carnaval 2021

Primi: “En los años 80 disfrutábamos de más libertad de expresión que ahora”

El director de Los Bambones reitera que la crítica es la razón de ser de la murga, algo que, en los últimos años, se va perdiendo, mientras admite cierto "miedo" a la hora de opinar en redes sociales
Primi Rodríguez, director de la murga Los Bambones SERGIO MÉNDEZ
Primi Rodríguez, director de la murga Los Bambones SERGIO MÉNDEZ

Primitivo Jesús Rodríguez Hernández, el hijo de Domingo y Ofelia, es por todos conocido como el director de la murga Los Bambones. Crítico, irónico y siempre yendo de frente es un placer hablar de todo con él. De la vida, de eso que va pasando y su murga sigue analizando, y criticando “que es para lo que se hicieron las murgas”, con brillantez. Admite que cada vez le da más miedo “opinar” debido a las redes sociales. Y es una pena, porque es de esas personas a la que vale la pena escuchar.

– Me gustaría evitar hablar de murgas con usted, porque le preguntan mucho…
“Sobre todo, en febrero. Pero podemos hablar de lo que quiera. ¿De fútbol? ¿De la vida?”.

– Usted es una persona que suele opinar, se suele mojar…
“Intento opinar públicamente de las cosas que me puedan afectar o de lo que pueda tener un cierto conocimiento”.

– ¿Estamos opinando por encima de nuestras posibilidades gracias a las redes sociales?
“Porque la opinión individual crea ahora un estado de opinión. Y tú te sientes así, importante. Igual que ahora los medios buscan el click con un titular llamativo, pues la gente busca los Me gusta y los retuit. La gente quiere que, aunque no tenga ni pajolera idea, su opinión trascienda, que cree tendencia, que, de hecho, lo hace. crea un estado de opinión alrededor de su entorno que puede ir creciendo. Con las redes sociales todo el mundo tiene alcance ahora. Lo que opinabas hace años en tu trabajo, que llegaba a cuatro o cinco, ahora llega a miles”.

– En redes sociales se dicen cosas, se usan unas malas formas, que no se le diría a nadie por la calle. Uno no va por la calle llamando sinvergüenza a la gente…
“Porque tienes el anonimato y hay distancia física. Antes, si hablabas por la radio, te insultaban a través de los mensajes de WhatsApp o, anteriormente, llamando por teléfono. Eran capaces de decírtelo, menos que ahora, porque no te ven cara a cara, porque la distancia física te hace ser más valiente. Mucha gente que me critica después me da un abrazo cuando me ve. Nos pasa a todos. La crítica no es mala, lo que está mal es la descalificación y el insulto”.

– He leído en internet que el efecto Dunning-Kruger es un ‘sesgo cognitivo por el que los individuos incompetentes tienden a sobreestimar su habilidad, mientras que los individuos altamente competentes tienden a subestimar su habilidad en relación con la de otros’…
“Todo tiene que ver con el momento actual de la sociedad. La vida va demasiado rápido. Las redes sociales han entrado a golpe de confinamiento. En un año hemos vivido demasiadas cosas. Antes te comunicabas físicamente con la gente, ahora, desde hace un año, tu fuente de información y tu manera de comunicarte es a través de las redes sociales. La gente ve cada vez menos televisión y está mucho más con el móvil en la mano. Además, ven lo que decíamos antes: cualquier opinión puede crear tendencia. Las personas están aburridas en casa y necesitan comunicarse, necesitan decir algo, ver que alguien lo lee al otro lado. Antes lo soltabas en la barra de un bar y eso quedaba entre el camarero y tú. Ahora lo dices y lo leen tus seguidores, y los seguidores de tus seguidores, creando una gran bola. Ahora parece que está todo mal, porque hay gente que todo lo ve mal, y, como está aburrido en casa, pues contesta. Tengo que estar a las once en casa, no puedo ver a mis amigos… pues me desahogo en las redes”.

Primi, durante una actuación con su murga SERGIO MÉNDEZ
Primi, durante una actuación con su murga SERGIO MÉNDEZ

“A veces me da miedo opinar públicamente”

– Es una persona muy popular. ¿Ha notado alguna vez esa presión o esa crítica que se puede sentir en redes sociales?
“Trato de cuidar lo que digo, suelo usar mucho la ironía, con poca polémica. Me da miedo que la libertad de expresión pueda dejar de existir. Y no es exagerado. A mí la mayoría de edad me cogió en los años 80. No ha habido más libertad de expresión que en aquella época. Decías lo que querías y el de al lado te respetaba. Veníamos de una dictadura y cogimos una libertad tremenda. Habían comunistas, que veían aquello con ilusión, y ultraderechistas, que entendían que su momento había pasado. Todos nos respetábamos. Ahora hay censura. A veces me da miedo opinar públicamente. Represento a una murga muy seguida, a un colectivo, pero si doy una opinión individual siempre hay quien lo vincula y puede afectar a los demás. Si piensas un poco, en lo que sea, diferente al resto, te caen encima”.

