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Olga, la gran animadora de Los Cristianos que regala risas contra el virus

Olga González canta, pone a bailar balcones y azoteas en Los Cristianos, juega al bingo con los vecinos y les hace la compra; hasta los barcos la saludan con sus bocinas en el puerto

Pone a bailar y hace reír cada tarde a los balcones y azoteas de la zona de Las Cavernas, en Los Cristianos. Es pura energía y sus apariciones diarias en el patio de su casa, que comparte con su marido, sus dos hijos, padres, hermanos, cuñados y sobrinos, son el mejor antídoto contra el desánimo de un vecindario que cuenta las horas cada jornada para que lleguen las siete menos diez de la tarde.

Poco antes del aplauso para el personal sanitario, Olga González, de 44 años, sale a un escenario privilegiado con vistas a la bahía de Los Cristianos y a todas las azoteas con su micrófono craneal y un altavoz. No le hace falta nada más para montarse su show, que emite por Facebook y que reúne a un número de seguidores en la red que no para de crecer. “Señoras, señores, en unos minutos vamos a dar un gran y merecidísimo aplauso a nuestros héroes sin capa, vayan saliendo a los balcones, azoteas y ventanas”, es la frase que anuncia el comienzo de su actuación.

En ese momento, el público abandona los salones y habitaciones y copa los balcones, ventanas y azoteas. Saben que el espectáculo no les defraudará. “Me siento llena de energía y tengo que soltarla como sea, y más con lo que estamos viviendo. Mis vecinos son maravillosos, tenemos un optimismo brutal, cada uno es de su padre y de su madre, pero somos buena gente”, cuenta a DIARIO DE AVISOS minutos antes de salir a escena el pasado viernes.

El Pasodoble Islas Canarias, Lucha Canario o clásicos fiesteros como Marejada o El polvorete, entre otros, suenan en versión karaoke ladera abajo hasta la misma playa para espantar al virus del desaliento. El repertorio se renueva diariamente y hasta se adapta a fechas como las de Semana Santa con la interpretación de la ‘Saeta del Cristo de la Panza Erguida’, representada por su tío Lucio, con algunos kilos de más, que aparece bajo un paraguas de colores como improvisado palio.

Olga se propuso esta semana un reto: además de saludar desde su potente altavoz a los pescadores, como hace a diario aprovechando el silencio reinante cuando estos salen a faenar a última hora de la tarde del puerto de Los Cristianos, les pidió que tocaran la bocina para trasmitir ánimos a los vecinos.

Pero los pescadores le guardaban una sorpresa. “Nunca me pude imaginar que los seis barcos dieran la vuelta en medio del puerto, se alinearan uno junto a otro con la proa hacia nosotros y empezaran a tocar la pita. Saltamos locos de contentos y empezamos a llorar y Los Cristianos se llenó de aplausos. Los llantos fueron tremendos y acabamos con la canción Resistiré”, explica la vecina más famosa de Las Cavernas, de profesión secretaria de un despacho de abogados y de vocación animadora infantil.

Después de los aplausos diarios y el baile, llega otro de los momentos esperados por los vecinos. Olga cambia de registro, saca su bingo eléctrico y empieza a cantar números a los cuatro vientos o, para ser exactos, a los diez balcones que participan cada tarde. “Me pongo a grito limpio: el 12, el 48 el 75 (siete, cinco)… y cuando sale el 69 digo el nombre de una de las vecinas que juega y todo el mundo ya sabe qué número es”, cuenta entre risas. “Yo me exploto cuando alguien grita ¡cuajo!”. Aclara que las reglas del juego están fijadas: “Aquí nadie paga nada pero el que gana sabe que pierde, porque al que le toque el bingo tendrá que traer comida o bebida para la fiesta que haremos cuando se levante el estado de alarma. Esas son las condiciones, y encima la gente se pelea por ganar”, bromea. “Se trata de pasar un buen rato, con tu copita de vino, frente al mar y viendo cómo se oculta el sol… Aquí lo importante es despejar la mente y el alma”.

El corazón de Olga no solo bombea ánimo a borbotones a los propietarios e inquilinos de las casas colindantes para distraerlos y motivarlos mientras dure el confinamiento. También les hace la compra por las mañanas en días alternos. “Cuanto menos gente salga a los supermercados, menos riesgo de contagio hay. Yo les pregunto a mis vecinas qué necesitan y prefiero que me den a mí la lista y encargarme yo de ocho compras en vez de que ocho personas salgan para hacer una compra”.

“charo, no llores”

También participa como voluntaria en la asociación solidaria Inclúyeme, que ayuda a personas con discapacidad y con problemas de inclusión y que estos días echa una mano a los ayuntamientos de Arona, Adeje, Granadilla, San Miguel y Arico. Su última acción fue la de comprar y llevarle fármacos a Charo y Jaime, una pareja de ancianos, sin hijos, que vive sola en los apartamentos Torres del Sol, una experiencia que le marcó.

“Son personas de edad avanzada y él está en silla de ruedas. Me llegaron al alma. Cuando le llevé el pedido, la señora se me echó a llorar, y yo le dije: “Por favor, Charo, no llores, que a mí me cuesta poco”. En segundos estábamos como dos magdalenas. Fue muy emotivo y muy duro. No nos conocíamos de nada, jamás nos habíamos visto, pero en ese momento te das cuenta de que estamos juntos atravesando algo terrible, desconocido, durísimo y que necesitamos ayudarnos más que nunca. Te preguntas, esta gente aquí sola, si les pasa cualquier cosa, qué ocurrirá con ellos” (se emociona y comienza a llorar). “Ellos tienen muchas más probabilidades de que se contagien”, dice entre sollozos. Olga no pierde el contacto con Charo y Jaime a través de videollamadas, aunque “los Servicios Sociales de Arona, que lo están dando todo, se mantienen atentos”.

Olga tampoco pudo contener la emoción cuando esta semana recibió la visita sorpresa de varios vehículos de bomberos, que se presentaron frente a la casa con las señales acústicas, mientras los vecinos respondían con aplausos, gestos de reverencia y lágrimas. “¡Gracias, chicos, gracias, chicos!”, repetía una y otra vez con los ojos empañados sobre las notas, otra vez, del Resistiré y el atronador sonido de las sirenas. Guardas forestales y Policía Local de Arona también han visitado Las Cavernas en señal de agradecimiento a sus vecinos y a su líder.

La activista de Los Cristianos tampoco olvida a los niños, a los que cada día les dedica alguna canción infantil en su espectáculo. “Nos están dando una cachetada sin mano a todos los adultos. Entiendo que se aburran y que no estén preparados para esto, pero son los primeros que se han adaptado a la situación y lo han asumido perfectamente con un sentido de la responsabilidad y solidaridad que no es normal después de llevar un mes encerrados. Nos mandan a lavarnos las manos y a mantener las distancias. Es maravilloso”.

Tras la gran repercusión que ha tenido la historia publicada en DIARIO DE AVISOS, con más de mil reproducciones y casi 400 comentarios, nuestra amiga Olga quiso dedicar una canción tanto a este medio de comunicación como a Juan Carlos Mateu, subdirector y responsable del reportaje. Puedes verlo a partir del minuto 8.¡Muchas gracias, Olga!

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