granadilla de abona

Crímenes que alarman a todo el Sur

En los últimos cinco años han crecido los asesinatos y homicidios en la comarca; solo en lo que va de mes se han producido tres muertes violentas
El asesinato de Sara fue el último de violencia machista en 2019 en Canarias, justo el Día Mundial Contra la Violencia de Género / DA

Sumidos en la inquietud que produce tener a la Isla confinada por el coronavirus, el sur todavía se pregunta qué está pasando en nuestra sociedad para que se produzcan episodios tan macabros como los vividos con apenas 24 horas de diferencia y a escasos kilómetros de distancia, en San Isidro y en San Miguel. Dos asesinos y tres asesinatos.

No es que se trate de otro virus, pero la alarma social por los asesinatos y homicidios no ha dejado de estar presente en la comarca en los últimos cinco años, con al menos, oficialmente, 17 muertes violentas.

No estamos en la etapa de John Palmer en el sur, cuando se hablaba de mafia y de ajustes de cuentas entre bandas del timesharing, aunque tampoco estamos lejos. Hablamos de crímenes sujetos casi todos ellos a los bajos instintos del ser humano: odio, venganza o celos, agravadas con enfermedades como la toxicomanía o la esquizofrenia y una lacra, la violencia machista.

Canarias ha tenido en los últimos años una media de veinte asesinatos al año y el 20% de los mismos se han producido en el sur de Tenerife, al menos los oficializados como tal.

La lista negra del último lustro la iniciamos con la muerte del taxista ruso Andrey Timofeev (52 años), cuyo cadáver apareció el 29 de noviembre de 2014 en un paraje de Aguilas del Teide (Arona), semienterrado y atado con cinta americana. Tras 42 días huido, en enero de 2015 el también taxista moldavo Eugeniu Berezenko (21 años) se entregó al saber que se había detenido a sus cómplices, otro moldano y un vecino de San Isidro, ambos del sector del taxi.

A finales de 2015 se conmovió el sector empresarial con el secuestro y muerte de Raimundo Toledo, propietario de las gasolinera TGas de El Médano. Después de ser secuestrado en su domicilio de Santa Cruz, su cuerpo apareció calcinado en el maletero de su coche el 15 de diciembre, tras ser arrojado desde el mirador La Centinela, en Arona. A sus asesinos, los cubanos Alexander Reyes y Sandra Pentón (novia de un sobrino) le cayeron 29 años y nueve meses y 26 años y nueve meses de cárcel respectivamente, por asesinato con alevosía, detención ilegal, daños mediante incendio y simulación de delito, tras ratificar, hace un mes, el Supremo la sentencia de febrero de 2019 de la Audiencia.

Jacinto Siverio mató el ladrón que entró en su casa y le condenaron a 2,5 años de cárcel, pero el  juicio se declaró nulo / DA

En ese mismo año, de 2015, el 1 de marzo el octogenario Jacinto Siverio mató de un disparo a Jonás (23 años) cuando este entró en su domicilio, en una finca de Arafo con la intención de robar. Cuando vio como Jonás pegaba a su mujer amordazada, Jacinto hizo dos disparos, uno de los cuales acabó con la vida del conocido delincuente de El Puertito de Güímar.

Dos años después un jurado popular condenó a 2,5 años de cárcel y 20.000 euros de indemnización a la madre de Jonás. Sin embargo, el TSJC declaró nulo el juicio y ordena la repetición del juicio con un nuevo jurado y un nuevo magistrado presidente.

En 2017, dos hechos luctuosos sacudieron Arona. En Cabo Blanco, un expresidiario y toxicómano, Manuel González , alias el Tajonero, encontró la muerte a manos de Jonay Vargas, la pareja de su exmujer, Ana Luisa, en una casa semiconstruida donde estaban de okupas y utilizaban para inyectarse heroína. Una cuchillada en el cuello y una gran piedra sobre su cabeza certificaron su muerte. Esta semana se ha juzgado el crimen: 20 años de cárcel para Jonay y 15 para Ana.

Ese mismo año, en octubre en El Fraile, un cubano, recién llegado de su país, asfixió hasta la muerte a su esposa en El Fraile. Escondió su cadáver en un armario y trato de huir en avión desde Los Rodeos, cuando fue interceptado por la Guardia Civil. Cumple condena de 31 años de cárcel.

En marzo de 2018, el joven Ricardo Ortega (23 años) mató a sus padres adoptivos (Carmen Nola y Antonio Ortega) y a su abuelo materno (Luciano), originarios de La Palma, en la casa de estos en Guaza, dentro de unos grandes invernaderos. Ricardo huyó esa noche, pero dejó un rastro de sangre que le delató. El juicio se celebrará en breve.

El asesinato de Víctor Alexis Morales, en San Miguel,  aún no ha sido esclarecido / DA

También ese año, en febrero, hubo un asesinato en una antigua mecánica cerca de Amarilla Golf (San Miguel) que sigue sin esclarecerse. En ese lugar apareció el cuerpo semienterrado de Víctor Alexis Morales, de 35 años y residente en San Isidro.

Precisamente en San Isidro se produjeron el año pasado dos asesinatos que conmovieron a esa localidad. Justamente el Día Internacional Contra la Violencia de Género (25 de noviembre) la joven Sara (26 años) muere acuchillada a manos de su novio, el colombiano Jaime (29) a quien conoció a través de internet. Antes, en julio, muy cerca de allí, Gabino, un taxista de 64 años, es acuchillado en el garaje de su casa a las seis de la mañana, poco después de terminar su servicio nocturno. El asesino intentó borrar las huellas quemando el Seat Trans y el cadáver de Gabino. Seis días después fue detenido un colombiano (21 años) como sospechoso.

El alemán Thomas Handrick mató a su mujer y a un hijo en una cueva de Adeje a base de pedradas / DA

Quizás el asesinato más espeluznante fue el que cometió el 23 de abril de 2019 el alemán Thomas Handrick (43 años), que invitó a su mujer (Silvia) y sus dos hijos, recién llegados de Alemania, a un paseo hasta una cueva en Taucho (Adeje) donde acabó con la vida de su esposa y su hijo mayor de 10 años a base de pedradas. El pequeño Jonas (6 años) pudo huir y delató a su padre ante una vecina alemana, mientras Thomas se tomaba unas cervezas en la terraza de su casa, justo al lado de la Policía Local de Adeje, poco antes de ser detenido.
Y este año, por fresco, solo cabe recordarles la muerte violenta de un sintecho, Miguel el francés, en Costa del Silencio, aún en investigación; la muerte del empresario Carlos Torres en San Isidro a manos del exmarido de su secretaria y el asesinato de Gabriel Mateo, toxicómano de 34 años, de sus padres, en la granja-quesería familiar en San Miguel.

La desaparición de Carmelo

Una de las desapariciones sin resolver en Tenerife es la de Jacinto Díaz, un jubilado que desapareció el 9 de noviembre de 2016 cuando fue a comprar una manguera para la lavadora a una ferretería de Los Olivos, en Adeje, y nunca más se supo de él. Pese a la continua búsqueda por toda la zona e incluso por su Garachico natal, nunca se encontró rastro alguno y su mujer insiste en no bajar la guardia. En abril de 2018 una joven, cuando paseaba a su perro por el parque de El Galeón, se topó con los restos de un cádaver y se habló de que podía ser el de Jacinto, algo que posteriormente se desmintió. El paradero de Jacinto Díaz sigue siendo un misterio.

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