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Multicines Oscar’s, 40 años de luces y sombras

El complejo, que abrió sus puertas a principios de los 80, supuso un hito para los santacruceros; ahora, a su paso por la avenida de Bélgica, tan solo cuelga parte de un letrero de lo que en su día fue una de las apuestas más relevantes del cine en Canarias
Multicines Oscar’s, 40 años de luces y sombras. | ‘Los Olvidados Cines de Tenerife’ (Facebook)

La avenida de Bélgica es una de las principales arterias de la capital tinerfeña. Bastante congestionada los días laborales pero sin apenas tránsito el resto. Ruido de motores, alguna pitada del más desesperado y un orden cuasi perfecto que elude lo que para muchos fue el punto de encuentro por antonomasia. Ahora, de paso. Y es que haciendo esquina, a la altura de la calle Luis de la Cruz, aún cuelga el cartel de lo que en su día representó la innovación del cine en España. Multicines Oscar’s abrió sus puertas a principios de los años 80, siendo el primer local con varias salas de proyección de películas que se estrenó en Canarias y de los primeros en el país. Su llegada supuso un hito para los santacruceros, al que siguió la transformación -también en multisalas- de dos cines míticos de la ciudad: El Price y el Greco. Los estrenos y las sagas más sonadas reunían cada día a numerosos amantes de la gran pantalla, que disfrutaban de una experiencia -hasta entonces- sin igual.

Lamentablemente, con el paso de los años, la escasa rentabilidad económica derivada de la creciente piratería cinematográfica y la apertura del Centro Comercial Meridiano, haciendo alarde de sus multicines de última generación, terminó por sepultar un proyecto que, pese a la incredulidad de los más jóvenes, vivió sus años de gloria. “Los populares Oscar’s permanecían con sus puertas cerradas desde hacía algún tiempo y la ausencia de la cartelería con las películas en exhibición ha dejado paso al vacío; con su adiós se cierra también una importante época cinematográfica de la capital”, publicó DIARIO DE AVISOS en su edición del 5 de octubre de 2005. La página de Facebook Los Olvidados Cines de Tenerife recoge algunas de las imágenes más representativas del complejo que aún plasman la esencia de la que fue la apuesta más relevante del cine tinerfeño.

Imagen cedida por la página de Facebook ‘Los Olvidados Cines de Tenerife’

Eladio Fraga, gerente de los Multicines Oscar’s durante prácticamente toda su actividad (1981-2005), recuerda aquellos años con especial devoción. “Era un local precioso y la gente lo apreciaba mucho”, declara el empresario a este periódico, quien indica que “allí se estrenaron muy buenas películas, como Blade Runner, Alien o la española El caso Almería, que tuvo bastante éxito”. Reconoce que, por ahora, no existe ningún proyecto en el inmueble, aunque “siempre valoramos las posibilidades que existen”.

Impulsado por su pasión por el séptimo arte, Fraga es también responsable de otras salas reconocidas de la Isla, como el cine Víctor y Price Prime, ambos situados en Santa Cruz; Multicines Puntalarga, en el municipio de Candelaria; y Multicines Gran Sur, en Costa Adeje. Sin embargo, como consecuencia indirecta de la pandemia de coronavirus, todas permanecen cerradas. “El principal problema que tenemos actualmente es que no hay estrenos en los cines, solo en las plataformas de streaming“, explica Fraga en alusión a los últimos filmes. “La última de George Clooney [Cielo de Medianoche], que se estrenó solo en Netflix, fue un auténtico desastre; creo que en estos espacios solo funcionan las series”. El antiguo gerente de los Oscar’s está elaborando un estudio para distintas distribuidoras del país, ya que cree firmemente que “Gambito de Dama hubiera sido más rentable en los cines”. “Está sucediendo un fenómeno interesante en la industria y es un buen momento para apostar por salas especiales para estrenar series e, incluso, películas en varias partes”, concluye.

Vanesa también rememora con cariño la etapa de los Oscar’s durante los años 80 y 90. Esta santacrucera convirtió el popular multicine en un punto de encuentro con sus amigos y dedicó parte de su infancia y adolescencia a deleitarse con cintas -y golosinas- de la talla de Los Goonies o El club de los Poetas Muertos, de la que “salí extasiada”. Admite que las colas que se formaban antes de entrar a las salas se entremezclaban con el agobio y los nervios por entrar. Pero, sobre todo, visualiza en su mente aquellos paneles dorados con fotografías de los grandes clásicos del cine. “Estaba todo muy cuidado y a mí me encantaba; la sala de proyección estaba a la vista y observar cómo funcionaba aquello era otro espectáculo”, cuenta.

Recorte del estreno de ‘Los Goonies’ en los Oscar’s de la edición de este periódico del 28 de julio de 1985. | DA

Vanesa se confiesa una apasionada de la gran pantalla pero admite que desde que ha sido madre apenas saca tiempo para ir al cine. “Si voy es para ver una película infantil con mi hijo”, explica entre risas. Eso sí, si hay algo que tiene claro es que aprovecha los míticos locales que se han logrado mantenerse en la capital tinerfeña: “Suelo ir al cine Víctor porque me apetece ver películas allí”. De hecho, de las últimas veces que esta vecina de Santa Cruz estuvo en los Oscar’s fue por una mera conexión emocional. “Quise ir a ver allí las de Star Wars porque me hacía ilusión volver y, aunque el sonido fuera peor, fue toda una experiencia”, asegura.

Juan Domingo no quiso perderse ni un mínimo detalle el día de la apertura al público de Multicines Oscar’s y, por ello, entró a las cuatro películas que ese mismo día se proyectaron, entre ellas, Fuego en el cuerpo. Se denomina a sí mismo como “cinéfilo importante” y solía acudir, al menos, dos veces a la semana con algún primo, amigo, su novia por aquel entonces -ahora, mujer- o, cuando nadie podía, solo. En 1981, los Oscar’s eran las salas de última generación y el tinerfeño, quien vio en el local todas las entregas de Star Trek, tiene gratos recuerdos de entonces. “Estaba muy bien diseñado, la entrada costaba unas 200 pesetas y, como al principio no había bar dentro del local, podías acceder con algún picoteo comprado en los quioscos de La Rambla”, declara. Con el tiempo, comenzó a operar un pequeño bar en su interior y, posteriormente, la pastelería que, a día de hoy, continúa funcionando.

Este aficionado al séptimo arte jamás se ha desvinculado de los Oscar’s. De los casi 40 años que han transcurrido desde su inauguración, Juan Domingo es ahora cliente de su pastelería: “Exceptuando este año de pandemia, todos los 25 de diciembre encargamos comida allí e invitamos a amigos y familiares a casa”. Eso sí, hace especial hincapié en sus milhojas y tartas de profiteroles. “Nunca he perdido el contacto; pasé muy buenos momentos allí y fue una pena cuando el cine dejó de funcionar”, sostiene.

Hace años que el santacrucero fijó su residencia en Radazul, perteneciente al término municipal de El Rosario, y, por ello, es consumidor del gigante Yelmo Cines “porque me queda más cómodo para todo”. Ahora, opta por disfrutar de la gran pantalla desde la suya propia, en su vivienda, pero reconoce que el ambiente que se crea en una sala de cine es irremplazable. “Está construida con la idea de que te metas dentro de la trama y eso no hay ‘pulgada’ que lo pague”, concluye.

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