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El camping de Mesa del Mar resurge del olvido

El Plan Especial de Protección de la Costa de Acentejo propone tres alternativas para rescatar estas instalaciones abandonadas
Las instalaciones se encuentran en una superficie de 5.400 metros cuadrados de propiedad municipal y presentan un estado de abandono, con graffitis y roturas de cristales y cerramientos. Sergio Méndez
Las instalaciones se encuentran en una superficie de 5.400 metros cuadrados de propiedad municipal y presentan un estado de abandono, con graffitis y roturas de cristales y cerramientos. Sergio Méndez

Demolerlo y devolver los terrenos al Gobierno central, limitarse a un establecimiento de hostelería, o recuperar el camping con el mismo uso de origen, con casetas, zonas para acampar, baños, barbacoa, bar y cafetería, restauración de muros y escaleras, y revegetación en algunas zonas para hacer las estancias más agradables.

Son las tres alternativas que propone el Plan Especial del Paisaje Protegido de Costa Acentejo para rescatar del abandono el camping de Mesa del Mar, en Tacoronte, cerrado hace más de una década. Todas parten del trabajo conjunto del Cabildo con el Ayuntamiento, la sociedad civil y el área insular de Gestión del Medio Natural.

El documento, publicado el 27 de diciembre en el Boletín Oficial de Canarias (BOC), se encuentra en información pública hasta final de mes.

Se trata de una especie de diagnóstico con propuestas para ordenar la zona, que se somete a la consideración pública de las administraciones afectadas, y a partir de sus valoraciones y las de la ciudadanía, se elegirá una en concreto o el resultado de una combinación de varias para ser aprobada. Otro trámite que contará con un periodo de información pública de 45 días.

Las instalaciones se encuentran en las proximidades de la playa de La Arena, uno de los núcleos más atractivos e importantes para el uso y disfrute recreativo de la Costa de Acentejo, “porque si se hace una valoración morfológica y geográfica del paisaje protegido del lugar, la casi la totalidad -entre un 60% y un 70%- es escarpado y esta es una de las zonas más accesibles”, explica el director insular de Patrimonio, Emilio Fariña.

El solar que albergaba el antiguo camping y el restaurante asociado al mismo tiene una superficie de 5.400 metros cuadrados y es propiedad municipal. Años atrás contaba con seis cabañas de madera, cada una con una capacidad para tres personas, y también disponía de un área destinada a la acampada con una capacidad máxima para unas 25 tiendas de campaña. Además, había zona de baños y vestuarios, barbacoa y zona de juego de bolos. Su gestión y explotación se llevó a cabo mediante concesión.

Su acceso se realiza a través del paseo marítimo, ejecutado por la Dirección General de Costas, que da servicio a la playa y se encuentra en buen estado de conservación, aunque las laderas están parcialmente malladas como consecuencia de los desprendimientos ocurridos que obligaron a cerrar el camping y la playa en septiembre de 2014.

Una vez recuperado el acceso, el concesionario “inició un litigio contra el Ayuntamiento que luego se convirtió en una reclamación patrimonial y no terminó con los mejores resultados”, recuerda el alcalde, José Daniel Díaz.

Desde entonces, las instalaciones se encuentran abandonadas, llenas de graffitis tanto por dentro como por fuera, con roturas de cristales y cerramientos, y daños en la estructura y un entorno, descuidado y lleno de maleza, a excepción de un drago que encaja a la perfección con el paisaje.

Este abandono no solo conduce a un progresivo deterioro sino que genera un impacto visual y ambiental del paisaje de esta zona costera que con el plan se pretende evitar.

El camping es propiedad municipal y en este sentido el Ayuntamiento tiene mucho que decir. La intención del Gobierno municipal es recuperarlo para el uso y disfrute de los ciudadanos con otro formato, “más coherente que el que se montó en su momento con las casetas de madera, más responsable con el espacio natural protegido, que permita dar servicio a la gran afluencia de turistas que tiene el municipio en la actualidad con el alojamiento vacacional y “disfrutar de una de las mejores puestas de sol de la Isla”, apunta Díaz.

Inversión

Optar por la tercera opción supondría reordenar lo que ya existe y por lo tanto, no requeriría una gran inversión. El objetivo es sacarlo a concesión de explotación con obra pública, de manera que la empresa que lo explote deberá ejecutar primero la intervención que plantee el Ayuntamiento, una inversión que amortizará los años posteriores de la concesión.

Los principales condicionantes a la hora de plantear cualquiera de las propuestas de ordenación se derivan de los riesgos por movimientos de ladera. En el primer tramo, que comprende desde el túnel que da acceso a la zona hasta el mirador de la Playa de La Arena, ya se han adoptado las medidas de contención. Sin embargo, en el segundo, entre este último punto y el acceso al camping, se requiere “llevar a cabo un estudio orientado a un posible recrecido del actual murete de protección y de la selección de las áreas del talud a recubrir”.

Así, el desarrollo de las dos últimas alternativas requiere el estudio y diseño de un murete de protección de los bancales superiores o cualquier otra solución técnica que mitigue el riesgo.

Finca Domínguez y ‘El Castillete’

Sacar del abandono el camping de Mesa del Mar no es la única actuación destacada que se prevé en Tacoronte en el marco del citado documento. La otra concierne a parte de la Finca Domínguez perteneció a la familia del pintor surrealista Óscar Domínguez y fue en origen destinada al cultivo de la platanera. Dentro de la propiedad existe una construcción conocida como el castillo Guayonje o ‘El Castillete’ que era la residencia vacacional de la familia.

Aunque el inmueble es un claro reflejo de la historia reciente del municipio, no se encuentra incluido en ningún instrumento de protección en materia de patrimonio cultural y también presenta un estado de abandono. Si bien la torre aparentemente está bien conservada, la estancia más expuesta al acantilado está derrumbada.

La propiedad es privada y han existido varios intentos de adquisición por parte del Ayuntamiento y otras administraciones públicas con el objetivo de rehabilitar el castillo. En este caso, las sugerencias que se incluyen parten del supuesto que los terrenos los adquiere el Consistorio dado, además, que en el Plan General de Ordenación (PGO) de 2009 que decayó, había una sesión de ese suelo vinculado a un plan parcial sobre la zona superior al ser de los mismos propietarios. “Estimamos que en algún momento esa operación se dará, incluso fuera del PGO, porque el suelo está destinado a ser un plan parcial”, sostiene el alcalde.

En este caso, son dos las opciones que se proponen son dos: rehabilitar El Castillete y mantener el uso agrícola mediante la puesta en marcha de un proyecto de huertos urbanos y actividades de educación ambiental; o ponerlo en valor, igual que la propia finca como recurso cultural y recreativo, donde se puedan organizar exposiciones e intercambios artístico culturales, talleres al aire libre y zonas de miradores e, incluso, un bar-cafetería.

No obstante, José Daniel Díaz no descarta otras actividades como las vinculadas al ciclo del agua, ya que hay varias galerías en la zona y un manantial que permite el riego de la finca.

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