Tres complejos hoteleros de Playa de Las Américas, situados en el entorno del barranco de Troya, que sirve de linde entre los municipios de Arona y Adeje, han denunciado en sus respectivos ayuntamientos la presencia de un foco de aguas fecales en una de las bombas de achique situadas en el interior del barranco, “sin recibir repuesta, más allá de enviar hace unos días un camión cuba que no ha acabado con el problema”, afirma el director del complejo de apartamentos Paraíso del Sol, Benito Socas Llanos.
“Los ayuntamientos -señala Socas- se pasan la pelota uno al otro y mientras tanto nuestros turistas tienen que convivir con ratas y mosquitos, más el mal olor que desprende la zona”, una de las más transitadas de Las Américas al situarse cerca de allí un meeting point de recogida de excursionistas que visitan Las Cañadas del Teide o Masca, señalan los hoteleros.
“Cuando regresan los turistas al hotel vienen peor que si hubieran estado en plena Amazonas, por las picaduras de mosquitos, una plaga en ese barranco en el mismo corazón turístico de Las Américas”, relata el director del Paraíso del Sol, quien recuerda que también han presentado la correspondiente queja ante los ayuntamientos, el hotel Vanilla Garden y el complejo de apartamentos Caribe.
Tercermundista
Los denunciantes desmienten que esos vertidos tengan que ver con la desaladora-depuradora cercana y que se trata de una bomba de achique en el interior de la canalización del barranco que delimita Arona y Adeje y que concluye en la playa de Troya, que ha sido cerrada al baño en varias ocasiones con episodios de contaminación por la bacteria enterococos (Enterococcus faecalis). “La verdad es que viendo estos vertidos no entiendo que esa playa sigue abierta”, señaló Benito Socas, que califica la situación de “tercermundista”, cuando “presumimos de ser la zona turística más importante de Canarias y ahora los alcaldes socialistas apuestan por la sostenibilidad”, señala.
Las imágenes que aportan los hoteleros de la zona en su queja pública, y que también han trasladado a los dos municipios implicados, se observa que no solo se trata de agua empozada, sino que forma una especie de riachuelo que camina barranco abajo hasta uno de los puentes que cruza el barranco que está ajardinado en sus márgenes, “aunque nadie puede pasear por allí por el mal olor y por la presencia masiva de mosquitos y ratas”, denuncian.
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