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Ramis no debuta con buen pie ante el Almería (2-0)

El CD Tenerife pierde ante un Almería que marcó los dos goles de penalti, el primero totalmente inventado por el colegiado del partido

El debut de Luis Miguel Ramis en el banquillo del CD Tenerife no se tradujo en una necesaria victoria. Los blanquiazules volvieron a mostrarse como un equipo débil e incapaz de sobreponerse a los golpes que recibe. Es verdad que el primer mazazo recibido fue completamente injusto. El árbitro se inventó un penalti inverosímil de Bruno Wilson, pero no es menos cierto que, a partir de ahí, se acabó el Tenerife. El Almería remató al cuadro chicharrero también desde el punto de máximo castigo, después de que Aitor Sanz derribase dentro del área a Sadiq. Esa fragilidad anímica, sumada a la escasa capacidad de crear ocasiones de gol claras, condenaron a un Tenerife que ya suma tres jornadas consecutivas perdiendo.

El primer once inicial de Luis Miguel Ramis en el banquillo del CD Tenerife tuvo un claro signo continuistas, como no podía ser de otra manera. No obstante también registró la presencia de dos buenos peloteros: Bermejo y Shashoua. Esto dejaba entrever el talante ofensivo de los equipos instruidos por el míster tarraconense. La formación inicial al completo fue la formada por Ortolá, Moore, Wilson, Sipcic, Álex Muñoz, Ramón Folch, Aitor Sanz, Suso, Bermejo, Shashoua y Fran Sol.

Prácticamente desde el principio del partido se vio a un Tenerife diferente. En muy pocos días de trabajo de Ramis con sus nuevos pupilos, los blanquiazules parecían otros. Se notó que desde el primer minuto el tarraconense había trabajado el aspecto anímico. Los futbolistas saltaron al campo de los Juegos del Mediterráneo con el chip cambiado. Se vio a un equipo más suelto y sin miedo. Los conceptos también parecían claros y los jugadores se plantaron bien sobre el campo. Pero por encima del resto destacó Sam Shashoua. Cada vez que el de Chelsea entraba en contacto con la pelota, daba la sensación de que pueden pasar cosas.

Quizás lo peor de esta primera parte, en la que hay que insistir que el Tenerife mostró una clara mejoría con respecto a duelos pasados, fue la escasa capacidad del equipo para generar ocasiones de gol claras. Tampoco es que las tuviera el Almería, que se marchó a los vestuarios casi sin conocer de cerca a Ortolá. ¿Lo mejor de todo? Que el marcador seguía siendo de 0-0 y todo está por decidir en la segunda mitad.

La segunda parte arrancó con polémica. Sin que el Almería hubiera hecho nada notable, se adelantó en el marcador tras marcar desde el punto de penalti. El colegiado Moreno Aragón se inventó una pena máxima inverosímil de Bruno Wilson, quien es verdad que suelta el brazo a la hora de cortar con la cabeza un balón colgado, pero es que Robertone no tenía ni la más mínima posibilidad de llegar a la pelota. El trencilla pitó penalti y amonestó al defensa luso, además de a Suso por protestar. Se encargó de lanzarlo Lazo. Ortolá adivinó la trayectoria del balón, pero no llegó a interceptarlo y el gol acabó subiendo al marcador. El VAR (¿para qué sirve?) no entró a corregir la apreciación equivocada del trencilla.

Con el marcador a favor, el Almería trató de dormir el choque a base de posesiones largas y de un buen posicionamiento en el campo. Por su parte el Tenerife entró en una fase de desorden y precipitación que trató de corregir Ramis desde el banquillo: metió a Nono y Joselu en lugar de Suso y Shashoua. Más extraño fue la sustitución de Fran Sol en el minuto 71. Extraño porque suena muy raro que perdiendo la contienda se releven a los dos jugadores que más posibilidades tienen de marcar (Shashoua y Sol).

La puntilla del partido llegó en el 74, cuando Aitor Sanz cometió penalti al intentar frenar a Sadiq, quien había recibido un pase en profundidad buenísimo para definirlo. El propio Sadiq se encargó de tirarlo y, nuevamente, Ortolá estuvo a punto de pararlo, pero tampoco esta vez hubo suerte. Fue el golpe definitivo de un Almería que va lanzado.

El Tenerife no supo sobreponerse a este segundo gol local, como tampoco lo hizo tras el primero. Así los brotes verdes que se vislumbraron en la primera parte, acabaron siendo hierba seca en la segunda.

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