Más de medio centenar de personas de diferentes nacionalidades fueron desalojadas hoy de un asentamiento ilegal en el Camino de la Virgen, en el Barranco del Agua (Adeje). Efectivos de la Guardia Civil y la Policía Local se personaron de forma preventiva en el lugar desde primera hora de la mañana, aunque no se registraron incidentes.
Este martes se completó la primera fase de la operación y se espera que a lo largo de la jornada de mañana abandonen la zona, próxima a varios complejos hoteleros, las últimas 40 personas que quedan hoy. Entre los evacuados no hay menores, según confirmaron varias fuentes consultadas por este periódico.
Cáritas, que desplazó al lugar a varios técnicos, advirtió sobre la situación de una treintena de personas sin hogar, a las que la ONG realiza un seguimiento desde hace dos años en algunos casos. Preocupa el estado de ocho de ellas, con problemas de salud, cuatro de las cuales superan los 60 años.
“Pedirle que cojan sus cosas y se vayan con su casa a cuestas a otro lugar es muy complicado”, manifestó a este periódico José Antonio Díez, coordinador del proyecto Unidades Móviles de Atención en Calle de Cáritas, en permanente contacto con los técnicos desplazados al Barranco del Agua.
Desde Cáritas no se cuestiona que se actúe sobre un espacio público -“las administraciones están en su derecho”, asegura-, pero lamenta que no se ofrezca una alternativa alojativa a estas personas, “por lo que el problema continuará y lo único que cambia es que se mueve de sitio”.
Se da por seguro que los desalojados se asentarán en otros espacios del municipio o incluso de otros puntos del sur de la Isla, como ha ocurrido en episodios anteriores. De hecho, algunos de los afectados ya habían sido evacuados hace casi dos años de la zona de La Caleta.
Informe sobre la situación en el Barranco del Agua
Desde que tuvo conocimiento de las notificaciones del Ayuntamiento de Adeje para el desalojo del espacio, la ONG de la iglesia católica remitió un “informe de situación” al Consistorio que, finalmente, no pudo detener la acción de las palas mecánicas sobre el asentamiento, formado en su mayor parte por cuevas, autoconstrucciones de madera y casetas de campaña.
“Había personas que no sabían qué hacer ni a dónde dirigirse, llevaban la frustración reflejada en su caras y pedían asesoramiento”, señaló Díez, que reconoció que entre los afectados “hay de todo”, entre ellos, personas que han optado por establecerse en el barranco como “opción de vida”, en contacto con la naturaleza, a diferencia de los casos más graves: los de quienes no cuentan con un techo bajo el que cobijarse.
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