El confinamiento no tiene lugar para la fé cristiana porque “el Señor siempre está presente”, afirma Fernando Delgado, párroco del populoso barrio de San Isidro, en Granadilla de Abona, quien ante el decretado estado de alerta se ha empeñado en utilizar las herramientas que le da las redes sociales para mandar el mensaje de Jesús a sus parroquianos y a todo el mundo, e incluso ya se atreve adelantar que “celebraremos la Semana Santa, si no hay ningún cambio, de manera virtual”.
El párroco de San Isidro quiere dejar bien claro que “no soy el único que está utilizando las redes sociales para enviar el mensaje de Dios”, porque desde el Obispado se ha recomendado a todas las iglesias que tengan posibilidad de retransmitir cada mediodía el Angelus, “haciendo sonar además las campanas como los hemos hecho hoy”, una de manera digital y otras de manera manual, indica.
El pasado sábado comenzó a ofrecer la misma a través de la plataforma de Facebook Live y por el número de visitas se puede decir que el mensaje caló en los 26.000 habitantes de San Isidro, aunque reconoce que “a la misa del sábado solían ir unos 60 creyentes, muchos menos de los que vienen un domingo”.
Recuerda con amargura que el último acto religioso que realizó fue justo el dia (14 de marzo) que se decretó el estado de alarma. Fue el sepelio del empresario Carlos Torres, asesinado el miércoles en San Isidro. “Un acto sencillo, pero emocionante, porque todas las personas guardaron las distancias de seguridad en una iglesia grande como la nuestra, porque hubiera sido imposible hacerle la despedida a Carlos en la cripta de El Médano, como alguien había sugerido la noche antes en el velatorio”, señala el párroco.
El sacerdote insiste en que la Iglesia se mantiene viva “y más ahora cuando hay tanta gente sufriendo” y explica que “seguimos dando la catequesis y las oraciones por un grupo de Whatssap” y lamenta que “algunas familias no puedan despedir a los difuntos como se merecen”, ya sean fallecidos por coronavirus o por otra enfermedad, incluso , reconoció, sin la extremaunción, recordando que “son los ayuntamientos los que ponen las medidas a seguir en los tanatorios”.
Fernando Delgado recordó que “una semana antes del estado de alarma ya recomendamos en nuestras eucaristías no darse la paz, hacer la comunión en la mano y no en la boca, no ir a la pila del agua bendita y no es nada fácil en un lugar como Canarias donde estamos acostumbrados a besos y abrazos”.
Ser párroco de San Isidro no debe ser tarea fácil, con un barrio plagado de un centenar de nacionalidades diferentes, de trabajadores modestos, de parados y de casi un millar de okupas que no tienen para una vivienda.
“La que se nos viene encima”
Fernando Delgado es consciente que “las consecuencias que va dejar esta pandemia ya se están viendo, con gente que ya ha perdido contratos recién hechos para trabajar en hoteles, o familias que se van a quedar sin los pocos recursos que ya tenían”, aunque valora la solidaridad: “A través de la UMAC (Unidad Móvil de Atención en la Calle), de Cáritas de hemos hecho una campaña online en que pedíamos que dos dieran un euro y que cuando pasara todo eso se lo devolvemos y ya hemos recaudado 1.200 para todas esas personas que viven en cuevas, en barrancos o en la calle. Y es que desde ya estamos viendo como solucionar la que nos va a venir encima”, dijo ayer en Onda Tenerife.
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