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Estefanía de Mónaco y Mario Oliver: ocho días de amor y desamor en Tenerife

El empresario francés, asesinado la semana pasada en República Dominicana, visitó la Isla con la princesa monegasca hace 35 años, cuando eran novios, un viaje que movilizó a periodistas de toda Europa y que deparó varios incidentes
Estefanía de Mónaco y Mario Oliver: ocho días de amor y desamor en Tenerife
Estefanía de Mónaco y Mario Oliver durante su etapa de novios en 1987, año en el que visitaron Tenerife. En el recuadro, una imagen reciente del empresario. DA

El asesinato de Mario Oliver Jutard, de 71 años, tras sufrir un atraco en su mansión de Samaná (República Dominicana) el pasado 2 de noviembre, ha ocupado destacados titulares en la prensa europea. El empresario francés, cuyo cuerpo apareció amordazado, con golpes en la cabeza y señales de estrangulamiento, saltó a la fama en los años ochenta por su mediático romance con la princesa Estefanía de Mónaco, una relación que, en su máxima efervescencia, colocó a Tenerife en el epicentro informativo del papel cuché, muy pendiente de las andanzas de la hija menor de Rainiero y Gracia de Mónaco, un filón por su tendencia a romper el guion de lo políticamente correcto.

Apenas 15 días después de que la revista Interviú publicara que la pareja había contraído matrimonio en las Islas Mauricio, extremo que desmentiría el manager de la princesa, Ivez Roze, ambos aterrizaron en Tenerife en la primera semana de febrero de 1987, meses después de que iniciaran su relación tras conocerse en una discoteca que regentaba Oliver en Los Ángeles, ciudad en la que era un referente empresarial de la vida nocturna. 

A punto de cumplir 22 años, 15 menos que Mario Oliver, Estefanía despuntaba entonces en el mundo de la música y aceptó la invitación cursada por el empresario Jean Marie Goeders (respaldado por un grupo de promotores y hoteleros interesados en promocionar como destino turístico Playa de Las Américas, entre ellos su fundador, Santiago Puig) para grabar en la Isla el videoclip de su próximo lanzamiento musical, una canción titulada Live your life (Vive tu vida).

Una veintena de televisiones, radios y periódicos les recibieron en el aeropuerto, donde ella esbozó su primera sonrisa al recibir un ramo de sterlitzias del CIT del Sur. Se alojaron durante ocho días en un lujoso ático de 500 metros cuadrados de la urbanización Rebeca, en Playa de Las Américas, y frecuentaban el restaurante del complejo Las Águilas del Teide, propiedad de Goeders, atendido por personal desplazado desde Francia para la ocasión.

Estefanía de Mónaco y Mario Oliver:  ocho días de amor y desamor en Tenerife
La princesa y su pareja aterrizaron en la isla en medio de una gran expectación y entre rumores de una posible boda secreta

Por fuera, agentes de la Guardia Civil reforzaban la seguridad privada encargada de proteger de los paparazzi la intimidad de la pareja, que entraba y salía de su ático a través del garaje. El inicio del rodaje del videoclip, previsto en el hotel Vulcano a las 24 horas de llegar a la Isla, se tuvo que aplazar porque ese día no lució el sol, por lo que la princesa se limitó a ensayar en los jardines del chalet de Goeders. Posteriormente disfrutó con su pareja y los acompañantes de su primera noche de copas en el pub La Gaviota.

La grabación comenzó al día siguiente en los alrededores de las Águilas del Teide, lugar en el que apareció frente a las cámaras conduciendo un todoterreno bajo un sol espléndido. El rodaje continuó en el hotel Vulcano, donde le esperaba un gentío de seguidores y curiosos que la recibieron con aplausos. Estefanía, con pantalones cortos y blusa, descansó, entre toma y toma, en la habitación número 170.

Al término de la actuación, mostró su sentido del humor, al rociar con un spray rojo la barba de uno de los miembros de la productora audiovisual. Mario, en cambio, llegó tarde y se le vio durante la grabación junto al escenario, sin relacionarse con nadie, como si quisiera pasar desapercibido.

Estefanía de Mónaco y Mario Oliver: ocho días de amor y desamor en Tenerife
Estefanía grabó el videoclip de su canción ‘vive tu vida’, que contó con la participación de varios grupos del carnaval chicharrero

Las siguientes secuencias del videoclip contaron con la participación de una representación del Carnaval chicharrero, con las comparsas Los Tamanacos y Danzarines Canarios, la agrupación musical Los Gavilanes y hasta el Charlot de Tenerife, Pedro Gómez Cuenca. El rodaje se completó en el Teide, aunque el equipo de filmación, compuesto por una treintena de personas, no pudo realizar su trabajo donde pretendía, el Valle Ucanca, al estar prohibida la incursión de vehículos en este espacio protegido.

