la laguna

Las caras solidarias de la crisis

En los peores momentos, siempre surge gente dispuesta a ayudar; cuatro voluntarios relatan su experiencia y labor en Cruz Roja
Más de 2.400 voluntarios colaboran en los proyectos de Cruz Roja para hacer frente al Covid-19 en Canarias. / DA

Lo único positivo de una crisis es que siempre hace aflorar lo mejor de las personas, de la mayoría, por suerte. Por muy mala que sea la situación, no dejan de surgir manos dispuestas a ayudar; cada uno con su historia y su contexto, pero todos comparten el deseo de ser útiles y poder ayudar a quienes peor lo están pasando. El coronavirus llegó de improviso y está generando una crisis sanitaria, social y económica de enormes dimensiones. Y ahí están los voluntarios de tantas asociaciones y entidades que, en estos momentos, realizan una labor impagable. Hemos hablado con cuatro vecinos laguneros que, a través de Cruz Roja, han decidido dedicar parte de su tiempo y esfuerzo para ayudar en esta crisis. Y como ellos, cientos en todo el Archipiélago.

En concreto, según datos de Cruz Roja de mediados de este mes, un total de 2.410 voluntarios colaboran en los proyectos de la organización para hacer frente a la Covid-19 en Canarias, de los que 1.206 se han dado de alta durante este periodo de estado de alarma. De esta cifra global, 1.237 voluntarios pertenecen a la provincia tinerfeña, de los 678 son nuevas altas en los últimos dos meses.

Nuevas altas como Gara Herrera, lagunera de 35 años que es voluntaria desde, aproximadamente, hace mes y medio. “Siempre quise ser voluntaria, y mi idea era hacer un voluntariado internacional. Pero a raíz de la declaración del estado de alarma surge mi decisión de colaborar con Cruz Roja en esta situación, que no daba para dudar mucho, sino para animarte y hacerlo cuanto antes”, afirma. Gara es voluntaria operadora del plan Cruz Roja Responde y atiende las solicitudes de ayudas, mayoritariamente de alimentación en estos días. “A nivel personal, te das cuenta de la cantidad de familias que solicitan alimentos, lo que indica que están en una situación bastante complicada”, apunta, lo que genera cierta “impotencia, porque hay mucho trabajo y atender tantas llamadas de familias necesitadas, solicitando por favor un bono, una compra…, te parte un poco el corazón”. Aún así, de la experiencia del voluntariado valora que “tiene una parte muy positiva y gratificante, el hecho de que ayudes de una manera desinteresada hace que tengas el agradecimiento de tantas personas por esa labor”. “A nivel personal te aporta muchísimo, ojalá esta situación anime a mucha a gente a ser voluntaria y que se vea que aquí, muy cerca de casa, hay familias que lo están pasando mal y esto debería de servirnos para ser más solidarios”, enfatiza esta joven, que trabaja en la gestión de proyectos culturales.

Enrique Óscar Fabuena fue durante mucho tiempo voluntario de Cruz Roja en el sur de la Isla, lo que tuvo que dejar cuando por motivos laborales se mudó a La Laguna, donde reside en la actualidad. Sin embargo, a mediados de marzo se quedó parado al verse afectado por un ERTE y decidió retomar el voluntariado. “Ya durante la primera semana oficial de alerta me puse en contacto con la asamblea local de La Laguna. En la situación que estamos pasando, sentía que en casa no hacía nada y que tenía que aportar”, relata.

Así, desde mediados de marzo y hasta hace apenas unos días, ya que ha tenido que dejarlo porque se va a reincorporar a su trabajo, Enrique Fabuena, que tiene 47 años y es conductor profesional, ha estado ayudando en el reparto a domicilio de alimentos a las familias más vulnerables, así como de kits de higiene, meriendas y materiales escolares a los niños.“Las necesidades siguen siendo las de antes de la pandemia, pero ahora se han multiplicado, porque las familias que antes estaban en cierto equilibrio, ahora todo eso ha desaparecido”, explica. “Inicialmente, la situación ha sido más grave de lo que, a título personal, me esperaba -continúa-, porque una cosa es lo que ves a diario en las calles, pero otra cosa es adentrarte en su hogar, siempre manteniendo las distancias de seguridad, y ver situaciones de carencia de alimentos, de falta de recursos, pero ganas no faltan y los niños mantienen la sonrisa”.

Una labor que, a pesar de todo, también califica de “gratificante, ver que puedes colaborar con muy poco, pero que para ellos es un regalo de vida, no hay palabras para describirlo”, enfatiza este vecino lagunero.

