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Petra, vecina de Santa Cruz ayudada por Cruz Roja: “Con tal de sobrevivir hago lo que sea”

Petra Francisco, a sus 75 años, es una de las personas que recibe la ayuda de Cruz Roja en el actual estado de alarma, acompañándola y atendiendo sus necesidades
Petra Francisco, a sus 75 años, es una de las personas que recibe, en el actual estado de alarma, la ayuda de Cruz Roja, que la acompaña y atiende en sus necesidades FRAN PALLERO
Petra Francisco, a sus 75 años, es una de las personas que recibe, en el actual estado de alarma, la ayuda de Cruz Roja, que la acompaña y atiende en sus necesidades FRAN PALLERO
Petra Francisco, a sus 75 años, es una de las personas que recibe, en el actual estado de alarma, la ayuda de Cruz Roja, que la acompaña y atiende en sus necesidades FRAN PALLERO

A sus 75 años, con tres hijos que no la han sobrevivido, y un enfisema pulmonar que la obliga a tener hasta tres máquinas en casa para respirar correctamente, Petra Francisco cumple, quizá demasiado bien, con los requisitos para formar parte del programa de atención a mayores que mantiene activo Cruz Roja en Santa Cruz, y que ha intensificado en estos días de confinamiento obligado. Petra se lo toma con humor, aunque confiesa que con algo de miedo, por todo lo que se oye sobre el “corona ese”. Su única compañía es su canario Churri, “es muy bonito, un canario auténtico, de los que canta. Es muy chulo”, confiesa entre risas. Cuando se le pregunta con qué se entretiene en estos días de encierro, antes que con la tele, dice que hablando con Churri. De nuevo risas. Petra está acompañada por Fabiola Córdoba, responsable local del programa de Teleasistencia al que también pertenece esta vecina de Ofra, y por Viuny Limia Hernández, voluntaria que le acerca a casa una de las cajas con alimentos que estos días prepara por cientos Cruz Roja en Tenerife para ayudar a mayores solos y personas en situación de vulnerabilidad.

“Ahora estoy bien. Cogiendo oxígeno porque me canso mucho”, cuanta Petra al otro lado del teléfono. Confiesa que lo del confinamiento no lo lleva muy bien, pero, “no nos queda más remedio, yo con tal de sobrevivir, lo que sea”, dice esta mujer a la que le sobra la conciencia que le falta a muchos que siguen saliendo a la calle sin motivo.

Cuenta Petra que hace dos años tuvo teleasistencia y que ahora se la han vuelto a poner. “Cuando me dijeron que me lo iban a dar otra vez me dio mucha alegría, parece que no, pero con el aparatito no me siento sola”. “Tuve tres hijos, pero Dios no quiso que yo terminara de gozarlos y se me los llevó a los tres. La última hace siete años”, cuenta resignada. “Tengo nietos, pero viven de lejos de mí, y además ellos tienen su vida”, añade.

Su relación con Cruz Roja es lo que, como ella misma dice, le da la vida. “Yo dependo de Cruz Roja. Cuando tengo que ir al Tórax, porque tengo enfisema pulmonar, ellos me llevan, también a la Residencia, a comprar… a dónde tengo que ir ellos me llevan”, detalla Petra. “Para mi es la vida”, insiste.

Pero Petra también se va de paseo con los programas de Cruz Roja, “nos hemos ido de boncho a La Perdoma, a El Ortigal…”, narra contenta. Y es que como explica la responsable local del programa de Teleasistencia, desde Cruz Roja también se intenta que no se queden en casa, sino que amplíen sus redes sociales y de apoyo.

Cuenta Petra que no ha salido desde hace más de 15 días. “La última vez fue la propia enfermera del centro de salud al que estaba yendo a hacerme unas curas la que me dijo que no volviera, que me las hiciera en casa porque iba a coger el virus”. “Tengo un dedo que un día voy a hacer garbanzas con papas con él”, añade divertida. También Cruz Roja la llevaba a hacerse estas curas.

Paz interior

La comida que Petra recibió en su casa el pasado martes le fue entregada por una de las voluntarias que trabaja desde hace cinco años con la entidad. Ella es Viuny Limia Hernández. Admite que ante esta situación llegó a plantearse abandonar el voluntariado. “Me lo planteé porque yo soy grupo de riesgo y tengo dos niños adolescentes. La semana pasado no hice nada con Cruz Roja”, explica. Sin embargo, “después pensé que cuando todo esto pasara no me iba a sentir bien conmigo misma si no hacía nada, así que he decidido arriesgar y que sea lo que dios quiera”. Trabaja en varios proyectos aunque en estos momentos está colaborando como conductora de transporte adaptado. “También estoy en el programa Salud constante, en el que visitamos a los personas en su domicilio y le tomamos la tensión, el azúcar, las pesamos…”. Cuando toca también reparte alimentos como con Petra a la que se le hizo entrega de una de las 500 cajas preparadas esta misma semana por Cruz Roja. Aceite, leche, productos no perecederos, café, galletas, papas, botes de tomate, gofio y colacao, azúcar… son solo algunos de los productos que contienen estas cajas.

Viuny admite que en estos cinco años, el ser voluntaria le aporta muchísimo a nivel personal. “Soy una persona que me gusta compartir con los demás y ayudar y esto me permite hacerlo, es cierto que no me da nada económico, pero sí mucha paz interior”. Tanto ella como Fabiola Córdoba, llevan los correspondientes equipos de protección para evitar poner en riesgo a doña Petra, que las esperaba al pie de la escalera.

1.500 usuarios de teleasistencia

La responsable local del servicio de Teleasistencia explica que, en general, la ayuda de Cruz Roja abarca acompañamientos y traslados médicos. “Hay personas que están solas y no tienen como trasladarse al médico, nadie que los acompañe, y entonces para eso estamos nosotros. También desarrollamos actividades de ocio, talleres, para que las personas no se queden en casa y que amplíen sus redes y hagan sus casos diferentes”, explica Fabiola Córdoba.

Admite que en estos momentos, “nos están llegando las demandas de personas mayores y/ o en situación de vulnerabilidad que no estaban acogidas a los servicios de Cruz Roja, personas todas ellas a las que estamos dando respuesta en la medida de nuestras posibilidades”. Fruto de la emergencia que se está viviendo son las cajas con alimentos que están llevando a distintos puntos de la Isla. “Los técnicos nos encargamos de gestionar las demandas y los voluntarios son los que los ejecutan y gestionan”, apunta.

El proyecto al que pertenece Petra, el de Teleasistencia para personas mayores, atiende, solo en Santa Cruz, a unas 1.400 personas, mientras que el programa de mayores de Cruz Roja llega a atender a unas 5.000 personas a lo largo del año.
Desde que se declarara el estado de alarma la entidad puso en macha el programa Cruz Roja responde, una medida extraordinaria con la que buscan dar respuesta al gran número de llamadas que están recibiendo, y con el que también están cooperando con las administraciones públicas que se lo solicitan.

“En Cruz Roja estamos viviendo esta situación con mucha intensidad, intentando llegar y cubrir las necesidades de la gente que nos llama. Están siendo días duros de trabajo pero al final es reconfortante porque cubres las demandas de las población, así que, es duro pero reconfortante”, concluye.

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