– Hablaba de generaciones pasadas. Ahora muchos cargan contra los jóvenes, son el problema de todo, cuando les dejaremos un mundo peor que el que nosotros recibimos. Todo aquello que no logramos nosotros queremos cargárselo a las nuevas generaciones.
“Yo eso lo sufrí, los que han venido después, también. Los jóvenes eran, son, los diferentes. Repetimos que ‘menuda generación viene’, que si ‘no saben’, que si ‘tenían que haber vivido lo que nosotros’… Mire, yo tengo un hijo de 21 años con unos valores enormes, los mismos que sus amigos. Al final depende del entorno en el que te muevas. Los jóvenes siempre han sido, y que lo sigan siendo, los revolucionarios, los que cambian el mundo. Lo que somos ahora es culpa nuestra, no de ellos”.

– ¿Se metió en muchos líos de joven en aquellos años 80?
“Más que en líos es verdad que tenía una opinión bien formada gracias a mis hermanos. Yo soy el menor de cuatro y cada uno de ellos era un mundo. A uno le pilla la muerte de Franco en la mayoría de edad; otra era comunista; otra más mística y yo cogí un poco de todos. Yo fui el que disfrutó de más libertad. Siempre me interesó la política, me gustaba saber cómo funcionaban las cosas y era muy de barrio, de hablar en las esquinas, en los bares. ¿Líos? Igual alguna manifestación. Sí era muy reivindicativo. Y fiestero”.

– Solo han pasado diez minutos y ya hablamos de murgas. ¿Eso lo trasladó a Bambones?
“Al revés. Desde pequeño me gustaba ir a ver a las murgas con mi padre y mi abuelo. En el IES Padre Anchieta, donde estudié, en El Cardonal, había mucha gente murguera. Me lo metieron en vena. Me pareció que una murga era el sitio perfecto para que esas inquietudes políticas y sociales que decía pudieran salir. Me puse a escribir letras y a convivir con la gente. Eso no se lo inculqué yo a la murga, sino la murga a mí. En los 80 había murgas muy reivindicativas como Singuangos, la murga crítica por antonomasia, Mamelucos, Trasnochados o Triqui Traques. Eran todas muy críticas con lo que había. Aquello me encantaba. Me sentía pleno. Yo decía ‘Esto es lo que yo quiero”.

– Rafa Sanz, entrenador cordobés de la UB La Palma y del Tenerife Baloncesto, siempre me dice que para enterarse de verdad de lo que pasa en Tenerife hay que escuchar a las murgas.
“Si sigues las letras de las murgas a través de los años puedes seguir la historia de Santa Cruz. No de todas, pero sí de muchas. Sabes qué problemas había en ese momento. Ahora ganó el Premio Criticón de Criticones Sanidad tercermudista, de Singuangos, de 2003, y ves que nada a cambiado. Nosotros, en 2008, cantamos Gorgorito, que era el cuento de Las Teresitas. El juicio sale en 2018, diez años antes ya se hablaba de eso. Ahora, como estamos en Spotify, estoy volviendo a escuchar canciones nuestras que no recordaba y me encuentro con cosas que siguen vigentes. Se cantó, por ejemplo, que el puerto de Granadilla sería un pelotazo, que no serviría para nada. Si alguien hiciera un estudio de las letras de las murgas los últimos 30 años se encontraría muchas sorpresas. Nosotros, en 2003, cantamos Escuelita murguera, dedicada a José Carlos Acha, que era el concejal de Fiestas, y te vale aún cambiando el nombre del concejal. Ponle el que quieras. Te sirve”.

Primi Rodríguez, director de Los Bambones SERGIO MÉNDEZ

– ¿Por qué todo lo que rodea al Carnaval de Cádiz está tan bien vendido, con ese respeto a los autores de chirigotas y comparsas, y aquí no?
“¿Por qué hay que vender algo que no es tuyo? Esta es nuestra fiesta, tenemos murgas, comparsas y agrupaciones, tenemos la calle, la elección de la reina y eso es lo que vendemos, pero muchas veces intentamos cambiar las cosas para que le guste al de fuera. Ahí te das de frente con las murgas. Intentan que cantemos cosas generales, nacionales y demás para que gusta en la Península. En Cádiz les da igual que los escuchen en Madrid, Bilbao o París: hacen lo que ellos creen. Hay más cosas. Un letrista murguero está visto como un fiestero, un borracho o un tío que coge una letra y la hace rimar. En Cádiz es un poeta, un autor. Lo mitifican. Es genial, pero aquí los ponemos a parir. Aquí hay gente histórica a la que hay que valorar como José Antonio El Flaco, Pedro Mengíbar, Juan Antonio El Chocolate, Enrique González, Mingorance, letristas de Triqui Traques…Esos son cronistas de la vida de Santa Cruz y de Tenerife. ‘Es que las canciones son muy largas, deberían ser más cortas para que a la gente de fuera les gusten’, dicen. Eso pasa porque a ellos no les gustan las murgas. Pues no las veas. A mí no me gusta el reggaeton y no lo escucho, pero no lo critico. Escucha otra cosa. No pasa nada”.

