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El siglo XVIII vuelve a la vida en Santa Cruz de la mano del Palacio de Carta

La primera planta del histórico inmueble, ya reformada, se abre al público la próxima semana como Punto de Información Turística
El siglo XVIII vuelve a la vida de la mano del Palacio de Carta
El siglo XVIII vuelve a la vida de la mano del Palacio de Carta. DA

La rehabilitación del Palacio de Carta ha sufrido un largo y tortuoso camino desde que comenzara en 2018, con la adjudicación de la redacción del proyecto, hasta la actualidad, ya terminada, pendiente solo de los últimos remates para abrir sus puertas esta misma semana como Punto de Información Turística. Las obras, que comenzaron en 2019, debían haber terminado solo seis meses después, pero el hallazgo de un aljibe en su interior, primero, la pandemia después, y contratiempos varios como la desinsectación de la madera o las peticiones del área insular de Patrimonio, han hecho que este inmueble, el único del siglo XVIII que queda en la ciudad, haya permanecido cerrado y en obras durante casi cuatro años.

El Consistorio ha invertido 1,3 millones en la primera fase de la rehabilitación del que fuera el primer BIC de Santa Cruz, y que ahora se convertirá en el primero de los inmuebles del patrimonio municipal que va a ver terminada su rehabilitación. La familia de Carta dejó de habitar el inmueble en 1853. Ahora, 170 años después de esa marcha, el Palacio de Carta recupera su esencia.

Entre los hitos más importantes de esta ansiada reapertura está la recuperación para el público del segundo patio interior, cuyo acceso está por la calle Bethencourt Afonso (antigua San José), y el patio principal que recupera su esplendor. Además, se unen los dos espacios que conformarán los puntos de información turística que gestionará la Sociedad de Desarrollo.

Para llegar a este punto, antes se tuvo que modificar el proyecto tras hallarse el mencionado aljibe, y que se terminó sellando para poder seguir con la obra. Antes de que se declarara la pandemia, los técnicos se vieron obligados a hacer otro parón para hacer un tratamiento de desinsectación, y también para aumentar las medidas de seguridad contra incendios. Una madera de tea y barbuzano, que se encuentra bien conservada y que compone una de las carpinterías más rica de las que hay ahora mismo en Canarias, por su decorado y sus detalles, explicaba el edil de Obras, Dámaso Arteaga, en una de las visitas. Estas maderas contribuyeron a que el edificio fuera declarado Bien de Interés Cultural en 1947.

Con el parón de la pandemia, y el posterior problema de suministro de materiales que se generó, el tiempo de la obra fue aumentando paulatinamente hasta llegar al último de los tropiezos. El área insular de Patrimonio exigió que la puerta del inmueble debía ajustarse a las características históricas del mismo, una vez que el proyecto implicaba subir el dintel de la puerta, a la altura que estaba originalmente. Con las nuevas dimensiones se encargó la puerta que reproducía a la original. Su fabricación y llegada a la Isla ha sido otro de los retrasos a los que ha tenido que enfrentarse la obra.

Cuando abra sus puertas la próxima semana, los visitantes van a poder disfrutar de un patio principal completamente recuperado, con un segundo patio al que se podrá acceder desde la calle San José. En este segundo patio se localizaban las cámaras de seguridad del banco que, desde 1950 hasta los años 70 ocupó el Palacio de Carta.

En la entrada principal del edificio se ha creado un acceso para personas con movilidad reducida, que será único en España, y que tendrá una escalera retráctil, además de un ascensor.

El estudio de arquitecto FADG fue el adjudicatario de la redacción del proyecto que han ejecutado las empresas Víctor Rodríguez e Hijos y VVO Construcciones. En ese proyecto las premisas desde las que se partían eran seis, tal y como recoge el estudio en su web corporativa.

El primero de los puntos era el de visibilizar el edificio. “Antiguamente el Palacio de Carta, por su altura, era la edificación dominante en el espacio público, pero en la actualidad su presencia, especialmente al acceder desde la Plaza de España, es muy escasa. Por esto, se proponen una serie de elementos de mobiliario público como bancos a ambos lados de la entrada, arbolado de pequeño porte en macetero, o pendón vertical en los límites de la fachada para publicitar las actividades turísticas ofertadas”.

La segunda de las premisas era la de transmitir. “La antigua Plaza de la Pila se encontraba 1,5 metros por encima de la rasante actual, teniendo el acceso al mismo nivel hasta el patio principal (…) Proponemos pues un elemento visual y efímero que dibuje esa línea del nivel antiguo en la fachada”.

Recuperar la fachada era otra de las premisas. “Debido a los cambios de uso del edificio, y de nivel de la plaza, la entrada es el elemento de la fachada que más modificaciones ha sufrido. En la reforma de 1952 se rebajó la altura del dintel de la puerta de entrada para alojar sobre ella la placa de mármol con el nombre de la institución bancaria. De este modo la proporción del hueco de la puerta no guarda relación con el resto de la fachada. Además, se retiró la puerta de madera de pino canario sustituyéndose por una puerta y ventanas en reja de fundición de hierro. Nuestra recomendación es que estos elementos se recuperen a su estado anterior a 1952”.

El cuarto punto era el de adaptar. “En el zaguán de entrada proponemos retirar el mármol rojo de Alicante y el blanco de Carrara, que no guardan relación alguna con la historia de la edificación previa a 1952, así como el escalonado lateral junto a los peldaños, sustituyéndolo por el mismo basalto que encontramos en la fachada”. La accesibilidad se resuelve con la escalera retráctil y el ascensor ya comentado.

El quinto objetivo era recomponer. “En el interior se propone retirar el lucernario y cubierta del patio secundario, así como recuperar el nivel original de este patio, que antiguamente se encontraba por debajo del patio principal. Estos elementos fueron añadidos y alterados respectivamente en la reforma de 1952. Se perdió el patio secundario y también su relación con la fachada de Bethencourt Alfonso, dando completamente la espalda a esta calle. Al recuperar la cota original del patio secundario, esta fachada disfrutará de ventilación y luz natural a través de éste al mismo nivel de la acera, creándose un gran valor añadido en este espacio. Se plantea para esta zona la creación de la cafetería y posibles locales comerciales que justificarían económicamente esta operación”.

El último de los objetivos era, evidentemente, el de acabar. “Para dotar de un nuevo uso al edificio, se seguirán una serie de estrategias en cuanto a elementos a recuperar y elementos a retirar. En las zonas exteriores se propone un pavimento de piedra basáltica, cortada y tratada con técnicas de corte y gravado digital para evidenciar su nueva fecha de implantación. Y por otro, se propone un pavimento de madera en las estancias interiores que recupera el acabado previo a 1952. En cuanto al mobiliario se proponen una serie de elementos muy funcionales que para nada compitan ni resten protagonismo a las piezas de mobiliario original que puedan mantenerse, como pueden ser los armarios y puertas originales, así como el planteamiento de la recuperación de elementos como las Puertas del Oratorio (que actualmente se encuentran en el Museo de Bellas Artes de Santa Cruz), que deberían formar parte del conjunto histórico que intentamos recuperar”.

Todo esto es lo que, la próxima semana, se podrá comprobar, un Palacio de Carta que invitará a formar parte de su historia, con una imagen renovada pero muy respetuosa con su pasado, y que ayudará a entender los cambios no sólo de su propia arquitectura, sino también a contar la de la ciudad como testigo inmueble durante los últimos 275 años.

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