La suerte esta vez pasó de puntillas por el sur de Tenerife. Desde primera hora de la mañana, la cantinela de los niños de San Ildefonso se escuchaba en bares, cafeterías y gasolineras como La Chasnera, que amaneció con la expectación mediática habitual de cada 22 de diciembre, aunque esta vez no hubo lluvia de millones sobre el kilómetro 54 de la autopista del Sur.
Cuando el sorteo tocaba a su fin llegó el último quinto premio. “¡89.109! ¡60.000 euros!”, gritaron con su tono cantarín los niños de San Ildefonso. De inmediato saltó en los ordenadores de Loterías y Apuestas del Estado el nombre de Las Galletas. La administración número 4, El Periquito, vendió una serie completa (diez décimos) del citado número.
Su propietario, Raúl Cabrera Toledo, señaló a este periódico que los décimos se vendieron sueltos por ventanilla. Sobre los posibles agraciados señaló que “aquí viene mucha clientela del pueblo, de la zona y de Santa Cruz, porque abrimos los domingos por la mañana y la gente viene a comprar pescado, a tomarse un vinito… y aprovecha para llevarse un numerito”.
No es la primera vez que El Periquito atina con la fortuna. “Hace un par de años dimos también un par de quintos premios, y en 20 años hemos repartido más de 25 premios”, señaló su propietario. Entre ellos, uno de primera categoría de la Bonoloto, el pasado 28 de abril, de 2.483.603 euros.
Raúl Cabrera había despertado con la corazonada de que su administración iba a ser noticia. “Siempre la tengo, porque de ilusiones se vive, ¿no?, aunque esta vez llegó a última hora, pero así sabe más, te quedas con buen sabor de boca”, indicó.
Mientras, en un bar próximo, comenzaban las especulaciones sobre el destino del dinero de los afortunados. En la barra, un cliente aportaba alguna idea: “¿Que qué haría con 6.000 euros? Poner la lavadora a la hora que me dé la gana”.
