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El Socorro: luz sin Camino

La pandemia dejó sin Bajada a los güimareros que atendieron las recomendaciones del Ayuntamiento y permanecieron en sus casas, tanto en Güímar como en el caserío costero
Las misas, sin Camino, es lo único que se mantiene en las fiestas de El Socorro / SERGIO MÉNDEZ

De ochenta mil personas a ni un alma. Esa fue la imagen que se dio ayer en el tradicional Camino de El Socorro, escenario cada 7 de septiembre de un río de gente que acompaña a la Virgen desde San Pedro hasta el caserío al que da nombre, en la considerada romería más antigua de Canarias.

Solo una veintena de despistados se introdujo en el camino antes del mediodía, cuando permanecía cerrado y vigilado por Policía Local, Guardia Civil, Policía Autonómica y Protección Civil. Cuando se abrió, algunos grupos de familiares cumplieron cumplir su promesa y se trasladaron hasta la ermita, aun a sabiendas de que allí no estaba esta vez la Madre Amada, aunque lo hicieron por La Hidalga (Arafo) o el litoral, para evitar la presencia policial. En todo caso, como afirmó el edil de Seguridad, Cándido Gómez, “el comportamiento de los güimareros ha sido exquisito, casi ha habido cero incidente”, afirmó.

En realidad fue un día normal, ni quisiera parecía festivo, porque más allá de algún convite familiar en el caserío y la presencia a goteo en la ermita o en la parroquia de San Pedro, solo las mascarillas con la imagen de la Virgen, el olor albahaca o algún sonido de bucio nos situaba en la festividad, más allá de los oficios religiosos. Ni siquiera un volador o una parranda, El Socorro se vivió ayer en la más pura intimidad y silencio.

Misa de peregrinos

El primero de ellos tuvo lugar a las diez de la mañana y no a las seis como suele ser tradicional. La denominada Misa de los Peregrinos fue oficiada por el párroco titular de Güímar. Pedro Pérez y el de la Concepción de Santa Cruz, Juan Manuel Yanes, en la que una vecina, Marta, leyó una poesía a la Virgen y pidió promesa por “toda la humanidad”.

Unas doscientas personas en el templo, con la mayordomía de la iglesia y la Corporación Local en las primeras filas, junto a dos representantes de los guanches de la Virgen, que esta vez no pudieran sacar del altar que presidía, ni siquiera a la puerta del templo donde esta vez no estaba la Danza de Cintas. La Virgen iluminaba el templo, pero no el Camino, que este año quedó literalmente vacío, con la esperanza de que “en el próximo podamos volver a sacarla” comentaron los párrocos, que agradecieron el buen comportamiento de los güimareros, recordando que “las siglas inglesas SOS significa salvar nuestra alma” y que esta no puede destruirla un virus, aunque puede acabar con el hombre.

Con tres vivas a la Virgen de El Socorro, el párroco Pedro Pérez puso fin a la homilía, mientras algunos se arrancaban en las afueras de la parroquia con el popular pasodoble dedicado a la Virgen, con música de Miguel Castillo y letra de Pedro Guerra, quien fuera alcalde del municipio.

“Nuestra Señora ya partió
con sus romeros hacia el mar
va cuesta abajo,
lentamente, hasta el lugar,
donde una tarde
en Chimisay apareció.
Nuestra Señora ya partió
con sus romeros hacia el mar
y en el Socorro amaneció
la alegre ofrenda del cantar
coplas que brotan sin cesar
del corazón.
La romería sigue sin parar
hasta la Ermita de su devoción
y la guitarra empieza a pregonar
que ya la fiesta comenzó.
Silba la flauta suena el atabal
en la Asomada
crece la emoción y la parranda vuelve a madrugar
con su estribillo y su canción.
Al recordar,
aquella historia
que el guanche vivió
repicarán viejas campanas en el corazón.
Y al regresar por los caminos que ya recorrió volverá a vivir
Nuestra Señora, su fiesta mayor”.

Agradecimiento

El alcalde Airam Puerta señaló que “este año, un día inimaginable, nostálgico, con muchos recuerdos y que esperamos que no se vuelva a repetir y podamos disfrutar, en 2021, con toda la fuerza y esplendor de siempre”, recordando que si el año pasado acudieron a la Bajada unas 85.000 personas, este año se esperaba superar esa cifra el ser festivo insular.

“Quiero nuestros vecinos y vecinas por un comportamiento responsable, coherente y comprometido como el que han demostrado hoy, donde lo más importante era y es la protección y prevención”, finalizó el regidor municipal.

La Bajada suele convertirse cada 7 de septiembre en un río de gente / DA

Se suspendió en el inicio de la I Guerra Mundial y en la Guerra Civil

Güímar y Tenerife -era por primera vez festivo insular- se quedó ayer después de largos años sin vivir la populosa Bajada de El Socorro. Pero no es la primera vez que ello ocurre.

Según nos cuenta Octavio Rodríguez, cronista oficial del municipio, en el siglo pasado hubo dos años que no se realizó y otros dos que no se hizo como tal, sino como rogativa.

En concreto, el historiador se refiere a 1914, cuando se inició la primera Guerra Mundial y en 1936, cuando comenzó la Guerra Civil Española, mientras que los dos años posteriores de esa contienda, 1937 y 1938, se realizó la Bajada pero se hizo como rogativa, precisamente, para que “acabara la Guerra”, recuerda Octavio Rodríguez, quien apunta, además, que en aquellos años se “hizo la bajada y la subida en el mismo día”.

En esos años que los güimareros no pudieron acompañar a la Virgen solo hubo misas y procesiones alrededor de San Pedro, casi como este año, en el que también se han suprimido las procesiones, en esta caso por una guerra vírica y no militar.
La Virgen de El Socorro presidió su ermita hasta el siglo XIX, porque hasta entonces se subía a San Pedro y luego bajaba con una fiesta anual que inició la cofradía en 1643, según nos cuenta el cronista oficial. Fue a raíz de los episodios de fiebre amarilla (1810-1811) cuando la talla de El Socorro se trasladó a San Pedro y volvió hacerlo en los años 1862,1884 y 1893 cuando la ermita, la única edificación entonces en lo que hoy es el caserío de El Socorro, se convirtió en lazareto, quedando desconsagrada como ermita.

Hasta 1837 la Subida y la Bajada se realizaba el mismo día 8 y siempre en diciembre, hasta que al año siguiente se instauró los días 7 y 8 de septiembre hasta la actualidad.

En 1872, después de un largo litigio con la Iglesia, que mantenía que la ceremonia de la aparición de la Virgen era la de Candelaria, el colectivo de guanches de Güímar logró hacerla en la playa de Chimisay (hoy El Socorro).

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