Los cuatro activistas de Greenpeace que hace 13 días se subieron a un barco que transporta una plataforma petrolífera de Shell en aguas al norte de Canarias para protestar por la perforación de gas y petróleo en el Mar del Norte y a los que se unieron dos más después, han llegado este domingo a su meta.
La organización ha celebrado que los activistas hayan desembarcado hoy en el puerto noruego de Haugesun tras 4.000 kilómetros de travesía sin que la policía haya llevado a cabo ningún arresto, culminando así la que ha supuesto la protesta más larga de Greenpeace Internacional, según ha informado en una nota.
Greenpeace está acusada de “intimidación” por exigir a Shell que deje de perforar y comience a pagar por las pérdidas y daños climáticos, por lo que la petrolífera le exige 120.000 euros por daños y perjuicios.
La reivindicación arrancó el pasado 31 de enero, cuando cuatro activistas se subieron de forma pacífica a un barco contratado por Shell para transportar su plataforma en altamar, al norte de la costa canaria; a ellos se unieron varios días más tarde y a mitad de camino dos escaladores más.
En un último acto de protesta antes de acabarla, los activistas han escalado el mástil de la plataforma, donde han hecho ondear una pancarta con el mensaje “Dejad de perforar”.
Mientras tanto, otros cinco activistas, encabezados por el director ejecutivo de Greenpeace Sudeste Asiático, Yeb Saño, se han acercado a bordo del barco Tanker Tracker, propiedad de la organización medioambiental, para interceptar a su llegada al puerto al buque White Marlin, de 51.000 toneladas y contratado por Shell para transportar la plataforma.
A las 10:30 horas, la plataforma ha sido trasladada al muelle y los activistas han podido descender del mástil y desembarcar después de haber viajado casi 4.000 kilómetros desde donde accedieron al barco por primera vez, al norte de las Islas Canarias.
Los activistas han pedido a Shell -que dos días después del inicio de la protesta anunció beneficios récord de casi 40.000 millones de dólares en 2022- que asuma su responsabilidad en la crisis climática y pague los fondos para pérdidas y daños, para ayudar así a que los países más azotados por los eventos climáticos extremos puedan recuperarse.
“Puede que Shell piense que este es el final de nuestra protesta, pero mi mensaje para el director ejecutivo Wael Sawan es que esto es solo el principio”, ha advertido Saño a la compañía.