“Este sitio es impresionante”, exclamó Estefanía, que lucía vaqueros, camiseta y chaqueta azul, pero el cambio de escenario a otro punto del parque (de nada sirvieron las gestiones de última hora para advertir de que el videoclip se vería “en todo el mundo”), unido al cerco, cada vez más estrecho, de los paparazzis, no le sentaron bien a la princesa cantante, a la que, según las crónicas periodísticas de entonces, se le vio llorar a los pies del Teide. Su enfado le llevó a amagar con devolver la llave de oro entregada, el día antes, por los empresarios del Sur.

Mario Oliver volvió a llegar tarde y se presentó, de nuevo, con un cierto aire de indiferencia acompañado por el fotógrafo Philippe Bonaldi. Con fama de mujeriego, el empresario galo tuvo tiempo en la semana larga de estancia en Tenerife de enfadarse y reconciliarse con su pareja después de protagonizar algunos incidentes, entre ellos un alboroto en la discoteca Prismas de Las Verónicas. 

Estefanía de Mónaco y Mario Oliver: ocho días de amor y desamor en Tenerife
La grabación en el Teide no se pudo realizar en el Valle de Ucanca, sino en otras zonas del parque, lo que no sentó bien a la menor de los Grimaldi

Ese altercado, que provocó un distanciamiento con Estefanía, fue la causa de su ausencia, al día siguiente, en su fiesta de cumpleaños. La princesa sopló las 22 velas en el restaurante Costa Brava, regentado por Fermín Puig desde 1978, año de su apertura, donde los 70 comensales degustaron un exquisito menú compuesto por terrina de hígado de pato trufado, fricassé de langosta al curry y el “plato de los amantes del chocolate”. La menor de los hermanos Grimaldi “se chupó los dedos”, según relataron varios invitados a la cena.

No faltó el champán francés Dom Perignon para brindar, ni el canto del Cumpleaños feliz por parte de la tuna de Medicina de la Universidad de La Laguna, coreado por todos los presentes, entre ellos el presidente del Gobierno de Canarias, Jerónimo Saavedra; el presidente del Cabildo, José Segura, y el alcalde de Arona, Manuel Barrios. La fiesta, a la que la princesa monegasca había recomendado acudir sin corbata, se prolongó en el pub La Tortuga hasta altas horas de la madrugada.

Además del incidente en la discoteca, se produjo otro sonado altercado que encontró amplio eco en los medios de comunicación, cuando dos reporteros gráficos de agencias de noticias fueron sorprendidos mientras realizaban su trabajo desde el muro de un chalet contiguo al de Goeders. Sus objetivos apuntaban a la piscina, donde la pareja tomaba el sol y ella practicaba top-less. El amigo fotógrafo de Oliver, encargado de recopilar el material para vender la exclusiva del viaje, no se anduvo con miramientos y la emprendió a golpes con los fotoperiodistas.

Mario Oliver entró de nuevo en acción y le arrebató la cámara a uno de ellos. El incidente acabó con la mediación de Goeders, que pacificó los ánimos y devolvió la cámara a su propietario a cambio del supuesto carrete de la discordia. El incidente sacaba a relucir la tensión que reinó entre los informadores y el séquito del que se rodeaba Estefanía y su amante desde que aterrizaron en la Isla.

Las aguas volvieron a su cauce en los últimos días de estancia en el Sur. La reconciliación entre el excéntrico empresario y la princesa fue corroborada por esta en una entrevista concedida en exclusiva a DIARIO DE AVISOS en la que le confesó a Javier Zerolo que “con Mario todo es perfecto, somos felices juntos y espero que nos mantengamos así por mucho tiempo; los dos nos queremos”. Tras mostrar su deseo de casarse y tener hijos, “aunque no es el momento”, también aprovechó la ocasión para expresar su gratitud por el trato recibido en Tenerife: “Me lo he pasado muy bien y agradezco a la gente de esta isla que haya hecho posible la realización de este vídeo. Surgieron algunos inconvenientes, pero los problemas siempre hay que olvidarlos. La gente es bella en Tenerife y pienso volver, no sé cuándo, pero seguro que volveré”.

Algunos medios de comunicación publicaron que la visita costó 35 millones de pesetas, pero los promotores de la misma lo desmintieron y aseguraron que los únicos gastos fueron los ocasionados por su estancia, “inferiores a los 10 millones”, más los cinco del rodaje del videoclip. Nadie puso en duda la proyección exterior de la visita.

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