
En el libro ‘Javier Pradera o el poder de la izquierda’, el escritor Jordi Gracia, actual subdirector de Opinión del diario EL PAíS, analiza la trayectoria de uno de los intelectuales más relevantes del mundo editorial y periodístico de la España contemporánea. Hijo de una familia del régimen franquista, joven falangista devenido luego en militante comunista, defensor a partir de la Transición de una socialdemocracia de profunda vocación reformista, Pradera consiguió, desde su labor como jefe de Opinión, editorialista y articulista de referencia de EL PAÍS, que ese periódico hiciera, desde la cercanía ideológica, una labor simultánea de profundo marcaje a las políticas del Gobierno socialista de Felipe González, denunciando la falta de autocrítica, las tendencias corporativistas, la falta de sensibilidad social en la política económica, la corrupción o los devaneos con el terrorismo de Estado. Pero además de controlar al Gobierno, se ayudó a construir un conciencia progresista y democrática.
No ha tenido históricamente el centroizquierda canario un potente y estable espacio de referencia editorial con un proyecto cultural avanzado. Eso probablemente ayudó al desdibujamiento del PSOE como alternativa a CC, con la excepción de la lucha sin cuartel contra la corrupción y el clientelismo que encabezó Juan Fernando López Aguilar en 2007, diluida por errores propios y ajenos. Aun así, el PSOE consiguió en 2019 volver a encabezar el Ejecutivo autónomo, gobernar en varios cabildos y dirigir muchos ayuntamientos. Como evidencia la historia reciente, toda ‘ola’ estatal se replica en Canarias.
Cuatro años después de alcanzar la secretaría general, Ángel Víctor Torres llega al congreso regional que comienza este sábado sin ser ya un secretario general débil, elegido gracias al aval de Sánchez y al pacto con algunos barones insulares. Es un líder cuya naturalidad y tesón al frente del Gobierno lo han conectado con la ciudadanía. Esa fortaleza, sin embargo, también le exige mostrar qué tipo de rumbo y dirección política quiere para su partido.
Una fuente socialista dibuja tres escenarios posibles: que Torres opte por una dirección que sea la representación de las cuotas territoriales, sin darle una impronta personal; que refuerce su autonomía nombrando a quienes considere más adecuados para liderar el proyecto; o que haga una mezcla de las dos cosas.
“Tiene que haber una dirección que piense en el partido de cara a los próximos veinte años”, apunta otra fuente del PSOE. “Con perfiles potentes. No estamos igual que hace cuatro años. Somos un partido de Gobierno y eso es una gran responsabilidad. Además, el día a día de las labores del Ejecutivo no deja tiempo para las cuestiones orgánicas. Se necesita gente comprometida trabajando en la dirección”.
A esa intención de reforzar política e ideológicamente el proyecto podría apuntar la elaboración de una extensa ponencia marco, que habla mucho sobre la economía del futuro, la digitalización, la transición energética o el empleo, y que cuenta con la participación de profesionales destacados cercanos al PSOE, como la catedrática Margarita Ramos o el escritor Alejandro Krawietz. Incluso se han atrevido a disertar sobre la canariedad, territorio tradicionalmente monopolizado por el nacionalismo, de la mano del periodista Ángel Tristán Pimienta.
Lo que no suena nada novedoso es una posible candidatura de Sebastián Franquis, líder del PSOE grancanario, a la secretaría de Organización, como lleva comentándose en los últimos días. Sería la salida ‘de oro’ para un Franquis que ha ido perdiendo poder en Gran Canaria, donde muchos visualizan ya un futuro liderazgo insular del alcalde de Las Palmas, Augusto Hidalgo, tras el congreso que se celebrará a principios de 2022. Pero Franquis es también consejero de Obras Públicas, así que no podría dedicarse en exclusiva a las responsabilidades orgánicas. Y es un correoso ‘apparatchik’ que despierta recelos en sectores del partido, particularmente entre los que rechazan un acercamiento a CC. “Desde la secretaría de Organización, Franquis podría intentar comerse a Augusto Hidalgo y condicionar demasiado al propio Torres. Es como poner al zorro a cuidar de las gallinas”, sostiene un dirigente.
El otro nombre que suena para Organización es el de Nira Fierro, actual vicesecretaria general de los socialistas y presidenta del Grupo parlamentario. Fierro, que es politóloga, tiene a su favor una evidente formación ideológica que ha sabido mostrar en varios de sus discursos parlamentarios. Con 30 años, ha participado en la elaboración de la ponencia marco del PSOE en el Congreso federal y representa a una nueva generación del partido. Para algunos, demasiado nueva para hacerse ya con un cargo de tanto peso orgánico. Curiosamente, casi con esa edad fue nombrado Felipe González primer secretario del PSOE en 1974. Pero claro, esas cosas no se dicen de los hombres…
Fierro es tinerfeña, pero no es una propuesta de esta isla. Su cercanía es con Ángel Víctor Torres y no con Pedro Martín, secretario insular del partido. La relación de Fierro es mucho más estrecha con el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez. Aunque Tenerife va unido al congreso, con el objetivo de conseguir una presencia relevante en la nueva Ejecutiva. Aún están “sangrando por la herida”, en palabras de un socialista tinerfeño, por la destitución de dos consejeras tinerfeñas del Gobierno de Canarias, María José Guerra Palmero, en Educación, y Teresa Cruz Oval, en Sanidad. Y quieren compensarlo.
También habrá que ver si Torres tiene reservado algún puesto para el actual secretario de Organización, Jorge González, que ha recibido críticas por su gestión en conflictos internos, como el de Arona, pese a que los motivos de tremendo desastre apuntan también a los enconamientos del socialismo sureño de Tenerife. Y queda por saber el papel de las organizaciones de las islas no capitalinas, algunas de las cuales, como Lanzarote y Fuerteventura, estuvieron en el pacto que llevó a Torres a la secretaría general en 2017. Son muchas piezas. Y hay quien pronostica un sábado noche “de negociaciones complicadas” para que Torres las encaje todas.