Joroperos se alzó en la noche de ayer con el primer premio de interpretación en el Concurso de Comparsas de Santa Cruz, hecho que coincide con su vuelta al certamen tras dos años de parón por la COVID-19 y con su 50 aniversario. El segundo recayó en Cariocas, el tercero fue para Tropicana y el accésit para Río Orinoco, que obtuvo por primera vez en su historia un premio en el apartado de interpretación, grabando aún más su nombre en esta modalidad.
En el apartado de presentación los ganadores fueron Rumberos -pese a los problemas que tuvieron para poder presentarlo en la noche de hoy-, el segundo recayó en Joroperos. El tercero y el accésit fueron para Cariocas y Tabajaras, respectivamente. Joroperos recibió también el reconocimiento por parte de Fiestas de su 50 aniversario, mientras que el premio El Chamo, que otorga la comparsa Río Orinoco fue para Roji Monzón, de Rumberos.
Media hora más tarde de lo previsto, a las 20:30 horas, debido a un inconveniente con la fantasía de Rumberos, la comparsa que abría el Concurso de Comparsas de Santa Cruz, comenzó el espectáculo con Tropicana Infantil, telonera habitual. Con un recinto a tres cuartos de su capacidad pese a que todas las entradas estaban vendidas, tal y como había anunciado Fiestas, comenzaron a sonar las primeras melodías y el baile se hizo protagonista con la actuación de la segunda telonera de la noche, Joroperos infantil, un proyecto que existió años atrás y que ahora han recuperado debido al 50 aniversario de la comparsa, demostrando que este concurso no solo tiene historia, sino también futuro.
Con un público entregado a las coloridas fantasías y las alegres canciones de las comparsas y tras la actuación de Valleiros en homenaje a Isauro Rivero, su fundador y presidente recientemente fallecido, subieron finalmente al escenario las comparsas participantes para hacer vibrar el recinto con sus 15 minutos de actuación, ya que recuperaron 5 minutos de espectáculo respecto al año pasado, cuando se bajó el tiempo de concurso por las consecuencias de la COVID-19.
Río Orinoco (1988)
La formación lagunera que encabeza Daniel Baute tanto en la presidencia como en la dirección coreográfica y el diseño, subió al escenario con fuerza a defender la primera posición, que no esperaban, con el mayor de los ánimos. Desde los primeros acordes se hizo notar el gran trabajo que este equipo ha hecho por superarse a sí mismo y convertirse en una comparsa de referencia.
Con una propuesta musical perfectamente ejecutada por su coro, aunque algo distinta a la que el público de este concurso está acostumbrado, cánones bien ejecutados, coordinación y orden escénica firmaron una gran actuación que el público valoró con un gran aplauso. Su fantasía, sin poder ser calificable como espectacular, destacó por su colorido y por la forma en la que brilló sobre el escenario.
Tropicana (1994)
Los de Candelaria arrancaron su actuación con la elegancia que su fantasía, de Sedormir Rodríguez de la Sierra, les otorga con tonos rosa pastel y pedrería plateada. Con algunos fallos de sonido en su inicio que tapó la espectacular coreografía de su cuerpo de baile, se presentaron en esta edición con el aval de haber conseguido el tercer premio de Ritmo y Armonía en 2022.
Los ritmos tradicionales como la samba o el merengue acompañaron a esta formación en gran parte de su actuación, aunque el público también pudo disfrutar de momentos en los que sonaron temas pop de Beyoncé u otros como Holding Out for a Hero de Bonnie Tyler con arreglos que le dieron un toque más latino. Finalizaron su actuación con una batucada, lo que levantó una gran ovación. Sin duda esta formación sigue superándose cada año a sí misma perfeccionando su estilo y presencia, aunque los parones entre temas hicieron que el público no conectase tanto con su actuación.
Joroperos (1972)
La comparsa lagunera por excelencia volvió al concurso cumpliendo 50 años tras dos años de parón por la COVID, siendo la única que no participó en la edición de 2022, por lo que había gran expectación. Siendo una de las comparsas más laureadas, los de Fernando Hernández demostraron que el parón les sirvió para coger más fuerza.
Redoble de tambores y comenzó el cabaret con el que conmemoraron sus bodas de oro. Con efectos visuales en el inicio de su repertorio cautivaron a un público que no pudo quitar ojo de su fantasía de Borja Abreu. Llegó el turno entonces de Don´t go yet, una propuesta actual y arriesgada que defendieron con éxito para pasar al tema Fever, que sirvió de telonera para todo un festival de ritmos latinos que encadenaron con ritmos más urbanos. La fuerza de los laguneros, la exquisita puesta en escena, los cánones, el frenético baile y la utilización del escenario los catapultó, una vez más, a lo más alto.