– Las murgas siempre critican a los concejales y concejalas de Fiestas. ¿No les gusta ninguno o nunca ponen a nadie que sepa?
“La esencia de una murga es no estar conforme. Debes dar el coñazo, dar la lata. La misma palabra lo dice: debemos dar la murga. Eso es lo que debería hacer un murguero, criticar al que manda cuando se sube a un escenario. Una murga debe dar caña, leña, al dirigente, con una libertad que un periodista no tiene. Desde el respeto, nada personal, debe ser eso. Si tú cobras un sueldo público debes asumirlo”.

– ¿No ha habido algo de autocensura en las murgas? Se han cantado cosas que, a día de hoy, podrían chocar.
“Porque la sociedad era más libre, no se debían favores. Ahora se deben, por lo que es muy difícil que tú critiques a alguien que te ha dado algo. Las murgas han trascendido más allá de los normal. Con las redes sociales, aún más. El político de turno quiere estar bien con esa murga o ese grupo del Carnaval, porque él entra al salón y ve votos. Él entra a Bambones y no ve 100 tíos, sino 100 votos. De esos 100, mínimo, cada uno mueve tres más de su familia. El político, ahora más, funciona así. Eso hay que cuidarlo. ¿Cómo? Hermoso, en su momento, se encontró a las asociaciones de vecinos luchando por lo suyo, por lo que al presidente de la asociación y a sus dirigentes se le buscaba un puestito en Urbaser o Emmasa. También al primo, y al primo del primo. ¿Crees que alguien de esos, al ir a votar, votarán a otro? Trasládelo a la murga. Si yo le doy cosas, si al que es importante en la murga le consigo un puestito de personal de confianza y voy dando favores, cuando llega la hora de la verdad, el de la murga dice: ‘¿Cómo voy a cantarle yo a esta gente si me dan de comer?’ Ahora ocurre muchísimo. Y el que diga que no, miente. O, sencillamente, tiene miedo a que esto sea verdad. Esa gente no apoyará lo que estoy diciendo, pero los que estamos dentro del Carnaval, lo sabemos. Para poder criticar hay que ser libre. Con el boom de las murgas los políticos se dieron cuenta del semillero de votos que tienen. El problema de la Comisión de Fiestas es que quiere resultados desde ya. Quiere traer a Juan Luis Guerra, o a Paulina Rubio, para que no digan que es solo Coalición Canaria, para crear efecto. Les da igual el futuro, porque su futuro son cuatro años y necesitan votos, resultados ya, como los entrenadores de fútbol. No hacen un plan a varios años porque a ellos no les va a dar votos, que es lo que quieren. La política actual es el hoy, si no, se podrían hacer más cosas”.

– Que no sea solo crítica. ¿En qué mejoraría usted el Carnaval de Santa Cruz?
“Sencillamente, que sea algo nuestro. Hay que trabajar en su gestión todo el año, sin estar en manos de políticos por la cantidad de millones que mueve. Un Carnaval no puede trabajarse de octubre a febrero, sino todo el año. Debería estar fuera de Fiestas, que se dediquen solamente al Carnaval durante 12 meses, sin depender cada cuatro años de los políticos que entren”.

– ¿El Carnaval puede hacerte ganar o perder unas elecciones?
“Sí. Hay mucha gente. Miles de votos. La gente se queda con cosas. A Patricia Hernández se le recuerda aquel Domingo de Carnaval por la calima. Mire las peleas de los políticos en redes sociales por el Carnaval. Hablan más que yo. ¿Cuánto se habló de Jun Luis Guerra? Nosotros le hicimos una canción. ¿La calima, que si más contagios y todo aquello? Carnaval. No es que me parezca a mí bien, pero Santa Cruz gira, últimamente, alrededor de la Fiesta”.

– ¿Y esos políticos que se pelean por ver quién es más carnavalero?
“Porque los grupos movemos mucho. 20 murgas, con 90 personas, son 1.800, multiplicadas por sus familiares… Hay mucho seguimiento”.

