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La Palma se despide de las papas locas de ‘Goyo’

El popular local de comida rápida cierra sus puertas tras más de dos décadas, periodo en el que, cuenta al DIARIO la familia que lo regentó, los ‘hijos’ pasaron a ser nietos y bisnietos
papas locas de Goyo
El equipo de ‘Goyo’, en el que su familia jugó un papel fundamental | CEDIDA

Hay personas que, por su constancia, por estar ahí siempre, marcan a varias generaciones. Ocurre con algunos cantantes, celebrities y deportistas, pero también con otras personas más humildes, que, en ocasiones sin quererlo, acaban formando parte de nuestro día a día. Es el caso de Juan Gregorio Simón Jerónimo, más conocido como Goyo, quien a pesar de no tener ninguna de las profesiones ya mencionadas, se ha hecho un hueco en el corazón de los habitantes del Valle de Aridane.

El pasado 21 de diciembre cerraba sus puertas el popular local de comida rápida que regentaba en el complejo Millenium de Los Llanos. Un lugar conocido por, entre otros platos, sus papas locas, algo que no pasó inadvertido entre los internautas, que decidieron, a instancias de la hija de Goyo, Amy, recordar momentos y vivencias junto al patriarca del negocio.

“Muchos recuerdos de la infancia, mis primeros perritos calientes. ¡Y a día de hoy mis preferidos!”, decía uno de los usuarios de la red social Facebook. Otro, ante la petición de compartir fotografías que tuvieran en el local, ponía el acento en el particular carácter de Goyo: “Yo no tengo fotos, pero el mejor homenaje que puede recibir [él] es cada conversación en la sala de juegos. Aprendizaje constante. ¡Vaya tío más grande!”.

papas locas de Goyo
Gregorio, en su antiguo local de la avenida Doctor Fleming | CEDIDA

En declaraciones a DIARIO DE AVISOS, su familia recuerda que los inicios de la leyenda hostelera fueron frente a los antiguos cines: “Allá por los años 80, y después de dar muchos tumbos en la vida, Goyo llegó a la avenida Doctor Fleming y allí arrendó la sala de juegos Tihuya”. En dichas instalaciones comenzó a ganarse su clientela, sobre todo personas jóvenes que iban a las máquinas recreativas “y a comerse un perrito caliente, un vikingo o una hamburguesa”. Aunque, aparte de llenar el estómago, también se llevaban algo más: “Lo mismo les caía un rapapolvo que un consejo; ellos lo llamaban papá Goyo”.

“Pasaron 20 años y sus chicos se hicieron mayores, e incluso fueron padres”, explican sus allegados, que relatan la buena acogida que tuvo en su nueva ubicación de Los Llanos: “Allí siguió su rutina diaria, de la misma manera que lo había hecho antes”. No obstante, quienes acudían ya no solo era aquella generación a la que Goyo había marcado su juventud; eran sus hijos y nietos. “Esta es la historia de una vida de trabajo. A día de hoy no se sabe por qué se le quiere tanto, porque solo hacía lo que, como persona decente y corriente, debe hacer”, admiten.

papas locas de Goyo

Ahora, más de dos décadas después de abrir sus puertas, tocó cerrarlas “por causas ajenas a él”. Un momento amargo, pero gracias al cual pudo hacerse una idea de cuánto lo valoraban sus clientes y amigos, como quedó patente en el acto de reconocimiento que le organizaron a modo de despedida, con actuación musical de Los Tres de Caña incluida. “Se montó un rato especial, hubieron risas, canciones, llantos, y, sobre todo, emociones profundas al ver cómo se quiere a Goyo, quien les da las gracias de todo corazón y amenaza con volver”, concluyeron.

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