Tere González, el valor de los calados

Por Juanra Álvarez Pérez. Teresa González García, más conocida por Tere “la hija de Nati y la del calado”, nació un martes 4 de noviembre de 1947 en una humilde casa de San Juan de la Rambla. Hija única, de padre carpintero y madre ama de casa, empezó a interesarse por el mundo de los calados con apenas 10 años. Un día normal que salía del colegio, le llamó la atención unas señoras mayores que trabajaban con sus bastidores en el exterior de una casa antigua y Tere quedó impactada por los trabajos de calado de aquellas artesanas y se retó a si misma aseverando: ¡esto lo saco yo!

Su historia de vida ya la pone en valor en etapa de preadolescencia, cuando después de pasar por la escuela pública y la Academia San Alberto Magno, comenzó a aprender el arte del calado de forma muy personal e intuitiva a través de la observación directa sin más orientación que su propia actitud vocacional y autodidacta.

Con 16 años cumplidos pudo acceder a una formación privada a través de la Sección Femenina en La Laguna, donde obtuvo la titulación de Instructora Elemental de Educación Física e inició otros estudios de Ciencias Políticas que no llegó a concluir.
A los 22 años se aventuró en un proyecto matrimonial que duró 17 años, del cual nacieron ocho hijos, cuatro varones y cuatro mujeres. Mientras tanto, los bastidores y el calado le acompañaban en cada experiencia que la vida le brindaba.

Con tantos hijos a mantener y con la lejanía de su ex marido el día a día no le fue fácil. Según declaraciones de Tere, gracias a la ayuda de su madre, procedente de familia humilde y natural de La Guancha, pudo sacarlos adelante y darle estudios. En este transcurso, Tere se levantaba a las cinco de la mañana para ir a trabajar a hoteles del Sur como camarera de piso para sostener la economía familiar hasta que su madre enfermó.

Muchas noches se quedaba sin cenar para que al día siguiente a sus hijos no les faltara de nada. Como dice ella: “a mis hijos no les puse ropa de lujo, pero nunca les faltó de comer. Iban a la escuela limpitos y comidos”. Una mujer familiar, cercana y amable que es apreciada por todos los que la conocen. En su época adulta se especializó en Calado basto y marcado canario “de toda la vida” por el Cabildo de Tenerife, donde recorrió las principales ferias de artesanía de la Isla con un rotundo éxito, principalmente, por la calidad de sus trabajos y esas características que le vienen de fábrica como son la creatividad, la innovación, la pasión y el arte que imprime a sus productos.

Entre sus piezas nos podemos encontrar: trajes de mago canarios, colchas, trajes de bautizo, juegos de cuna, blusas, delantales, relojes de pared, adornos de navidad, cortinas, manteles, pendientes, servilletas, fundas para móviles, trajes para las fallas de Valencia, pañuelos típicos de Cataluña y marcadores de libros.

En los 60 años que Tere lleva calando, reconoce haber hecho trabajos y encargos a muchas personas en los que incluye a reconocidos políticos, técnicos de diversas administraciones.

Ramblera universal

Uno de sus principales valores lo percibo en su parte humana, en las habilidades sociales que atesora y en el popular liderazgo comunitario que la convierte en una mujer admirada por cualquier persona al margen de la condición social y cultural que les etiquete.

Tere González García es una ramblera universal, mujer atemporal y aventurera, que a día de hoy ofrece unos talleres de calado en el Club de la Mayores del pueblo, que pinta y recibe clases de pintura en el mismo espacio, que viaja cuando le surge la oportunidad, que acoge a los amigos y conocidos en su casa de una manera extraordinaria junto a su hija Pili y que tiene una ejemplar ilusión por la vida.

Eso sí, sus calados son un símbolo de inmensa calidad y prestigio para San Juan de la Rambla, para Tenerife en particular y para las islas Canarias en general.