La Delegación de Estudiantes de Fisioterapia de la Universidad de La Laguna (Defull) denunció a DIARIO DE AVISOS “la vejación constante” que sufre el alumnado y el profesorado por parte de la Facultad de Ciencias de la Salud. Esta situación no es nueva, al poner de manifiesto el curso pasado el hacinamiento de aforos de las aulas, a lo que se suma este curso la “expropiación de dos salas donde realizaban la parte práctica” de algunas asignaturas.
Por tanto, ante la “nefasta gestión y discriminación” solicitan la dimisión del equipo decanal de la facultad. “No es aceptable el constante y duradero trato vejatorio y discriminatorio al que se ha venido sometiendo al Grado en estos últimos 10 años”, indican.
El alumnado recibe sus clases entre la Escuela Universitaria de Enfermería y Fisioterapia y la Facultad de Medicina. Los representantes de los alumnos han trasladado repetidamente las “pésimas condiciones” en las cuales se imparte la docencia y se forman los futuros profesionales.
En dichas instalaciones, “no se cuida ni se asegura”, según dicen, que cubran el aforo requerido por el número de alumnos. En el curso pasado se hacinaron 66 personas en una clase con un aforo para 45, lo que impidió que muchos alumnos pudiesen asistir a las clases, al no disponer de sillas o mesas suficientes.
La alternativa fue asignar dos salas de demostraciones como aulas, pero no adaptadas a las necesidades formativas: sin WiFi (para acceder al aula virtual donde se realizan tareas, ejercicios, etc.), sin aire acondicionado ni enchufes. También hay excesivo ruido en algunas dependencias.
Pérdida de dos salas
El Grado en Fisioterapia ha sufrido este curso la perdida de dos salas, donde los alumnos realizaban la parte práctica de varias asignaturas, y donde la Facultad ha instalado dos grandes equipos y aparatos para procedimientos relacionados con la Medicina. “Una acción unilateral” que no fue propuesta en la Junta de Facultad de Ciencias de la Salud ni aprobada en el conjunto de la Facultad.
Ante la falta de espacio, la alternativa ofrecida el 15 de diciembre es una “zona sin uso docente, mal adaptada y nada adaptable”, que no soporta el aforo necesario para que el alumnado pueda recibir las prácticas formativas ni intimidad.
“Nos han privado de dos salas en las que se instalaban 14 camillas, dos estanterías y butacas suficientes, junto a mesas y ordenadores. Ahora, el material informático no cabe y las camillas están apiladas, unas junto a otras, sin espacio para subirse o bajarse de ellas lateralmente. Imposible acceder profesor y alumnado a la vez”, denuncian.