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La primera casa del árbol de Tenerife ya es una realidad

Situada en el norte de la Isla, Can Lía es el nombre que recibe la singular vivienda en honor a la hija de uno de los dueños, que nació de forma prematura mientras era construida
La primera casa del árbol de Tenerife ya es una realidad. | DA

Una casa en un árbol -un pino, en este caso- nunca fue la idea inicial de Adrián Borges que, por aquel entonces, ni él ni nadie imaginaba que un virus trastocaría nuestras vidas. En su finca denominada Montefrío, que se sitúa en los altos del municipio tinerfeño de La Guancha, se estaba valorando el establecimiento de un parque forestal con un tirachinas humano incluido.

No obstante, el desafío de un sinfín de trámites legales fue desgastando poco a poco el proyecto hasta transformarse en un posible entorno idílico en Tenerife para la celebración de bodas, cuyo sector se encontraba en pleno auge. Propuestas que se fraguaron durante el preludio de la pandemia de COVID-19 y que, evidentemente, quedaron en agua de borrajas cuando el Gobierno central decretó el confinamiento de la población con el objetivo de combatir el contagio masivo.

“Con el tiempo decidimos apostar por una casa en un árbol”, ha declarado a este periódico el tinerfeño que, junto a su socio francés, hizo realidad su sueño. Según explica, el sistema de agarre del propio inmueble al pino canario se ha llevado a cabo mediante “ramas artificiales” que, con un innovador sistema, consigue que el árbol asocie el elemento y cicatrice sin provocar daños.

El nombre que recibe la curiosa vivienda vacacional, Can Lía, no fue precisamente casualidad: “Lía es el nombre de mi hija y el día que comenzamos a fabricar la casa, mi mujer se puso de parto con tan solo 7 meses de embarazo; la pequeña se merecía la ovación”.

La casa del árbol, que “terminamos prácticamente el otro día”, ya está disponible para su alquiler. Se sitúa a 7 metros del suelo y se accede a la misma mediante una rampa de madera. Además, está “totalmente preparada” con luz y agua y, a pesar de que el proyecto está despegando en estos momentos, Adrián ya piensa en otra vivienda de altura. “Queremos construir otra en la misma zona, pero con una elevación mayor”, indica. Aunque de momento, Can Lía, que ha suscitado el interés de numerosos isleños, ya es una realidad.

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