Mayra tenía asumido que no iba a poder tener hijos. Tanto, que nunca supuso una frustración para ella a pesar de que siempre ha querido ser madre. Nació hace 29 años con el síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser (MRKH), un defecto congénito en el aparato reproductor femenino que provoca que las mujeres no tengan útero ni trompas de falopio. No obstante, un proyecto de investigación que se inició hace cinco años en el Hospital Clínic de Barcelona, liderado por los doctores Francisco Carmona y Antonio Alcaráz, le ha dado la posibilidad a esta joven de Tenerife de someterse a un trasplante de útero, el segundo que se realiza en toda España. “Ahora que tengo esta oportunidad, vamos a intentarlo y que sea lo que Dios quiera”, asegura, ilusionada, a DIARIO DE AVISOS.
Tener una pareja estable fue uno de los motivos que le animaron a intentarlo y ambos se pusieron a investigar las posibilidades que tenían para ser padres, dando tiempo después con este proyecto de investigación. El proceso se inicia “con muchas pruebas psicológicas, resonancias, analíticas, etcétera”, indica. Para que se hagan una idea, es como una escalera que tienes que subir peldaño a peldaño. “En el momento en que uno falle, no puedes seguir adelante, por eso tienes que estar bien segura de lo que estás haciendo; en cualquier momento te pueden decir que no se puede continuar”, aclara. De hecho, aún no se ha conseguido un embarazo viable de la paciente receptora del primer trasplante, que se realizó hace un año y medio aproximadamente.
La intervención quirúrgica de Mayra tuvo lugar el pasado 4 de abril, previa autorización judicial, y fue posible gracias a la donación del útero de su madre, que está muy ilusionada con la posibilidad de volver a ser abuela. Tal y como detalla el Clínic de Barcelona en una nota, las mujeres candidatas a participar en este proyecto deben estar emparentadas por lazos familiares de primer o segundo grado, cumplir los requisitos de compatibilidad inmunológica, que la donante ya haya cumplido su deseo gestacional y que las dos personas estén sanas para que la operación no represente un riesgo para ellas y para que la receptora tolere bien el tratamiento inmunosupresor.
Una cirugía larga y complicada
“Estamos hablando probablemente del trasplante más complejo que se emprende, solamente equiparable a trasplantes de cara”, explica el doctor Antonio Alcaraz. Y es que el útero “es un órgano anatómicamente muy complejo” con “una red de venas pequeñas y frágiles en lugar de venas visibles bien establecidas como pasa con otros órganos. La visualización de este órgano se multiplica por 20 cuando hay embarazo, pero está muy poco vascularizado cuando no lo hay”, indica el Clínic.
“Hay momentos muy críticos de la cirugía tanto en la fase de extracción como en la del implante, y parte de la complejidad viene por ahí, son muchas horas que tienes que estar muy concentrado”, añade Alcaraz.
Por su parte, el doctor Francisco Carmona apunta que “es una maratón donde hay puertos de primera categoría que tienes que ir pasando y hasta el final no se acaba. Yo destacaría como el pico más difícil casi al final de la cirugía de la donante, cuando el útero está solo unido por las arterias y venas que vamos a conservar. En ese momento es tremendamente fácil cometer un error, hacer un movimiento brusco que lesione la vascularización y que perdamos el órgano”.
Mayra siempre fue consciente de que todo el proceso podía detenerse en cualquiera de las fases, incluso durante la intervención, sobre todo si la donante, su madre, corría algún riesgo. “La primera que entró a quirófano fue ella. Los médicos nos dejaron muy claro que su seguridad era lo más importante en ese momento y que si había algún riesgo se cancelaba la operación”. La intervención, que duró unas 18 horas, fue un éxito y Mayra ya puede presumir de ser la primera mujer de Canarias que se ha sometido a un trasplante de útero.
Dos meses después de la cirugía, la joven de Tenerife tuvo su primera menstruación. “Todos los días que me miro la cicatriz doy gracias a Dios por esta oportunidad. Ya solo el hecho de tener la regla después de 29 años es una ganancia”, confiesa al otro lado del teléfono. Asimismo, se espera que a finales de este año se le pueda implantar el primer embrión, pues la finalidad del proyecto no es solo el trasplante del útero, sino poder ser madre, tal y como sostiene Mayra. Ella lo tiene claro: “Si puedo tener dos hijos, quiero dos”.
100 trasplantes en todo el mundo
Actualmente, en todo el mundo se han realizado aproximadamente 100 trasplantes y su viabilidad está alrededor del 80%, según los datos proporcionados por el Hospital Clínic de Barcelona. Ya han nacido 30 niños hasta la fecha. “En general, se espera unos 6 meses después de la operación para hacer la transferencia de un embrión y las mujeres se suelen quedar embarazadas entre la cuarta y la quinta transferencia. Con este tipo de trasplante, existe un 40% de recién nacidos sanos viables, mientras que con la fecundación in vitro estándar, la tasa de recién nacidos viables por pareja que inicia el proceso no llega al 20%”.
Las mujeres con síndrome de Morris o síndrome de Rokitansky que estén interesadas en obtener más información sobre el trasplante de útero como una oportunidad para conseguir la maternidad, puede ponerse en contacto con el Hospital Clínic de Barcelona a través del correo uterotrasplante@gmail.com, facilitando su nombre y número de teléfono.