– ¿Cuál es su canción preferida de Bambones?
“También se merecen una canción, de 2005, donde hablábamos de las personas con discapacidad, Gorgorito, de 2008, y En qué lista está usted, de 2010. Ofendidos y ofendidas, de 2019, también me gusta mucho”.

– ¿Y de otras murgas?
“De Singuangos, la que cantaron en 1985 sobre el paro. Sobre todo me gustan de ellos, era muy singuanguero. Eran un referente. Antes nosotros queríamos llegar al lugar en el que estaban ellos, Mamelucos y Singuangos, ahora se intenta que los que están arriba bajen”.

– El último año que ustedes se quedan fuera de la final, mucha gente lo celebró, como si de fútbol se tratara.
“Sí, hay disputas entre unos y otros. Siempre ha sido así. Es una competición en la que tú quieres entrar en la final y si hay una murga que gana mucho, molesta. Pero no es algo exclusivo de las murgas. La gente envidia al triunfador en la vida. Es normal”.

– ¿A ustedes les critican por ser críticos?
“No, pero siempre está esa coletilla de ‘la murga tiene que hacer reír’. No, una murga puede hacer sonreír, pero para reír no se hizo, se hizo para criticar. A los que les molesta la crítica te dicen que lo mejor es hacer reír”.

– Pues parece que, cada vez, hay más canciones de humor…
“Creo que cada vez hay más canciones sociales, más homenajes en las letras. Homenajes y reconocimientos a todos. Me desquicia cuando un alcalde, por ejemplo, aplaude una canción y le gusta. Eso es un fracaso. Por ejemplo, todos estamos de acuerdo en que los sanitarios han sido claves en esta pandemia. Si cantamos un homenaje a los sanitarios, todos estarán de acuerdo y te aplaudirán, pero para eso no está una murga. Es más, ayudamos más a ese gremio criticando por qué, y por culpa de quién han sucedido algunas cosas a los sanitarios. Ya aplaudimos en los balcones, y se lo merecen, pero las murgas no están para los homenajes, sino para explicar la situación. En este caso, por ejemplo, ver sus condiciones laborales y que, durante ese ratito en el que cantamos, al consejero de Sanidad de turno se le ponga la cara colorada. Para eso estamos, así lo entiendo yo”.

– ¿Qué le parece la celebración del Carnaval Virtual?
“Bien. Tiene que haber vida, hay gente a la que se le ayuda con la celebración. Lo que tiene que ser es transparente. Mucho. Saber dónde se va el presupuesto. No creo que sea una falta de respeto a nadie y ayuda a profesionales. Es bueno que se detalle, que se explique cómo se han gastado 2,3 millones. Luego estaremos o no de acuerdo”.

– ¿Le parece bien que ustedes reciban subvenciones este año?
“No, lo hemos dicho por activa y por pasiva. Son contrataciones. Nosotros de gastos mensuales tendremos, no sé, 40 euros, por luz, agua y el mantenimiento de cuenta, nada más. No podemos recibir dinero por algo por lo que no hemos tenido gastos. Ya se lo hemos dicho al concejal, no vamos a quedarnos con ese dinero. Teníamos dos opciones. O no cogerlo o cogerlo y donarlo. Nos dijeron que si no lo cogíamos se quedaría en Fiestas porque está destinado ahí, por eso lo cojo y, públicamente lo destinaremos a ayudas sociales directas. Nosotros no vemos bien que se coja ese dinero para gastos que no se han llevado a cabo en 2021”.

Primi llegó a Los Bambones en la década de los 80 SERGIO MÉNDEZ

– ¿Echa de menos no ir al estadio a ver al CD Tenerife?
“Ahora iba menos, pero sí, claro, lo echo mucho de menos. Cada 15 días había que estar por allí”.

– Esa es una de sus pequeñas condenas.
“Sí, pero lo ha sido desde siempre. Yo me chupé al Tenerife desde que era un enano, cuando la gente era del Madrid, del Barcelona o de Las Palmas. Yo sufría, de niño, siempre allí, con mi padre y mi tío. No era el Tenerife de ahora, de la Isla, sino que le decían el Santa Cruz y demás. Siempre me ha hecho sufrir, pero también vivir. El fútbol me gusta, me encanta, te haces de un equipo, no sabes el motivo. Usted es del Atleti. Hay veces en que dices ‘¿Por qué soy de este equipo?’, pero, claro, es el mío”.

– Cuando iba a la Copa de la UEFA la murga también era crítica
“En el 95, con época buena, le cantamos, como en el 92, porque la crítica es lo normal en una murga. Cuando iba a tertulias de radio, con temas triviales, dices, a lo mejor, lo contrario, pero para que exista debate. No puede haber solo una opinión. Me gusta porque, además, cuando otra persona te da argumentos, puedes cambiar tu punto de vista. Nunca me ha gustado el pensamiento único”.

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