 

Otras personas venían ya ejerciendo como voluntarios desde hace tiempo y, en la actual situación, han reorientado su colaboración, como José Hernández Armas, profesor jubilado de 73 años. “Me inscribí como voluntario hace como un año. No lo había sido antes y decidí serlo porque justo disponía de más de tiempo y me encontraba bien de salud. Ofrecí a Cruz Roja la oportunidad de ofrecer mi experiencia como docente por si querían que impartiera algunos cursos, y eso hice -relata-. Cuando empezó este problema de la pandemia me ofrecieron la posibilidad de colaborar mediante el sistema de llamadas a las personas mayores, para conocer su estado, ver si necesitaban algún tipo de ayuda y darles un poco de ánimo, lo que siempre es muy bien recibido, porque son personas muy agradecidas”.

Para José Hernández, vecino lagunero, está siendo “muy gratificante, se lleva uno la muy agradable sorpresa de que todas las llamadas son siempre contestadas con muy buen talante, lo agradecen mucho. En general, siempre manifiestan una actitud de disponibilidad que sirve para saber que los mayores son una de las columnas vertebrales de la sociedad”. El principal problema que ha detectado es el de la soledad, “pero en un porcentaje alto está controlado por la labor de los familiares”, apunta.

José Hernández anima al voluntariado, aunque reconoce que también hay “un miedo subliminal de mucha gente de que el virus se puede adquirir de cualquier manera, y la gente de mi edad, que son del grupo vulnerable, pues se lo piensan dos veces y prefieren esperar, existe un cierto temor, y es que la mayoría de personas fallecidas han sido personas mayores”.

De hecho, desde el estado de alarma, el voluntariado mayor de 60 años solo ha podido colaborar en tareas desde casa, según explican desde Cruz Roja, aunque la previsión del organismo es que a partir de esta semana puedan ir incorporándose a las oficinas, no en servicios de calle, siempre y cuando se puedan garantizar todas las medidas de seguridad.

Bladimir Alfonso Fernández, a sus 59 años, está justo en el límite. Este vecino de Taco, originario de Venezuela, lleva como voluntario en Cruz Roja el mismo tiempo que lleva residiendo en la Isla, a donde llegó hace hace año y medio. Él es voluntario del proyecto de atención social a las necesidades básicas de las personas sin hogar y, en la actualidad, colabora llevándoles bandejas de comidas. También participaba en otros proyectos, como de acompañamiento a mayores o personas con movilidad reducida en excursiones, pero esos están ahora paralizados.

“Yo estaba inactivo, y fui a una charla en la que me explicaron todo lo que era la Cruz Roja y me metí en la Unidad de Emergencia Social y fui conociendo más y me gusta, lo hago con gusto, y he hecho bastantes amistades. Y creo que todos los voluntarios tenemos un sentimiento parecido, no vamos porque vayan a pagar, sino que nos gusta y hacemos esto con mucho gusto”, enfatiza.

“No imaginaba la experiencia que he adquirido aquí – añade-. Yo le hablo a mi familia y a mis nietos de que hay una vida que no se ve…”.  Bladimir Alfonso Fernández lleva bandejas de comida, tres días a la semana, a cinco puntos de La Laguna donde las recogen los usuarios, ya que hay gente “que no tiene ni luz ni agua y se les lleva la comida preparada, nosotros la calentamos y se la llevamos”. “Esto se ha incrementado mucho, nosotros despachábamos, por ejemplo, un promedio de 50-60 comidas, y hoy en día 80-90, hay muchos más usuarios, se ve que la crisis ha aumentado la necesidad de muchas personas, y algunos te dicen que no creían que iban a llegar a esto pero que no tienen qué comer”, lamenta.

Cruz Roja atiende a 86.104 personas vulnerables

A falta de una semana para que se cumpliesen los 2 meses del lanzamiento del Plan Cruz Roja Responde frente la Covid-19, la organización humanitario había atendido ya en el Archipiélago a 86.104 personas a través de más de 123.700 intervenciones en los ámbitos de emergencias, salud, inclusión social, educación y empleo; cuando la previsión era atender a 43.000 personas, según informaron a mediados de este mes.

En concreto, algunas de las intervenciones han sido, por ejemplo, las llamadas de seguimiento, información y acompañamiento a 40.611 personas usuarias de sus proyectos, principalmente a las personas mayores que viven solas; se han entregado medicamentos a 601 personas; se ha prestado atención a 11.550 personas y familias para la cobertura de sus necesidades básicas, mediante 25.861 entregas de ayudas en los domicilios; y se han acogido a 301 personas sin hogar en siete albergues distribuidos en ambas provincias, entre otras muchas acciones.

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