
Ana Guerra se arranca “las tiritas que cubren las heridas” para que se curen. Lo cuenta con música a la luz de la luna y del martes. El resto de la semana, también. A su ritmo. Ella las cierra cantando.
-Estarás encantada con el momento artístico que vives…
“Pues, la verdad es que sí. No me puedo quejar”.
-No como un vecino, que protesta cuando ensayas…
“¡Ah!, bueno… Estudio mucho. Una vez toqué el piano hasta las tres. Me disculpé y no ha vuelto a ocurrir”.
-Él insiste. ¿Busca ruido?
“No voy a entrar en polémicas. Hace como un año descubrí mi esencia en la música y en ello me centro”.
-A la vera del éxito…
“¡Muy feliz! He sacado un disco que va muchísimo conmigo y estoy haciendo giras”.
-¿Qué ha cambiado desde 2002, cuando apareciste en el programa Menudas estrellas?
“¡El mundo entero! Lo que no ha cambiado es esa niña ilusionada con la música y cuya pasión es cantar”.
-Se te abrió el camino…
“Tenía claro por dónde quería ir, qué dirección tomar. Obviamente, no sabía que me pasaría algo tan bonito”.
-¡Deseo cumplido!
“Estaba convencida de que de alguna manera iba a cantar. Actuaba en la calle y eso…”.
-La Operación triunfo de 2017 fue la consagración…
“Me siento ganadora, con permiso de Amaia [risa]. Significó una proyección”.
-¿Los participantes en aquella edición del concurso conservan el vínculo?
“Seguimos en contacto. Para quienes residimos en Madrid es más fácil. Nos llevamos superbién”.
-¿Qué reflexión sacaste de tu primer álbum de estudio?
“Que, entre tantos estilos musicales, me estaba encontrando. Una experiencia satisfactoria, realmente”.
-¿Qué ilumina La luz del martes? Curiosamente, el 24 de septiembre, cuando se publicó el disco, era viernes…
“Ilumina lo más profundo de mí. A veces siento vergüenza en los conciertos”.
-¿Por qué?
“Porque cuento historias que nunca compartiría en público. Voy con el alma abierta, expuesta”.
-Es una forma de ser para estar ahí…
“Está siendo fantástico, con una acogida espectacular”.
-¿El tema Tik Tak es un guiño al sencillo Ni la hora, mirando de reojo a Tik Tok?
“Sí. Digo: ‘Al principio no te daba ni la hora y ahora lo que quiero es sentir el tic tac de un reloj’. ¡A tope!”.
-El disco gira alrededor del eje promocional. ¿Cómo va?
“¡Bien! Arrancamos el 1 de octubre en Madrid, con 2.000 personas. Luego, Valencia, Cáceres, Gran Canaria…”.
-Cerca de casa…
“Estuvimos en el teatro Víctor Jara [Vecindario]. Además, la recaudación se destinó íntegramente a La Palma”.
-¡Palmas de aplausos!
“En la programación del día internacional contra la violencia hacia las mujeres”.
-Volcados ante la furia del volcán de Cumbre Vieja…
“La erupción volcánica es una catástrofe que me causa muchísima pena. ¡Un fuerte abrazo a los palmeros!”.
-Sin cita previa…
“En la entrega de los Premios Dial se estrenó la canción Virgen de las Nieves”.
-De Melendi…
“Un gesto solidario, de pura humanidad”.
-¿Para cuándo Tenerife?
“Está planteado para 2022. Todavía no hay una fecha”.
-En tu isla natal te esperan una sinfonía de emociones y un carnaval de sensaciones…
“Me apunto a un bombardeo, ¡je, je, je! Estuve de corista en una de las galas”.
-¡De buena gana!
“Con la Orquesta Sinfónica participé en el mítico concierto de Navidad”.
-La tradicional convocatoria en el puerto de Santa Cruz…
“Se lo propusieron al coro de voces infantiles del Conservatorio. Yo era la solista”.
-En 2020 diste las campanadas en Televisión Española…
“Acompañada por Roberto Herrera. Era un papelón para los dos, porque había que despedir el terrible 2020”.
-Con la pandemia, no estaba el horno para bollos…
“Con todo el respeto y la tristeza que se merecía ese año, en el que faltaba mucha gente por culpa de la covid”.
-No obstante, había que infundir ánimos para no rendirse al derrotismo…
“Se trataba de transmitir al público alegría y esperanza. Sentimientos contrapuestos. ¡Una misión complicada!”.
-¡Qué duda cabe de que el coronavirus ha sido un desarte!
“Unos de los sectores más perjudicados es el de la cultura, que ha padecido un castigo tremendo”.
-Pero no se achantaron…
“Durante el confinamiento, los artistas intentamos aportar nuestro granito de arena”.
-Muy despiertos, no renunciaron a los sueños…
“Hacía directos y cantaba casi todas las noches para espantar esa horrible pesadilla. Pensando en remontar”.
-¿De esta situación ha surgido alguna inspiración?
“Aparte de comprobar el efecto positivo que ejerce la música, no me apetecía recordar el trance”.
-El ritmo lo marcaban los latidos del corazón…
“En la desescalada sí compuse, cuarenta canciones”.
-¿Cuál cautiva más?
“Depende del lugar. En Andalucía funciona especialmente Me sobra el cuerpo; en Madrid, Mírame ahora…”.
-¿De aquí en adelante qué?
“Continuar siendo dichosa con la música”.

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