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La COVID marca el encuentro del Cristo de La Laguna con sus fieles

Arranca el programa de actos religiosos de las emblemáticas fiestas de septiembre, pero la crisis sanitaria obligó ayer a suspender el tradicional Descendimiento y Besapié de la venerada imagen lagunera
La santa imagen no pudo descender este año para el besapié. / SERGIO MÉNDEZ
El rector del santuario, Daniel Padila, delante del Cristo de La Laguna, ayer. / SERGIO MÉNDEZ
El rector del santuario, Daniel Padila, delante del Cristo de La Laguna, ayer. / SERGIO MÉNDEZ

El programa de actos religiosos en honor al Santísimo Cristo de La Laguna arrancó ayer, cuando tendría que haberse celebrado la tradicional ceremonia de Descendimiento y Besapié de la venerada imagen y, por la tarde, la procesión del traslado del Cristo a la Catedral. Sin embargo, las medidas sanitarias para evitar la propagación de la COVID-19 obligaron a la cancelación de estos actos, reduciéndose a una misa en el santuario, con aforo reducido, pero que pudo verse online en directo.

En la celebración eucarística estuvieron el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, miembros de la Corporación, así como de la Esclavitud del Cristo, y una representación de la Junta de Hermandades y Cofradías, y del Regimiento de Artillería.

La misa comenzó a las 11.00 horas, sin producirse aglomeraciones ni colas a la entrada del templo para poder asistir, y estuvo presidida por el rector del templo, Daniel Padilla, quien también bendijo e impuso las medallas a los nuevos esclavos, ya que el obispo de la Diócesis, Bernardo Álvarez, no había podido asistir.

Daniel Padilla habló de la cruz y pidió que “al comenzar estos días cada uno de nosotros establezca un diálogo con el Señor de La Laguna, para que sea él lo que inspire todo lo bueno, noble y hermoso que hay en nuestro corazón”.

La misa concluyó con una oración con motivo de la COVID-19: “Te pedimos que el coronavirus no haga más daño y que pueda controlarse pronto esta epidemia, que devuelvas la salud a los afectados y la paz a los lugares que ha llegado, acoge a las personas que han fallecido por esta enfermedad, conforta a sus familias, sostén y protege al personal sanitario e inspira y bendice a los que trabajan por controlarla. Señor Jesús, nos sentimos desvalidos en esta situación de emergencia sanitaria internacional, pero confiamos en ti, danos tu paz y la salud”.

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