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Otro jarro de agua fría y una afición de Primera

El CD Tenerife pierde en el Heliodoro 0-1 ante el Real Oviedo en un mal partido que dejó en evidencia la inoperancia de los blanquiazules en ataque; el próximo sábado, de nuevo en casa, ante el Extremadura, tiene la posibilidad de resarcirse y reengancharse a los puestos altos

Si ante el Fuenlabrada un fallo defensivo le costó al Tenerife tres puntos, contra el Oviedo otro error atrás fue suficiente para que los blanquiazules padecieran un nuevo pinchazo en casa difícil de entender y duro de superar. Le bastó al Oviedo, el colista de la categoría, con tener una ocasión para sumar tres puntos vitales. Mientras, los locales tuvieron el control del partido durante los 90 minutos, pero fueron incapaces de meterle mano al equipo ovetense. Ni siquiera el videoarbitraje favoreció a los de López Garai, ya que el colegiado anuló, a instancias del VAR, un penalti que pitó a favor del CD Tenerife por manos de Sangalli. Así los blanquiazules golpearon la ilusión de sus aficionados en el momento más inoportuno.

Sorprendió de nuevo López Garai dejando fuera del once inicial a Luis Milla por segunda semana consecutiva. Lo que ya no es noticia es que Naranjo se quedase fuera de la convocatoria. También Mazán tuvo que conformarse con ver el partido desde la grada. De esta manera, el entrenador blanquiazul le dio continuidad al equipo que ganó goleando en Lugo.

El choque comenzó siendo eléctrico y con dominio local. El equipo tinerfeño quiso y pudo llevar el peso del partido, entrando por las bandas con facilidad y controlando el centro del campo. Así originó acercamientos peligrosos, como cuando en el minuto 14 un córner lanzado por Borja Lasso lo rechaza la defensa hacia la frontal y el balón se lo encontró Isma López, quien golpeó durísimo pero se le marchó alto.

El público esperaba, más pronto que tarde, la primera diana de los suyos, pero lo que se encontró fue con un gol del Oviedo. Un balón a la espalda de la zaga blanquiazul, lo remató centrado Bárcenas en el minuto 24. El balón se coló por debajo del cuerpo de Ortolá, que no pudo hacer mucho más en el mano a mano ante el remate del ovetense.

Lógicamente, a los blanquiazules se les bajó la persiana y aparecieron los nervios y las prisas. Se pudo equilibrar la contienda en el minuto 38 con un penalti por manos claras de Sangalli que en primera instancia pitó el colegiado de la contienda, pero que luego anuló cuando consultó el VAR. La sala del videoarbitraje analizó la acción y apreció un fuera de juego de Luis Pérez, por lo que Malbasic, que estaba a punto de patear la bola en el punto de la pena máxima, se quedó con las ganas.

A pesar de todo el tiempo que se perdió en la acción videoarbitrada, el trencilla López Toca solo descontó dos minutos, por lo que al Tenerife no le dio tiempo de empatar antes del final de la primera parte.

Dominio estéril

En el regreso al terreno de juego, el escenario del partido seguía siendo el mismo: el Tenerife dominaba pero de manera estéril. Faltaba una marcha más y ser más incisivos arriba. Le tocaba actuar al entrenador local, que durante la primera parte ya había puesto a calentar a Dani Gómez.

Sin embargo, quien entró al terreno de juego fue Nahuel Leiva. Se sentó en el banquillo Álex Bermejo en el minuto 54. El cambio fue hombre por hombre, ya que el argentino se colocó en el extremo zurdo para insistir por ese costado buscarle las cosquillas a Sangalli, que tenía una cartulina amarilla. Cuatro minutos después, López Garai también sentó a Miérez para aprovechar la velocidad y el desborde de Suso.

Pero tampoco los cambios mejoraron de entrada a su equipo. El equipo estaba atascado y a los jugadores les costaba un mundo crear juego ofensivo. Superar el centro del campo era complicadísimo y la distribución era inexistente. Parecía claro que Luis Milla era necesario, pero el entrenador vasco optó por meter más dinamita arriba. En el minuto 71 salió Aitor Sanz y entró Dani Gómez.

Mientras tanto, los jugadores ovetenses se dedicaban a interrumpir el juego y frenar la reacción blanquiazul. Fue amonestado el meta asturiano por reiteradas pérdidas de tiempo.

El Tenerife estuvo a punto de marcar en un taconazo de Malbasic que el portero rival, Nereo, sacó abajo con la manopla en el minuto 75. Quedaban 15 minutos y el Tenerife tenía que tirar de orgullo para, por lo menos, sumar un punto, ya que de fútbol, el equipo ayer estaba muy escaso.

Los últimos 15 minutos de partido fueron de dominio absoluto de los blanquiazules, pero el control resultó ser completamente estéril. El equipo local demostró ser muy inocente y la segunda parte se saldó casi sin disparos blanquiazules en la portería carbayona.

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