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Los expertos sospechan que el volcán de La Palma se está “reactivando”

Cerca de 3.500 personas deberán permanecer en sus hogares ante la nube que se ha formado por la combustión de materiales; la superficie afectada por el volcán sube de 65,33 hectáreas hasta las 591

Alrededor de 3.500 residentes en zonas de Los Llanos de Aridane y El Paso fueron confinados ayer por la presencia de gases tóxicos en el ambiente. Así lo confirmó ayer el director técnico del Pevolca (Plan de Protección Civil y Atención de Emergencias de Canarias por Riesgo Volcánico), Miguel Ángel Morcuende, indicando que las autoridades se vieron obligadas a tomar tal medida por el incendio que ocasionó el volcán de Cumbre Vieja en una fábrica de cemento situada en el Callejón de la Gata, el principal polígono industrial aridanense.

La combustión de materiales que allí se acopiaban generó una nube de gas que, por precaución, ha sido categorizada de nociva para la salud. Y se determinó que debían permanecer en sus hogares los vecinos del espacio comprendido entre el cruce del camino Cruz Chica con la carretera LP-2 hasta el cruce con Nicolás Brito Pais, continuando por dicha vía hasta la circunvalación y la rotonda de Hoyas Hondas. Desde ese punto, se incluye, además, toda el área que en agosto se vio afectada por el mayor incendio de interfaz urbano-forestal de la historia de la Isla hasta el campo de fútbol, estableciéndose como límite la rotonda del Sombrero.

En lo referente a las coladas que en la actualidad continúan en activo, Morcuende señaló que se enumeran tres. Aparte de la primigenia, que terminó en el mar y creó el delta lávico en la costa de Tazacorte, hay otra situada más al sur que se dirige hacia El Charcón. La tercera, por su parte, ubicada más al norte, posee dos ramales: uno de ellos es el que ha quemado la cementera, mientras que el otro prosigue su camino hacia el mar, rodeando la Montaña de Todoque. En este sentido, el funcionario indicó que este último trazado es el que mayor alimentación de rocas calientes está recibiendo, por lo que ha favorecido a la pérdida de fincas y viviendas, y los dos primeros han comenzado a ralentizarse.

La superficie golpeada por la catástrofe que ha traído consigo el volcán se calculaba ayer en 591 hectáreas, elevando en 65,33 la cifra de la jornada anterior y con una anchura máxima de la colada de 1.520 metros. De otra parte se halla el cribado que, en base al catastro, se ha realizado de las primeras mediciones del programa Copérnicus de la Unión Europea sobre infraestructuras dañadas, que apunta a 753 construcciones, de las que 620 son de uso residencial, 70 agrícolas, 29 industriales, 19 de ocio u hostelería y siete de carácter público. Además, el director técnico detalló que se estiman en 150 las hectáreas de cultivo a las que ha afectado la lava: la mitad son de plataneras, 45 de viñas y cerca de nueve corresponden a la plantación de aguacates.

En cuanto a la calidad del aire, que ha fluctuado en el transcurso de la emergencia volcánica entre valores enmarcados en la normativa y algunos sobrepasando la misma, Morcuende afirmó que, a excepción de las proximidades a la cementera, que fueron confinadas ayer, no se tenía constancia de índices altos de partículas en suspensión, más allá de algún pico puntual. Eso sí, explicó que la capa de inversión térmica se encuentra por debajo de su ubicación habitual, de ahí que se esperen dificultades para la dispersión de gases.

SISMICIDAD

La sismicidad continúa localizándose, principalmente, cercana a la de los primeros días, a profundidades entre 10 y 15 kilómetros. Se registran, asimismo, terremotos situados a profundidades superiores a 20 km con un incremento en su número. De acuerdo con las conclusiones del Comité Científico del Pevolca dadas a conocer ayer, en las 24 horas anteriores ha aumentado el número de sismos, cuya magnitud máxima observada fue de 4.3 mbLg, mientras que la intensidad máxima fue de III-IV EMS. “El nivel de sismicidad actual sigue indicando que es posible que se produzcan más sismos sentidos, pudiendo originar pequeños derrumbes en zonas de pendiente. Las deformaciones en las estaciones más cerca del centro eruptivo no muestran ningún patrón significativo”, detallaban, lanzando un mensaje de tranquilidad a los residentes en los municipios en los que se concentran los temblores, Fuencaliente y Villa de Mazo, que el pasado fin de semana pudieron preguntar a los expertos acerca de la posibilidad de que se estime la creación de una nueva boca eruptiva; algo que, por el momento, descartan.

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