
No es la primera ni parece que vaya a ser la última que hablamos de los problemas de la basura y los residuos en Güímar. Ya no es solo que la gestión de los mismos sea deficitaria, con una longeva concesión pendiente de un nuevo concurso que sigue atascado en el Gobierno local, sino que se trata de insistir en el incivismo de parte de la ciudadanía, que, a pesar de tener en el Polígono un punto limpio, no tiene reparos en dejar los residuos de todo tipo, desde un sofá a un retrete, por ejemplo, en plena vía pública, cuando no lo hacen en descampados o en parques.
Hay quienes lo dejan justo al lado del contenedor, sin saber que antes se debe llamar para ser retirados. “A lo mejor, los que dejan, por comodidad, las cosas así, después son los que más protestan porque el pueblo está sucio. No tienen vergüenza, ni civismo, pero sí mucha cara dura”, señala un güimarero de adopción, Óscar Izquierdo, presidente de Fepeco.
