los realejos

La familia de Icod el Alto que le hizo frente al virus

Gloria Luis Dóniz y sus padres se contagiaron de Covid-19 y llegaron a coincidir los tres en el HUC; ella y su progenitor lo han superado pero su madre todavía da positivo en la prueba

El primero fue Antonio, quien al llegar de un viaje de Galicia organizado por la Asociación de la Tercera edad de Icod de los Trigos, en Los Realejos, junto a su mujer Antonia, comenzó a sentirse mal. Tuvo fiebre y se cayó en la habitación. En un principio, pensaron que eran consecuencia de los pequeños ictus que había tenido.

Lo llevaron primero al centro de salud y luego a una clínica privada del Puerto de la Cruz pero le dijeron que no le podían hacer la prueba del Covid-19 y le dieron el alta. Seguía mal así que contactaron con el alcalde, Manuel Domínguez, a ver si los podía ayudar y terminaron en el Hospital Universitario de Canarias (HUC). Fue allí donde le confirmaron que era positivo.

“Les quiero decir que mi padre tiene el virus, estoy pasando un muy mal momento, mi madre está separada porque no puede estar conmigo y yo tengo fiebre. No salgan de sus sus casas, es lo único que les digo”, escribió Gloria Luis Dóniz en el grupo de whatsapp de sus padres para avisar que su progenitor, de 81 años, estaba contagiado.

Gloria también tenía síntomas pero pensó que era por los nervios de ver a su padre en ese estado. Sin embargo, no era improbable un contagio porque cuando sus padres llegaron de Galicia, ella los abrazó sin mascarilla y sin guantes, les cogió las maletas y les acomodó la ropa “por ignorancia”, recuerda.

Fiebre de 40 grados, que no bajaba, malestar, escalofríos, vómitos y tos seca. Su madre padeció las mismas dolencias pero sin fiebre.

Se sentían tan mal que llamó a una ambulancia pero tardó dos días en ir a su casa. Recuerda que fue un martes por la tarde cuando fue a buscarlas con la mala suerte que se quedó estancada por las lluvias y los vecinos se vieron obligados a colocar mantas en las gomas del vehículo para que éste pudiera salir hasta que llegaron al lugar los bomberos y lo lograron.

Aunque ahora es una anécdota, eso aumentó su desesperación. Al llegar al HUC y hacerle todos los controles correspondientes, les comunicaron que ambas quedaban ingresadas porque estaban contagiadas.

Esa noche durmieron en Urgencias y al día siguiente las llevaron a planta. Ella pidió que pusieran a su madre junto con su progenitor, que ya llevaba una semana ingresado y los médicos accedieron. Ellos estaban en la planta 6 y Gloria en la 8.

En su caso tenía que estar sola debido a que desde joven tiene una enfermedad en la sangre, la PTT (púrpura trombocitopénica trombótica), y le bajaron mucho las defensas.

A la semana Gloria recibió el alta. Pese a que era positiva en Covid-19, se recuperó en su casa, junto a su pareja, y a la semana siguiente cuando le repitieron la prueba en el Hospital del Norte, dio negativo. Ya estaba curada.

Siete días después le tocó a Antonia, que pese a que se siente bien y solo tiene tos seca, tiene que estar encerrada en su casa “sin siquiera poder asomarse a la venta” porque sigue dando positivo en el test.

Su padre fue el último en abandonar el HUC debido a que el virus le afectó mucho los pulmones. “El médico me lo dijo claro por teléfono: tu padre ha salido de ésta de milagro porque tiene los pulmones fatal”. Sin embargo, logró vencer al virus en la primera prueba.

Antonio se encuentra bien y el jueves salió por primera vez a caminar un rato por los alrededores de su casa acompañada de la pareja de Gloria. La casualidad que vio a otra de sus hijas y a uno de sus nietos desde el balcón. “Fue toda una alegría después de estar meses alejados”, apunta.

Los tres le han ganado la batalla al Covid-19, aunque su madre todavía debe tomar ciertos recaudos. No obstante, Gloria aún lo vive muy mal porque a día de hoy no puede ver a sus padres pese a que vive en la planta de abajo de la vivienda familiar, en el núcleo realejero de Icod el Alto.

“Ellos se manejan bien solos, pero yo siempre los ayudo, estoy con ellos un rato, los saco a pasear. Fue el Día de la Madre, que no deja de ser una celebración especial y no lo pude compartir con ella”, dice con cierta pena. Gloria quiso darle una sorpresa así que llamó a la floristería del pueblo y le envió una planta que recogió su padre porque Antonia “no puede ni asomarse a la puerta”. Le propuso que se acercara a la ventana, aunque fuera detrás del cristal para verla un rato y le dijo que no llorando. “Es muy triste”, confiesa la joven.

Gloria destaca la atención que toda la familia recibió, tanto del personal del HUC como del Hospital del Norte, donde acudieron a hacerse los test. “Cuando estaba en casa, incluso el fin de semana, los médicos del HUC me llamaban para ver cómo me encontraba y los de cabecera lo hacen todos los días”.

También tiene palabras de agradecimiento para sus vecinos, que la han ayudado desde el primer momento llevándole desde comida hasta mascarillas confeccionadas por ellos mismos.

Miedo de contagiarse otra vez

Gloria ya puede salir a camninar y desde esta semana, visitar a sus cuatro hermanos y sus sobrinos, pero tiene miedo de volver a contagiarse y recaer. Por las noches le cuesta dormir y es consciente de que tiene que superar esa barrera, pero no se anima. “En algún momento tendré que hacerlo pero me ví tan mal que prefiero esperar un poco”, expone convencida.

De momento, espera que la prueba de su madre salga negativa para subir a verlos. Sabe que no podrá abrazarlos y besarlos como a ella le gustaría pero sí comer juntos, hablar un rato y compartir el momento. “Ya después veré si voy a un guachinche o a tomarme un cortado a una cafetería”, bromea.

TE PUEDE INTERESAR