Cariocas (1969)
I will Survive fue el tema que le eligieron los de Valleseco para empezar su actuación con la fuerza que les caracteriza. Con un peculiar diseño del archiconocido Juan Carlos Armas se presentaron como flagrantes ganadores de la edición del 2022 demostrando que estaban dispuestos a revalidar el título pese a salir detrás de Joroperos, sus eternos rivales.
Cariocas es sinónimo de maratón, y es que desde que suena el primer golpe de percusión hasta el último no dejan un respiro y van encadenando pasos con fuerza. Lo que entendemos por comparsa es Cariocas y lo que entendemos por Cariocas es comparsa: ritmo, potencia, sincronización y espectáculo incluso en sus cambios. No bajaron el ritmo en sus 15 minutos de canción y sorprendieron al público por su perfecta ejecución, tanto en coro como en cuerpo de baile.
Tabajaras (1983)
Les tocó la difícil tesitura de actuar detrás de Joroperos y Cariocas, dos de las comparsas que han marcado el rumbo del concurso la última década. Pese a la evidente merma de componentes respecto al resto, los de Celso Hernández se presentaron caracterizados de arlequines con un diseño de Dailos Rodríguez dispuestos a hacer disfrutar al público.
Con temas habituales en este concurso intentaron defender su papel utilizando cintas de gimnasia rítmica con bailes alegres, una composición escénica planteada para intentar hacer lucir su espectáculo, un grupo compacto, un buen coro y un disfraz variado y colorido.
Danzarines Canarios (1971)
Los de Luis Hernández subieron al escenario con el objetivo principal de mantener vivo este nombre histórico de esta modalidad carnavalera que tantos éxitos ha cosechado a lo largo de su trayectoria. El colorido tocado de su fantasía, obra de Isidro Castellano, jugó un gran papel en el inicio de su actuación, apoyando la fantástica introducción que hicieron.
Salsa y merengue fueron los ritmos predominantes en sus 15 minutos de concurso, que destacaron por la armonía del cuerpo de baile y la parranda. Con una notable mejoría respecto a su anterior concurso, una selección musical repleta de temas conocidos y animados y una cuidada estructura en cuanto a sus bailes, devolvieron al concurso su nivel inicial.
Abenaura (2021)
Los de Domingo García llegaron a su segundo concurso con todas las dificultades que conlleva no contar con la contratación al completo y no tener un local en el que ensayar ni almacenar los trajes y los materiales con los que se elaboran. Con su diseño de Vanesa de La Serna comenzaron su actuación con algunos problemas de sonido que deslucieron su presentación en homenaje a West Side Story, que podría haber sorprendido si no hubiese sido por la mala ejecución de su parranda.
La rigidez de los trajes grandes, de la Estatua de la Libertad, restó ritmo a sus bailes, en los que innovaron introduciendo elementos característicos de folklore canario. El cuerpo de baile poco pudo hacer ante la descoordinación de los músicos y el coro, que fueron cruzados durante toda la actuación, no entrando en los cortes. Con Abenaura se demostró que el baile no lo es todo y que contar con un buen trabajo musical detrás es fundamental.
Bahía Bahitiare (2002)
Bajo la dirección en cuanto a coreografía de Carlos Javier Domínguez arrancaron sus 15 minutos de actuación con una propuesta diferente que sorprendió tanto a nivel musical como escénica y que hizo brillar su bonita fantasía de Zara Díaz Mendoza, quien también se encarga de las labores de dirección y presidencia.
Una vez introdujeron al público en su espectáculo dieron paso a temas como Mi gran noche de Raphael o Estrellita del Oriente, que fueron entremezclando con samba, salsas y merengues. Con paso firme y buen ritmo intentaron camuflar algunos fallos de coordinación del cuerpo de baile y los errores vocales del coro, que deslucieron una actuación que fue de menos a más.
Rumberos (1965)
La comparsa decana que fundó Manuel Monzón y que ahora dirigen sus hijos Roji y Juanjo Monzón fue la encargada de cerrar un concurso que debían haber abierto si no hubiese sido por el inconveniente que sufrieron con su fantasía, un homenaje a la Guardia Real Británica. Y así comenzaron sus 15 minutos, simulando un cambio de guardia.
Versionando canciones de intérpretes bretones fueron hilando su espectáculo, en el que se hizo evidente la notable merma de componentes que sufre la formación respecto a la edición anterior, en la que obtuvieron el segundo premio de interpretación. Cuando su tiempo en concurso iba por la mitad se comenzó a vislumbrar una comparsa entre la eterna obertura de gala que ofrecieron. El cambio en la dirección de coreografía se hizo notar.