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Francisco Zuppo Núñez: el hombre que recuperó el ‘riqui-raca’ en el Estadio Heliodoro Rodríguez López

Siendo Javier Pérez presidente del CD Tenerife se le impuso la insignia de oro y brillantes de la entidad
FRANCISCO ZUPPO
FRANCISCO ZUPPO
Paco Zuppo cantando un riqui-raca en el Estadio Heliodoro Rodríguez López. DA

Hablar o escribir del legendario Francisco Zuppo Núñez es referirse a una leyenda deportiva que en otra época marcó un referente en el Archipiélago canario. El recordado Paco Zuppo nació en 1919 en el barrio Duggi o El Monturrio, que de ambas maneras lo llaman sus vecinos, siendo uno de los barrios con más tradición de la capital tinerfeña.

Zuppo trabajó durante muchos años como empleado del Banco Banesto (Banco Español de Crédito) y era habitual verlo por las calles de Santa Cruz con una pequeña cartera donde portaba recibos y letras al cobro. Él aprovechaba la coyuntura de estar mucho en la calle, para ir siempre provisto de un silbato y colaborar para que el tráfico circulatorio de la ciudad fuese más fluido. Podías encontrarlo en cualquier esquina del centro de Santa Cruz, dirigiendo espontáneamente la circulación con aspavientos característicos de guardia urbano y ayudándose del pito. Pero su auténtica pasión era la dirección de riqui-racas, especialidad en la que era un consumado maestro y por la cual gozaba de un gran reconocimiento popular.

Su técnica consistía en ubicarse en el centro del campo y con ademanes de director de orquesta, incitaba a que diferentes gradas fueran contando sucesivamente hasta tres, para que a continuación todo el Estadio de forma coral entonase el riqui-raca al compás que él iba marcando, y finalizar con todo el público aplaudiendo fuertemente mientras Zuppo, brazos en alto, saludaba a la afición.

Zuppo falleció a los 90 años, dejando atrás una etapa de grandes recuerdos y momentos en la ciudad chicharrera. Según cuentan los amigos más allegados, su historia va ligada con el CD Tenerife. De hecho, el expresidente blanquiazul, Javier Pérez, le concedió en su día la medalla de oro y brillantes del club. Y es que Paco Zuppo rescató el popular “grito de guerra” del riqui-raca.

Sin embargo, la relación de Zuppo con el fútbol venía de lejos. Antes que por su faceta de animador se le conoció como jugador del Real Unión y el Price. No obstante, como a tantos jóvenes de la época, le tocó esperar a que pasara la Guerra Civil para dar rienda suelta a su afición por la pelota. De hecho, Zuppo fue movilizado y durante la contienda le tocó servir en el frente del Ebro.

Como futbolista actuaba de extremo derecho, pero al colgar las botas no siguió vinculado al fútbol como entrenador o directivo. Él mismo se encargaba de decir “que no valía para eso”. Fue entonces cuando, poco a poco, se dio a conocer en su faceta de animador del cotarro. Su hijo, José Francisco Zuppo Pérez, recuerda la maestría de su padre en la interpretación del Riki-raca, implicando a todos los aficionados. Como si de un director de orquesta se tratase, “primero se viraba hacía General de pie y decía “una”. Luego seguía en dirección contraria a las agujas del reloj, miraba a San Sebastián y decía “dos”; y finalmente se dirigía a Herradura con el “y tres”. Y entonces, todo el Heliodoro le respondía con el riqui-raca. Además, el asunto también tenía una coreografía, moviendo las manos y los pies para llamar la atención del público”.

‘BIRRIA’ HASTA LA MÉDULA

Las hemerotecas consultadas también cuentan que Paco Zuppo preparó viajes a Madrid para animar al CD Tenerife en sus desplazamientos. Con el representativo lejos de la élite del fútbol nacional, los campos de Plus Ultra, Carabanchel o Pegaso conocieron al bullicioso seguidor, que se rodeaba de los estudiantes tinerfeños en la capital de España para corear el Riki-raca. Años después, siendo Javier Pérez presidente del CD Tenerife, se le impuso la insignia de oro y brillantes del club. El Náutico y el Real Automóvil Club también le condecoraron. Y el Ayuntamiento de Santa Cruz le concedió en su día la medalla de bronce de la ciudad. El valor emocional y simbólico del riqui-raca para el tinerfeñismo es tan alto que incluso el himno del club lo recoge. La histórica interpretación los Huaracheros, estrenada en 1960, acaba precisamente con el “grito de guerra” tras el último acorde.

Ahora, en pleno siglo XXI, sin un Paco Zuppo que se encargue de invocar a la victoria, muchas veces desde las gradas del Heliodoro Rodríguez Lópeza, surge espontáneo el “Riqui-Raca / zumba-raca / sim-bom-ba / ra-ra-ra / Tenerife / Tenerife / y nadie más”. Felizmente, el cántico ha pasado de una generación a otra.

También, cabría destacar que Paco Zuppo dejó grandes amigos en Gran Canaria, pues no en vano, estuvo coreando y animando con sus riqui-racas a la Unión Deportiva Las Palmas en su primer ascenso en 1951. Así pues, no podemos olvidar la figura de este gran hombre que tantas cosas bonitas y positivas le dio al archipiélago canario. Es justo que la nueva generación del siglo XX sepa quien fue este chicharrero de alma y corazón.

Cuenta Caco Senante que Paco Zuppo era habitual verlo por las calles de Santa Cruz con una pequeña cartera donde portaba recibos y letras al cobro. Él aprovechaba la coyuntura de estar mucho en la calle para ir siempre provisto de un silbato y colaborar para que el tráfico de la ciudad fuese más fluido.

A Zuppo podías encontrarlo en cualquier esquina del centro de Santa Cruz, dirigiendo espontáneamente la circulación con aspavientos característicos de guardia urbano y ayudándose del pito. Pero su auténtica pasión era la dirección de riqui-racas, especialidad en la que era un consumado maestro y por la cual gozaba de un gran reconocimiento popular. Esta actividad había convertido a Zuppo en un personaje popular, al que se le tenía un especial cariño y él se sentía importante.

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