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Los viajes de Merkel a La Gomera: de adolescente a canciller

Su primera visita fue en los años 70 como estudiante de Física y desde 2008 nos visita como “la mujer más poderosa del mundo”

 

Ángela Merkel, junto a su marido, en el ferry de Fred.Olsen que le llevó en abril de 2018 por ultima vez, a La Gomera / DA

Quién se iba a imaginar que aquella jovencita estudiante de Física en la Universidad de Leipzig, todavía República Democrática de Alemania, que hacía nudismo en playa del Inglés en Valle Gran Rey, a mediados de los 70, se iba a convertir 30 años después en la mujer más poderosa del mundo.

Quizás aquellos viajes a La Gomera, con sus padres, le iba a marcar a Angela Dorothea Kasner, nacida en Hamburgo (1954) de un pastor luterano y una profesora de latín e inglés. Ni siquiera su pronto traslado al otro lado del telón de acero, le impidió moverse por Europa e, incluso, llegar a la entonces casi virgen, turísticamente hablando, isla de La Gomera, cuando ni quisiera había comenzado a funcionar el Ferry Benchijigua.

Merkel fue militante de la Juventud Libre Alemana y en 1977 se casó con el físico Ulrich Merkel, de quien tomó su apellido, que mantuvo pese a casarse por segundas nupcias en 1998, con Joachim Sauer, catedrático de química en Berlín, su acompañante en los seis viajes que ha realizado (2008, 2010, 2011, 2016, 2017 y 2018), todos en Semana Santa, a La Gomera desde que en 2005 fuera elegida canciller alemana, como líder del partido más votado, el CDU (Unión Demócrata Cristiana), aunque casi siempre ha tenido que pactar con los socialdemócratas, el otro gran partido alemán (SPD), una alianza de la derecha e izquierda, casi inédita en otros países europeos.

Angela Merkel ha confirmado recientemente al presidente del Cabildo gomero, Casimiro Curbelo, que repetirá vacaciones de la Isla, después de que este año, por la crisis de la Covid-19, suspendiera las mismas, algo casi natural cada año, cuando suele pasar entre cuatro y seis días en el hotel Jardín Tecina, bajo unas medidas especiales de seguridad y dentro de la intimidad más absoluta, solo rota cuando se traslada a algún restaurante de Playa Santiago, a comer pescado fresco o al conocido casa Efigenia, en Las Hayas, donde no falta el potaje de berros. La Semana Santa de Merkel en La Gomera se resume prácticamente en sus grandes caminatas por los inigualables senderos del Parque Nacional del Garajonay y algún baño esporádico en el mar, aprovechando sus paseos en barco.

Es una enamorada de la gastronomía gomera y en su equipaje de vuelta nunca falta el almogrote, “el rico paté gomero” llegó a decir.
Tiene pocas manías, pero una de ellas es que siempre le acompañe como miembro de su escolta un Guardia Civil de Hermigua, con quien ha entablado una gran amistad.

La canciller alemana paró en 2016 en un restaurante de Los Abrigos, antes de embarcar hacia La Gomera / DA

El visitante alemán y el británico sobresalen entre los extranjeros, que buscan en La Gomera el denominado ‘turismo activo’ y las visitas de Angela Merkel a la Isla suponen el mejor aval para vender esas imagen de turismo sostenible en Alemania. Según el Instituto Canario de Estadística, La Gomera recibe al año 120.000 turistas que pernoctan en la isla, y de ellos, algo más de la mitad, 62.000, son alemanes.
No es extraño, por tanto, que en junio, Casimiro Curbelo invitara de nuevo a venir a la Isla a la canciller alemana. Hace unos días le respondió, enviándole con un jarrón blanco, dos rosas rojas y una tarjeta donde le escribió: “Dignidad, respeto y mucho amor. Claves para ser muy rojo. Con todo respeto y admiración espero tener el placer de encontrarnos y compartir en mis próximas vacaciones”. Entendiendo, si la Covid-19 y la reconstrucción europea lo permite, que será en Semana Santa.

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