Con la pauta vacunal completa, muchas de las personas que se contagian de COVID-19 padecen una sintomatología leve o, con suerte, asintomáticas. Sin embargo, hay quienes no solo no se curan, sino que sufran la denominada COVID persistente que, a día de hoy, afecta a casi 10.000 isleños en el Archipiélago.
COPE Gran Canaria ha contactado con dos afectados por esta dolencia tras haberse contagiado durante el comienzo de la pandemia, en concreto en marzo de 2020, y que continúan con otros síntomas. El primero de ellos, Juanjo Manzano, reconoce que tiene “síntomas neurológicos”. Además, asegura que “me ha afectado a un nervio del pie, al hombro y a las articulaciones”, a pesar de sentirse un afortunado porque “hay gente que está muy mal”.
El afectado es el presidente de la asociación COVID Persistente en Canarias: “Hay muchos canarios acogidos a este colectivo, donde les damos asesoramiento”.
Elena Jauregui, por su parte, siente cansancio y sintomatología neurológica, como la falta de concentración e incluso problemas para expresarse. La mujer es actualmente asintomática, pero estuvo bastante tiempo ingresada cuando fue positivo en coronavirus. Elena admite que lo está pasando fatal porque si hace algún esfuerzo “estoy tirada todo el día porque estoy muy cansada”.
Su familia, que reside en la Península, “está al margen”. “Saben que tengo COVID persistente, pero no les doy toda la información sobre la patología. Aquí me desenvuelvo como puedo. Hay días en que me levanto muy bien y rindo, pero otros ni siquiera puedo levantarme”, sostiene.
Ambos son sanitarios y piden el reconocimiento de esta enfermedad que aún es tan desconocida. Asimismo, solicitan amparo al ministro de Seguridad Social para evitar su incorporación al trabajo tras un año de baja laboral, tal y como denuncian que les obliga a hacer a día de hoy el instituto nacional.