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Ni la pandemia le quitó la ilusión a los niños

Las restricciones por el virus no pudieron evitar que los más pequeños disfrutaran como siempre de la magia del Día de Reyes y salieran a estrenar sus bicicletas, barcos y aviones de juguete
Carmen y Pablo, padres de Juan Pablo (3 años), y José Ángel, padre de Matías (8 años), disfrutando de la mañana de Reyes en la Avenida Marítima de Santa Cruz. SERGIO MÉNDEZ
Carmen y Pablo, padres de Juan Pablo (3 años), y José Ángel, padre de Matías (8 años), disfrutando de la mañana de Reyes en la Avenida Marítima de Santa Cruz. SERGIO MÉNDEZ
Carmen y Pablo, padres de Juan Pablo (3 años), y José Ángel, padre de Matías (8 años), disfrutando de la mañana de Reyes en la Avenida Marítima de Santa Cruz. SERGIO MÉNDEZ

Bicicletas, figuras de Playmóbil, muñecas, libros o barcos teledirigidos son algunos de los juguetes que los Reyes Magos de Oriente trajeron ayer a los niños tinerfeños para premiar el buen comportamiento que tuvieron durante el 2020. Llenos de nervios, los pequeños se levantaron con la sorpresa bajo el árbol de Navidad o sobre sus sillones: ¡Melchor, Gaspar y Baltasar habían pasado por casa!

A Matías, de ocho años, se le pegaron un poco las sábanas. A las once de la mañana se levantó para ir al baño y, tras pasar por el comedor, se encontró con los regalos. “Los Reyes en casa llegaron con la hora de Madrid, una hora más tarde”, bromeó José Ángel, su padre.

Bajo el árbol, Matías se encontró con una bicicleta amarilla. Un regalo que él mismo había pedido a Sus Majestades y que ayer manejaba con soltura en la Avenida Marítima de Santa Cruz, donde disfrutaba jugando junto a su amigo Juan Pablo, de tres años, quien también había sido obsequiado con una bicicleta.

Más madrugador fue Luis, de seis años, que a las siete de la mañana ya estaba abriendo sus regalos: coches de Hot Wheels, un helicóptero, una tablet de Mickey Mouse con fichas educativas y ropa. Su hermana melliza, Valentina, recibió el juego de mesa de los hipopótamos tragabolas, una bebé llorona y otra muñeca con una pelota.

Estos pequeños se llevaron ayer esa merecida recompensa al haberse portado “dentro de lo posible, bastante bien”, en el 2020. Después de un año tan complicado, a los niños “no se les puede pedir más” porque “están sobrellevando la pandemia como pueden”.

Y es que ni siquiera el Día de Reyes escapó de ser “diferente” debido a la situación sanitaria. Luis y Valentina se quedaron algo “apenados” al no poder disfrutar de los Reyes en el estadio Heliodoro Rodríguez López, como hicieron el año anterior, pero sí pudieron perseguir en coche la carroza de Sus Majestades en Vistabella.

Ahora, estos niños esperan hasta que sea posible para ir a buscar a la casa de su padrino algunos regalos que Melchor, Gaspar y Baltasar dejaron allí para ellos. Es tradición que Sus Majestades repartan regalos para los pequeños en las casas de sus tíos, primos, abuelos o amigos. No obstante, este año las visitas deben limitarse y realizarse siempre bajo las normas establecidas para frenar el aumento de contagios.

Oliver, por ejemplo, aún debía ir a buscar a casa de su primo la estación de policía de SuperZings. No obstante, el pequeño de cuatro años no estaba triste por el tiempo que debía esperar antes de tener ese regalo, ya que mientras podía disfrutar en el lago de la Plaza de España de su barco teledirigido.

Otra de las niñas que disfrutaban de la mañana de Reyes en Santa Cruz fue Suhaila, de seis años, que estaba eufórica por poder ir a entrenar con su padre Karim ahora que Sus Majestades le habían traído una bicicleta. Esta joven extrovertida también creía que Sus Majestades podrían haberle dejado algo para ella en la casa de su abuela, aunque aún no había tenido ocasión de ir a visitarla.

“Aparte de esta bici nueva, los Reyes me dejaron muchas cosas, como la bola mágica, que es una bola que te dice toda la verdad. Si no sabes algo, puedes preguntarle y ella te lo dice”, explicaba Suhaila.

Disfrutando del buen tiempo en bicicleta también estaba Fred, de 3 años. Junto a sus hermanos Leticia (5 años) y Bertino (9 años), se mudaron de Brasil a Tenerife hace ahora un año. El padre de los tres, Gustavo, compartió que en su país no se celebra el Día de Reyes, pero explicó que Papá Noel sí dejó regalos a los niños.

Un avión de juguete, una muñeca y un Playmóbil fueron los obsequios de Santa Claus en una Navidad que ha sido muy diferente para esta familia pero también muy “feliz” por haberla pasado en Tenerife: “Este es un lugar seguro frente al virus en comparación con Brasil y el resto del mundo, además del buen clima que hace”, celebró Gustavo.

El pequeño Fred también se mostraba muy “contento” con cómo había vivido las Fiestas y su cara de alegría y la del resto de niños parecía confirmar que ni siquiera la pandemia puede arrebatarle la ilusión a los más pequeños. Y aunque queda un año para repetir esta jornada mágica, hasta el próximo lunes 11 podrán jugar con los regalos antes de volver a las clases.

 

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