San Juan de Dios, el doctor De las Casas, dijo que era urgente”.

También anhela que le llegue el turno para poder implantarle una prótesis de rodilla que “me permitiría poder recuperar un poco mi autonomía”.

Socas está muy agradecida por la ayuda que le prestan sus vecinas Gloria y Zaida. Pero su sacrificio también tiene un límite, tiene una dependencia severa de ellas, un apoyo indispensable para realizar las labores, ya que no tiene autonomía. Ellas aseguran que “necesita que la operen de urgencia. La vemos sufrir. Está casi todo el día tumbada de costado en la cama o en el sofá y cuando la incorporamos, no puede aguantar sentada ni una hora. Le damos el desayuno, el almuerzo y la cena y hay veces que el reflujo le asfixia. No puede continuar así”.

Hoy será un día largo para las tres. Gloria y Zaida deben acudir temprano, ya que Isabel tiene cita con el neumólogo. Hay que llegar con antelación para levantarla, ducharla, darle el desayuno y prepararla para acudir al Hospital. “Tenía cita para el año que viene en neumología y me la adelantaron”, señaló Socas.

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