sociedad

Menstruación y trabajo

“Ya suficiente tenemos que demostrar que nuestro trabajo tiene el mismo valor, como para dejar que la menstruación sea un problema”, me comenta una compañera
Jorge Popolizio @jorge.popolizio

Por Sara González. La incorporación de la mujer al mundo laboral es ya, por fortuna, una realidad consolidada. Sin embargo, aún no hemos adaptado el entorno de trabajo a las necesidades de las mujeres. Una de las grandes asignaturas pendientes es la visualización y normalización de la menstruación.

Lamentablemente, no conozco a ninguna mujer que se sienta cómoda hablando sobre la regla en su trabajo y mucho menos con sus compañeros masculinos. “Ya suficiente tenemos que demostrar que nuestro trabajo tiene el mismo valor, como para dejar que la menstruación sea un problema”, me comenta una compañera.

Tristemente, este tipo de pensamientos connotan el enorme tabú que hay en la sociedad sobre este tema. Asociamos la menstruación con algo débil, sucio e incómodo de hablar, cuando en realidad deberíamos abordarla como un proceso totalmente natural del que podemos aprender y sacarle partido. Pero ¿las empresas están preparadas para tener este tipo de conversaciones? ¿Nos facilitan a las mujeres y a las personas menstruantes a hablar abiertamente sobre esto?

Lo cierto es que no. El mensaje que recibimos de forma indirecta en los puestos de trabajo es que tenemos que actuar como si no pasara nada, haciendo caso omiso a nuestro ciclo e intentando ser cien por cien productivas todos los días, y eso no corresponde con la realidad ni naturaleza de muchas de nosotras.

Cada persona menstruante experimenta su regla de forma totalmente diferente. En mi caso, el primer día de regla es muy doloroso, y necesito medicarme para ser capaz de cumplir con el ritmo de trabajo y las expectativas que hay en mis entregas. Yo tengo la suerte de poder trabajar desde casa, lo que me hace sentir más cómoda para desempeñar mi trabajo, pero soy plenamente consciente de que no es una realidad en todas las empresas, ya que muchas mujeres no tienen la suerte de contar con ello.

En 2018, Thinx, una marca popular de ropa interior menstrual, descubrió que el 42 por ciento de las mujeres experimentaron vergüenza debido a su regla en el trabajo. El 73 por ciento confiesa haber escondido una compresa o un tampón de camino al baño y el 58 por ciento afirma sentirse incómoda en el trabajo cuando están menstruando.

Al realizar una encuesta a las mujeres en la empresa en la que hasta hace poco formé parte, confirmé que los datos obtenidos por Thinx sobre esa vergüenza siguen siendo vigentes actualmente a día de hoy. La inmensa mayoría comentan que no es un tema con el que se sientan cómodas de hablar abiertamente con sus compañeros o jefes, y aunque no quieran ser tratadas de forma diferente o con pena, si les gustaría recibir mayor entendimiento y empatía por parte de su entorno de trabajo. Además, más del 80 por ciento de las encuestadas confirman que la regla influye de alguna forma en su rendimiento, tanto de forma física como psicológicamente. Siendo esta la situación, ¿por qué no empezar a tener en cuenta el ciclo menstrual en la planificación de trabajo? ¿Se llegaría a rendir mucho más y mejor?.

Paloma Alma, fundadora de Cyclo Menstruación Sostenible – tienda de productos menstruales y educación menstrual- defiende firmemente que el conocimiento de nuestro ciclo puede ayudar a las personas menstruantes a rendir mejor, intentando adaptar a él nuestro horario de trabajo siempre que podamos. Para ello, una de las herramientas que nos ayudan a conocer los entresijos de nuestro ciclo son los diagramas menstruales, donde podemos encontrar patrones de comportamiento y sentimientos comparando las anotaciones que hacemos en los diferentes meses. Dar a conocer esta herramienta en el lugar de trabajo podría ser de gran utilidad.

La realidad es que actualmente no existe una igualdad de género al cien por cien en los espacios de trabajo, y empezar a tener en cuenta el bienestar de los empleados con necesidades tan básicas como es la menstruación, es un gran paso para conseguir una sociedad más justa e igualitaria.

Recientemente, la BBC informó de que Escocia ha aprobado leyes que ofrecen productos menstruales gratuitos con el fin de promover la igualdad y la dignidad, además de combatir la pobreza menstrual que existe en el país. Se trata de una política excepcional que ha sido acogida con un acuerdo rotundo. Un increíble paso adelante que está sirviendo de referencia a otros países, como es el caso de España, donde el Gobierno ha acordado en el mes de septiembre aprobar la rebaja del IVA a los productos

menstruales desde el 10% al 4%.

Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto en los centros de trabajo? Una de las iniciativas que se están llevando a cabo en empresas alrededor del mundo es la incorporación de políticas favorables a la menstruación donde se promueve el trabajo flexible y la baja menstrual para las personas que sufren fuertes dolores durante este periodo. Aunque esto no es posible en todos los casos, y es definitivamente una estrategia a largo plazo que depende de los procedimientos de implementación, es un cambio con gran impacto que hay que investigar.

Una de las iniciativas que se ha ido adoptado en numerosas empresas para romper el estigma y propulsar un espacio de trabajo más igualitario, es el abastecimiento y la clara visibilidad (no hay nada que esconder) de productos menstruales ecológicos en todos los baños, el cual ha tenido un gran impacto positivo en la experiencia de las personas en sus puestos de trabajo. Invertir en productos ecológicos que son buenos para el medioambiente y buenos para nuestra salud, es invertir en la calidad de vida y en el bienestar de nuestros empleados, y eso influye directamente en el rendimiento de la empresa.

Sea cual sea la iniciativa que mejor funcione para ti, sin duda alguna, el mayor paso que podemos dar como sociedad en estos momentos es el empezar a hablar abiertamente sobre menstruación sin vergüenza ni incomodidades.

Tratemoslo como algo totalmente natural hasta que el estigma desaparezca.

Iniciemos la conversación.

TE PUEDE INTERESAR