
La subida de las temperaturas, por el efecto de los gases de efecto invernadero sobre la atmósfera; el aumento del nivel del mar, que inundará zonas de costa y afectará a playas e infraestructuras; el avance de la desertización, y la pérdida de biodiversidad, tanto animal como vegetal, son las principales amenazas del calentamiento global en Canarias, un territorio donde cada vez lloverá menos y estará más expuesto a eventos meteorológicos extremos.
El cóctel de fenómenos relacionados con el cambio climático -en el que algunos expertos incluyen las enfermedades tropicales por la proximidad al continente africano y el tránsito de aves migratorias y personas- acentúa la vulnerabilidad de un Archipiélago que, gracias a su clima, es hoy por hoy uno de los principales destinos turísticos del mundo, un sector que representa un tercio del Producto Interior Bruto de las Islas.
El presidente del Comité Científico del Gobierno de Canarias para Cambio Climático y Economía Circular y Azul, Aridane González, ya advirtió, en una entrevista con este periódico, de la “alta fragilidad” poblacional y de infraestructuras en las zonas costeras y de los efectos socioeconómicos que causará el aumento del nivel del mar: “No solo perderemos metros de playas emblemáticas como Las Teresitas o Las Canteras, sino que pueden desaparecer playas como Cofete, en Fuerteventura, o las playas del sur de Tenerife o Gran Canaria, puesto que están en cotas con menos pendiente. Pero también se perderán casas y se verán afectados hoteles y locales turísticos cerca de la orilla”.
Además, subrayó las consecuencias del cambio que experimentan las corrientes atmosféricas, lo que expone a las Islas a las rutas de las tormentas tropicales –el año pasado una de ellas apuntaba como posible trayectoria Canarias- y destacó el impacto de la subida de las temperaturas sobre los ecosistemas -en el mar se están perdiendo endemismos y especies sensibles como sebadales y algas- y la agricultura, la intensificación de los episodios de calima y la sequedad del terreno: “El Archipiélago tiene un 90% de su territorio en riesgo de desertificación, por lo que necesitamos actuar y tenemos que empezar ya a adaptarnos”.
Tropicalización
En Canarias, al ser islas y encontrarse situadas en una zona subtropical, se aprecia con mayor nitidez la tropicalización del clima. Los expertos recomiendan la creación de más zonas verdes, áreas de bajas emisiones, un mayor peso de las fuentes renovables para generar electricidad, modernizar la planta hotelera (propiciando el aislamiento térmico de los establecimientos y promoviendo el uso de energías limpias) y ofrecer a los turistas facilidades para su movilidad con medios alternativos al vehículo.
Precisamente, en los últimos años se ha detectado un notable incremento de turistas que optan por pasar sus vacaciones en hoteles que aplican medidas de eficiencia energética. Los visitantes valoran cada vez más disponer de iluminación de bajo consumo, el uso eficiente del agua o la instalación de sistemas de aislamiento térmico en las fachadas.
Otra amenaza real son los incendios forestales, que serán cada vez más virulentos y, por tanto, más difíciles de controlar como se ha comprobado el pasado verano en Sierra Bermeja, en la provincia de Málaga, o el año pasado en Gran Canaria con siniestros de “sexta generación”, que liberan tal cantidad de energía que modifican la meteorología y los vientos del lugar. La alerta de incendios forestales ya no solo está vigente en la temporada estival, se extiende a todo el año.
“Una consecuencia del cambio climático es el aumento de la frecuencia en que se producen episodios de calor extremo, que suceden cada vez más y tienden a ser cada vez más intensos”, afirma Víctor Quintero, delegado de la Agencia Estatal de Meteorología en Canarias.
Sus palabras vienen avaladas por los episodios de altas temperaturas registradas a mediados de agosto en La Aldea (Gran Canaria) y el aeropuerto Tenerife Sur, donde se alcanzaron a la sombra 45.7 y 44.3 grados, respectivamente. El dato del aeropuerto sureño iguala el récord registrado por la misma estación en agosto de 1988. El último informe del Panel intergubernamental para el Cambio Climático de Naciones Unidas ha alertado sobre los efectos “irreversibles” del calentamiento global y ha advertido de que instituciones y ciudadanos están obligados a adaptarse a los riesgos.
Repensar el mapa
El consejero de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias, José Antonio Valbuena, se ha mostrado partidario de “repensar cuál es el mapa que queremos dar a nuestros litorales”, dada la previsión del incremento del nivel del mar, pero también ha subrayado los “efectos muy profundos” sobre el sector primario, a causa de la reducción de las precipitaciones y del avance de la desertización, especialmente a partir de 2050, “ante el desplazamiento de las corrientes oceánicas y las atmosféricas”.
Las proyecciones a largo plazo dibujan un panorama con menos precipitaciones -con la consiguiente disminución de los acuíferos- y un pérdida de fuelle de los alisios, recuerda el consejero.
Por último, Valbuena recordó que el objetivo que se plantea Canarias es la descarbonización en 2040, es decir, “que sea neutra en términos de gases de efecto invernadero. Se puede conseguir, no va a ser fácil, pero lo tenemos al alcance”.