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Trabajadores pobres en Canarias: sin solvencia ni margen para imprevistos

Un tinerfeño que cobre el sueldo medio del Archipiélago -unos 1.400 euros al mes- apenas puede hacerle frente al encarecimiento de la vivienda, los alimentos básicos y el combustible
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La Real Academia Española define al pobre como “necesitado, que no tiene lo necesario para vivir”. Término que para muchos alude exclusivamente al llamado sintecho, a la persona sin hogar que deambula por las calles amparándose en recovecos. Esta cara de la pobreza, quizá la más despiadada, es una realidad de la que cualquiera puede ser consciente en los grandes municipios de las Islas, pero no la única. Existe otra más silenciosa y sigilosa que abarca un porcentaje considerable de la población canaria.

Precisamente el informe presentado la semana pasada por Cáritas y la Fundación Foessa, denominado Evolución de la cohesión social y consecuencias de la COVID-19 en Canarias, exponía que algo más de 630.000 isleños se encuentran en situación de exclusión social. Y es que, tras el paso de la pandemia de coronavirus, la precariedad laboral se ha triplicado en el Archipiélago, alcanzando a casi 130.000 hogares que dependen económicamente de una sola persona que, además, sufre inestabilidad laboral grave. Es decir, que en el último año ha tenido más de tres meses de desempleo o más de tres contratos en diferentes empresas.

A este respecto, Canarias sigue estando lejos del salario medio nacional, que se fija en casi 1.750 euros mensuales, manteniéndose como la comunidad con el sueldo más bajo al situarse en poco más de 1.400 euros al mes, según datos difundidos recientemente por Adecco. A pesar de las ligeras mejoras salariales del último año, después de la caída del 2020 a causa de la crisis sanitaria y los ERTE, Canarias, junto con Castilla-La Mancha y La Rioja, son las comunidades con los empleados más insatisfechos.

Un panorama agravado por la tendencia alcista de los precios que experimenta una incesante subida, impulsada ahora por la ofensiva militar rusa sobre Ucrania desde el pasado 24 de febrero. Al encarecimiento de las principales energías, como la electricidad y el combustible, se suman los costes de los alimentos que suelen conforman la cesta de la compra (harina, aceite o leche, entre otros). En definitiva, el bolsillo del canario se reciente, y explicamos con datos e importes el porqué.

Sube el coste de la vida

Los gastos fijos y variables a los que debe hacer frente cualquier trabajador están, en numerosas ocasiones, por encima de sus posibilidades. En referencia a los primeros, se encuentra la vivienda. Según el portal inmobiliaria Idealista, en la provincia de Santa Cruz de Tenerife el precio del metro cuadrado en febrero de 2022 fue de 9,4 euros en el alquiler, lo que supone un 3,4 por ciento más que en el mismo periodo del año anterior. En cuanto a la venta de inmuebles, el precio del metro cuadrado fue de 1.955 euros.

El precio de la gasolina continúa alcanzando máximos históricos tras el conflicto bélico en Ucrania. El Gobierno de Canarias ha hecho públicos los números registrados el mes pasado, en concreto el 28 de febrero, coincidiendo con el inicio de la guerra. La gasolina sin plomo 95 alcanzó 1,24 euros el litro; la gasolina sin plomo 98, 1,36 euros el litro; y el gasóleo -o diésel-, 1,18 euros el litro en la provincia tinerfeña, siendo las islas de El Hierro y La Gomera las más afectadas.

El coste de la luz pulverizó todos sus récords en nuestro país el pasado 8 de marzo, cuando el megavatio hora llegó a los 544,98 euros. Aunque desde entonces la curva se doblega, el gasto sigue siendo bastante elevado para el hogar.

Asimismo, los productos básicos de la cesta de la compra se encarecen mientras surge el miedo al desabastecimiento por parte de la población, que ya hace acopio de alimentos. En este sentido, el paro de transportistas y la solidaridad de los españoles con el país ucraniano han disparado las compras de alimentación en supermercados en la décima semana del año, según los datos analizados por la consultora NielsenIQ, que cifra el aumento en Canarias en un 25 por ciento.

El bolsillo canario

Estudiar la dificultad a la que planta cara un sector de la población en el Archipiélago, grosso modo, una cuarta parte de los canarios, conlleva un ejercicio práctico. Suponiendo que una santacrucera, que cobre una nómina de 1.450 euros, resida sola en un piso de alquiler de 65 metros cuadrados ubicados en el distrito Salud-La Salle, abonaría una mensualidad de unos 624 euros -sin incluir agua y luz-, ya que el precio del metro cuadrado en la zona son 9,6 euros, tal y como lo estipula Idealista.

Además, desempeña su labor en el sur de la Isla, en el término municipal de Granadilla de Abona, por lo que deberá recorrer a diario una distancia aproximada de 120 kilómetros, lo que suponen 2.400 kilómetros al mes. Calculando que un vehículo de gama media y a una velocidad constante gasta 0,083 litros por kilómetro, la mujer en cuestión pagaría casi 250 euros al mes por gasolina sin plomo 95.

De su salario, apenas quedarían 600 euros -576 para ser exactos- para sufragar la cesta de la compra y otras facturas, como agua, luz o compañía telefónica. Obviamente, ahorrar en estas circunstancias resulta utópico y el margen para imprevistos en la economía -reparación del coche o sustitución de electrodomésticos- se convierte en toda una odisea. ¿Y aún hay quien cuestiona si existen trabajadores pobres en Canarias?

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